sábado, 27 de octubre de 2012
Musica Espiritual
Remontémonos momentáneamente a la cuna de la civilización occidental, a la cima de la antigua Grecia, para buscar la definición y el origen de la música contemporánea e intentar comprender con mayor exactitud su finalidad.
La música es una forma de expresión artística que el hombre ha desarrollado a lo largo de su historia. De hecho, el arte de antaño se consideraba un concepto unitario que englobaba la música, la danza y la poesía, bajo la inspiración de las musas, las diosas protectoras de las artes.
Excavando en el pasado, percibimos que la música es mucho más antigua que esa época de dominación cultural griega. Una mirada antropológica nos muestra que, en realidad, sus comienzos se encuentran en las propias manifestaciones del sonido que el hombre desarrolló en su proceso evolutivo.
La palabra “arte” tiene su origen etimológico en el latín “ars”, que significa técnica o habilidad en algo. Es la manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginario con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
Ese concepto unitario original del arte ha evolucionando con el tiempo y hoy en día se toma a cada elemento de ese terceto como una rama separada del mismo. Así, la música, la danza y la poesía son consideradas en la contemporaneidad de nuestros días expresiones diferentes del arte, como pueden ser de igual modo la pintura, la escritura y la fotografía.
Todas esas expresiones poseen funciones muy variadas, adquiriendo, de acuerdo a su exteriorización artística, componentes sociológicos, lúdicos, pedagógicos, mercantiles, ornamentales, morales, entre muchos otros, estimulando las instancias correspondientes de la conciencia.
Siendo una combinación coherente de sonidos y silencios que utiliza los principios fundamentales del ritmo, la melodía y la armonía, la música causa invariablemente un estímulo emocional al receptor mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos.
No obstante, el concepto actual de música sigue siendo para muchos objeto de debate y permanece indefinido en su amplitud, porque esa definición varía con el tiempo y con la evolución de la cultura humana. La música es cambiante como las personas y sus avances evolutivos, de acuerdo a sus percepciones de lo espiritual.
Una destacable característica de la música comúnmente aceptada, es que desconoce totalmente las fronteras, acercando y sensibilizando a los hombres de todos los pueblos, porque la música hace parte de la esencia misma del Espíritu.
El compositor francés Claude-Achille Debussy, autor de Claire de Lune, una de las figuras más prominentes de la música impresionista, dijo que la música empieza donde las palabras son incapaces de expresar, la música está escrita para contar lo indecible.
Los grandes compositores contemporáneos, siguen sin osar circunscribir la definición de música dentro de los límites de los conceptos humanos, simplemente consideran la música una sinfonía de lo bello, un sentimiento excelso e incluso algunos la clasifican como un homenaje al concierto divino.
En realidad, algunos se atreven a considerar la música como una armonía de carácter genuinamente espiritual, cuya aplicación transcendental aporta un estado de equilibrio, tranquilidad y amor al ser que la escucha, tratándola como un arte divino. En la Naturaleza, ¿dónde no hay ritmos, tonos y sonidos?
En la cuestión 251 del Libro de los Espíritus, se explica que la música tiene infinitos encantos para los Espíritus, debido a que sus cualidades sensitivas se hallan muy desarrolladas. La música celestial es lo más bello y delicado que la imaginación espiritual puede concebir. ¿No es eso extraordinario?
De ese tema se ha ocupado el ilustre codificador Allan Kardec cuando, en la Sociedad Parisina de Estudio Espíritas, el Espíritu de Gioachino Antonio Rossini se manifestó mediúmnicamente, afirmando que la música es del mundo de los Espíritus y que en la Tierra no hay comparación para ella.
¿Cómo es la música, pues, en el mundo espiritual?
Las entidades que dominan la técnica musical en el mundo de los Espíritus, nos afirma Rossini, la producen por la acción directa en el Fluido Cósmico, que es el fluido que llena todo lo aparentemente vacío, todo el Universo, cuyas vibraciones sublimadas penetran el ser fundiéndose con él, tal como una oración, donde la gloria de Dios es enaltecida y tiene la capacidad de llevar a aquellos virtuosos que la producen al éxtasis al concebirla. Esos acordes magistralmente orquestados resuenan en ese Fluido Cósmico de manera inigualable, de tal forma que ningún instrumento humano será capaz de aproximarse a reproducirlo en la Tierra.
Rossini compara, sin embargo, la música a un puente, donde por un lado está el compositor y por el otro está el oyente.
La armonía que resulta de los acordes, las notas y los tiempos musicales tiene entonces el papel de transportar los sentimientos del que la compone, con la intención de transmitir las sensaciones y emociones del compositor hacia el oyente. Al crearse una canción siempre llevará impresa en ella el sello particular del que la compone y el oyente conscientemente o no absorberá ese contenido en ella proyectado. La producción musical invariablemente reflejará el sentimiento de que el corazón está repleto.
De acuerdo con Rossini, siendo la música una especie de puente de unión, si ésta es de calidad, con intención de agradar y aportar armonía, equivale a una donación de amor dirigida al que la escucha. Este tipo de melodía eleva el nivel de sintonía, llevando al oyente a aspirar a nuevas sensaciones.
Por otro lado, la música vulgar satura al oyente con sus notas y su letra, favoreciendo la inestabilidad y la irritabilidad. Puede inducir al oyente a un estado de desequilibrio y nerviosismo, porque escuchar una melodía es entrar en sintonía con ella, es asimilar lo que se oye, puesto que el oyente no mantiene un actitud meramente pasiva.
