domingo, 22 de febrero de 2009
El Matrimonio en el Mas Allá
1-¿El matrimonio es planificado en el Mas Allá?
Generalmente la unión matrimonial implica una armonización que no sólo involucra a la pareja, sino también a los Espíritus que reencarnarán como hijos. Obviamente, es preciso planificar.
2- ¿Lo hacen los propios interesados?
Eso sería lo ideal, ya que tendemos a encarar con mayor seriedad los compromisos que asumimos por iniciativa propia. Sin embargo, no siempre los Espíritus que reencarnan tienen suficiente madurez y discernimiento para ello. La planificación queda por cuenta de mentores espirituales.
3- ¿ Un eventual segundo matrimonio, también obedece a una planificación?
Cuando los compañeros de la vida conyugal se separan de forma irreversible, en virtud de conflictos insuperables, es justo que procuren recomponer su vida afectiva, buscando una nueva experiencia. Si hay seriedad en la intención y no mero ejercicio de promiscuidad sexual, tan frecuente en los días actuales, los mentores espirituales pueden ayudarlos en ese propósito y orientan una nueva unión.
4-Si existe una sucesión de problemas o conflictos ¿habrá siempre nuevas planificaciones?
Los mentores procuran ayudarnos, al mostrar caminos, pero jamás son conniventes con nuestros desatinos. La sucesión de uniones indica la incapacidad de asumir compromisos y de convivir. En estos casos, es natural que se aparten y retiren los escudos de su protección para que los tutelados aprendan con sus propios errores.
5-¿Por tanto lo ideal seria «soportar» al cónyuge para merecer el apoyo de la espiritualidad?
Ese es, tal vez, el mayor equívoco. Las personas «soportan» al cónyuge por amor a los hijos o respeto a la religión, olvidándose de que están juntos para armonizarse, al aprender a convivir fraternalmente. Eso implica el cambiar de pronombre en el verbo de la acción conyugal: de la primera persona del singular, yo poseo, yo quiero, yo hago, hacia la primera del plural: nosotros podemos, nosotros queremos, nosotros hacemos. Cultivar el individualismo en el matrimonio es condenarlo al fracaso.
6-¿Sería eso suficiente para ser felices?
Hay algo más. Las personas esperan que el matrimonio salga bien para que sean felices, sin comprender que es preciso que sean felices para que el casamiento salga bien. Un corazón amargado, un carácter impertinente, una vocación hacia la agresividad, todo eso amarga la existencia y nos hace incapaces de convivir, particularmente en el hogar, donde no existen las máscaras de la sociedad.
7-¿Cómo alcanzarla felicidad con un matrimonio exitoso?
Hay que tener siempre presente que la felicidad no está subordinada a la satisfacción de nuestros deseos ante la Vida, sino al empeño por atender lo que ella espera de nosotros. No se necesita mucho para ello. Basta observar la lección fundamental de Jesús: haced a nuestro semejante el bien que deseamos que él nos haga. Funciona admirablemente cuando se trata de armonizar a las personas, particularmente en el hogar.
(Reunión Mediumnica, Centro Espirita de Brasil, 2007)
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