“los médiums videntes propiamente dichos son muy raros y hay mucho que desconfiar de aquellos que pretenden gozar de esa facultad. Ciertas personas pueden, sin duda, engañarse de buena fe, pero otras pueden también simular esta facultad por amor propio o por interés.”
Más adelante, en el capítulo XVI nos advierte que tal facultad debe ser siempre analizada y que no es útil creer siempre en quienes dicen ver a los Espíritus.
Nos impresiona recordar que hay pocos médiums videntes, que muchas personas se pueden engañar (y engañarnos) de buena fe y nos parece muy interesante profundizarnos un poco más en las palabras del noble Codificador, pues nos encontramos con algunas preguntas cuyas respuestas son muy importante en la seguridad de la tarea mediúmnica:
1) Si hay pocos médiums videntes y no lo tenemos en nuestro equipo mediúmnico, ¿podemos realizar sesiones de desobsesión?
2) Y si lo tenemos, ¿Cómo podremos saber si la videncia es real o imaginaria si no somos médiums videntes?
3) Y si lo somos, ¿Cómo saber si no estamos sugestionados por la videncia o ideoplastía de otro médium o si no somos víctimas de la mistificación?
La primera pregunta, por un sentido común, ya la podemos contestar. Si hay pocos médiums videntes no todos los equipos mediúmnicos podrán tenerlos entre sus miembros, dado que existen equipos de desobsesión que inclusive eligieron no utilizar la facultad de la videncia en sus reuniones y realizan excelentes trabajos.
En “Mediumnidad, todo lo que usted necesita saber”, Richard Simonetti expresa su opinión sobre las videncias en la sesión mediúmnica:
Es algo complicado, considerando que la mayor parte de las videncias son subjetivas. Incluso los que tienen la visión objetiva pueden equivocarse, no es de extrañar, bajo la influencia de Espíritus astutos que los envuelven. Y la interferencia del vidente, en pleno proceso de adoctrinación, puede confundir al adoctrinador. Es preferible que las informaciones de los videntes sean hechas después del final de la reunión, ayudando en la evaluación de las comunicaciones. En cuanto al adoctrinador, sus mejores fuentes de referencia son la intuición, el conocimiento y la práctica.
En “Directrices de Seguridad”, Divaldo Franco nos informa que la videncia revela el mundo espiritual, pero debemos tener cuidado para no transformar su descripción en un informativo de liviandades. Agrega que el vidente puede colaborar con el esclarecedor, hacer observaciones y anotaciones. Sin embargo nos alerta que esa facultad puede ser transitoria y oscilante.
Las demás preguntas nos exigen reflexiones más amplias y profundas sobre los procesos mentales implicados en los fenómenos mediúmnicos para responderlas.
André Luiz nos explica en “Mecanismos de la Mediumnidad” que las ondas mentales están presentes en todos los hechos mediúmnicos, pues en las reuniones doctrinarias o en las experiencias psíquicas, la mente del médium emite oscilaciones personales, las cuales se vinculan a las oscilaciones de la Entidad que se comunica.
La videncia y la audiencia están sometidas a idéntico mecanismo, pues se ejecutan del recinto exterior hacia el campo íntimo y guardan expresiones variadas. El desencarnado actúa sobre los rayos mentales del médium, le transmite cuadros vivos e imágenes a través del uso de los centros autónomos de la visión profunda del médium.
Ante las elucidaciones de André Luiz, podemos concluir que en muchos casos el desencarnado actúa de manera razonada y transmite al médium solamente lo que desea. Si el Espíritu es de naturaleza superior, la transmisión tendrá un objetivo bueno e instructivo. Si el Espíritu es de naturaleza inferior, su intención será confundir y engañar al médium y a quienes les creen.
Podemos notar que en este último caso no hay la mistificación del médium sobre lo que ve o interpreta, sino que él puede ser inducido al error o a al ridículo e influenciar a los demás sin que sea ésta su intención.
Además de esas posibilidades, podemos agregar la interpretación o la captación del médium, que implican el desarrollo y la educación de su facultad y su estado moral.