Abundando en esta idea, los estudios realizados por el científico japonés Masaru Emoto en los años 90 demostraron que el agua, expuesta a variados tipos de música tales como música clásica, cánticos budistas tibetanos, cantos rituales kawachi de Japón y heavy metal, modifica su estructura molecular de diferentes modos. Mientras la música clásica induce una estructura regular, uniforme y bella, nos encontramos que la música heavy metal da como resultado una estructura deforme y oscura.
Rossini resalta también la importancia de la música Espírita, como herramienta o instrumento de elevación del Espíritu, puesto que genera sentimientos más nobles en la Humanidad. La música armónica como efecto terapéutico es un punto de despegue para el alma, transmitiendo un refugio de bienestar, un oasis para los sentimientos perturbados del hombre, ayudándole a elevar la vibración hacia los temas espirituales. Ya en la Tierra la música es recomendada por innumerables fuentes literarias, que consideran la música ambiental muchas veces de un orden metafísico, ofreciendo al oyente descanso, paz y armonía como receta de bienestar y confort del alma.
Si en la Tierra se pueden utilizar subterfugios y adornos para llegar a componer una “buena” música, en el plano espiritual eso no funciona así. La música espiritual es transmitida directamente de alma a alma, sin el auxilio de instrumentos que la limitan en su expresividad y exteriorización y transluce con exactitud el sentimiento y la emoción del compositor. Puede haber, sin embargo, en esferas más cercanas a la Tierra instrumentos musicales, como apreciamos en el libro y película Nuestro Hogar.
En el capítulo 10 del libro “Acción y reacción”, podemos observar cómo dos Espíritus vengativos son llevados a la presencia de un pianista encarnado que es instruido a ejecutar la 6ª Sinfonía de Beethoven “La Pastoral”. Al oír la suave melodía, ellos se sensibilizaron cambiando de patrón vibratorio...
Encontramos una de las explicaciones de Kardec con referencia al lenguaje de los Espíritus en el capítulo XIX, segunda parte del Libro de los Médiums. En el ítem 22, nos explica, que los Espíritus se comunican por el pensamiento. Esos pensamientos pueden ser exteriorizados por intuición a través de la poesía, del dibujo o de la música, entre otras formas, dependiendo únicamente de la aptitud del médium o de la del espíritu comunicante.
Existen muchas personas creativas que son en realidad médiums inspirados por Espíritus más elevados. Los Espíritus se sirven de los médiums que les ofrezcan mayores facilidades para la realización de su cometido y que sean mejores intermediarios de sus inspiraciones.
Podemos apreciar un ejemplo de eso, en los apuntes del día 8 de abril de 1859, de la Sociedad Parisina de Estudios Espíritas cuando el médium Sr. Brion Dorgeval, recibió un fragmento de una sonata, dictada por el espíritu del compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart. La música fue interpretada por la señorita de Davans, una ex alumna de Chopin. Ambos compositores fueron evocados por Allan Kardec, en cuyo diálogo respondieron cuestiones que comprobaron su identidad.
Como medio de control de la veracidad de esa comunicación mediúmnica, el Sr. Brion Dorgeval, sin desvelar el nombre del autor de ese fragmento, llevó al análisis de varios artistas, siendo identificado el estilo tan propio y particular de Mozart por innúmeros artistas y conocedores de música, incluso reconociendo la superioridad de la composición hecha por el espíritu del compositor, después de su desencarnación. (Revue Espirite-Journal d’Etudes Psichologiques, publicado bajo la dirección de Allan Kardec, mayo 1859 - année II, música del Más Allá, página 123.)
Ese fragmento de sonata publicado en la Revista Espírita, así como copias de otros trescientos títulos espíritas, llegaron a España para la divulgación del Espiritismo entre el pueblo español. Fueron confiscados y quemados a las diez y media de la mañana del día 9 de octubre de 1861 en la explanada de la Ciudadela de Barcelona en el barrio de La Ribera, en el conocido como Auto de Fe de Barcelona, ordenado por el obispo de la ciudad. (Allan Kardec, El Educador y el Codificador, Volumen II, página 186.)
Pero se ha encontrado otro ejemplar de ese fragmento de sonata hace 8 años, en 2004, en una biblioteca de la ciudad de Londres. Restaurado con la ayuda de un software de edición de partículas, el ingeniero Alexandre Zaghetto ha recuperado la composición, que pertenece ahora a la Federación Espírita Brasileña. En el VI Congreso Mundial que tuvo lugar en Valencia en 2010, Enrique Eliseo Baldovino interpretó al piano dicho fragmento en la ceremonia inaugural del mismo.
De acuerdo, pues, con el progreso del Espíritu, que conforma las individualidades y las sociedades, la música también va evolucionando, sintonizando cada vez más con las bellezas inmateriales y con sentidos más depurados para apreciar lo virtuoso, permitiendo que ella nos acerque a Dios, tal es el préstamo y la importancia de la música a la Humanidad. Evaluar nuestros gustos musicales, es algo que se hace necesario, pues el flujo sonoro que recibimos puede cumplir o bien con funciones y finalidades positivas tales como entretenimiento, comunicación, ambientación y armonías emotivas; o bien negativas como puede ser el desequilibrio, la intoxicación mental o la alteración de ánimo.
Citamos como ejemplo cercano de hermoso concierto, el espectáculo de la Naturaleza. El canto de los pájaros en un atardecer, el trueno retumbante en la tormenta, el sonido agradable del agua corriendo por un río, incluso el benéfico y estimado silencio, como expresiones celestes de música, como una verdadera sinfonía para el Espíritu, siendo en ese caso Dios el compositor mayor y excelso del Universo.
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