1) Si sus visiones son muy subjetivas, no logrará captar con fidelidad la transmisión.
2) Si no está suficientemente educado, puede confundirse.
3) Si su estado moral no es adecuado, está más predispuesto a interpretar con más veracidad la transmisión del Espíritu inferior por la sintonía natural y tal transmisión puede desequilibrar el equipo o sugestionarlo de forma negativa. (Sabemos que la mayoría aún no somos moralmente elevados)
A esta problemática, el Espíritu André Luiz le agrega que, además de las ideas de los desencarnados, tenemos los elementos plásticos inherentes de las mentes de los médiums, los cuales pueden influenciar el vidente y atraer compañeros sintonizados a las mismas ondas mentales. Es un problema “cuya solución reclama discernimiento”. Eso porque si un vidente logra captar las ondas mentales de uno de los médiums, el equipo puede concluir que la videncia es correcta por haber sido confirmada por dos de sus miembros, lo que no es cierto.
Esta interferencia puede ser agravada, pues según el citado Autor Espiritual, la Esfera Espiritual Superior sufre enormes dificultades para actuar en beneficio de los encarnados, pues las ideoplastías de las mentes encarnadas pueden conectarse a agentes inferiores. Además, los pensamientos repetidos sobre la mente mediúmnica sin experiencia y con escasos conocimientos teóricos sobre el tema pueden inducirla a tomar ciertas imágenes como si fueran situaciones reales.
Ernesto Bozzano en “Pensamiento y Voluntad”, nos cuenta que “es probable que ciertas apariciones de fantasmas en lugares determinados no sean nada más que formas-pensamiento creadas por la mente de la persona muerta trágicamente en tales sitios.”
Resalta que “en los depósitos de comunicaciones mediúmnicas, desde Allan Kardec a Stainton Moses, se encuentran mensajes de entidades espirituales con alusiones a la posibilidad de formas fantásticas o fantasmagóricas, que solamente son puras formas-pensamiento.”
Entonces ¿Cómo saber si la videncia capta formas-pensamiento o situaciones reales?
No por acaso, Emmanuel nos dice en “Siembra de los Médiums”, que el fenómeno de la clarividencia solicita el discernimiento porque su interpretación está a cargo de procesos mentales y es necesario el estudio para que “la interpretación particular no se dirija hacia los límites de lo ilógico.” No siempre es posible calificar la videncia durante la asistencia en la reunión mediúmnica y es válido recordar la enseñanza de Erasto “es preferible rechazar 10 verdades que aceptar una sola mentira”. En primer lugar está la preocupación por mantener el equilibrio del equipo.
André Luiz en “Los Dominios de la Mediumnidad” explica que la videncia es diferente para cada médium y a través de su relato en esta obra notamos que el uso de la videncia se aplica en el cierre de la reunión y no durante su desarrollo.
Hermínio Miranda en “Diálogos con las Sombras” comenta el tema de manera muy inteligente y adopta la actitud que nos parece más coherente porque utiliza la facultad del medianero sincero sin olvidar las recomendaciones de silencio, recogimiento y discernimiento. Dice que el vidente puede auxiliar al esclarecedor, pero recomienda que sea discreto. Eso porque algún comentario o información puede ofender o desequilibrar los hermanos desencarnados. Además, las descripciones largas y seguidas pueden romper la concentración del grupo y hasta sugestionarlo. Las impresiones más detalladas deben esperar por el momento de la evaluación.
Nuestra conclusión de este estudio es que la facultad de la videncia debe ser usada con mucho criterio durante las reuniones de desobsesión. Si hay duda en cuanto la veracidad de la videncia es preferible que el médium se abstenga de revelarla. Si la videncia es irrelevante en el proceso de esclarecimiento del Espíritu asistido, es mejor que el médium no exponga su visión durante la sesión. Si el médium percibe que su videncia puede desconcentrar el equipo, es recomendable no decirla. Pero si lo que ve puede serle útil al esclarecedor, el médium puede exponerla discreta y objetivamente, sin que los demás miembros del equipo se enteren.
La intuición es la herramienta más segura que la videncia.■
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