viernes, 16 de octubre de 2009

¿Porque celebramos el 25 de Diciembre?


La Biblia no presenta ninguna referencia relativa a la fecha del nacimiento de Jesús Cristo. No es una cuestión de olvido, y mucho menos de ser tratado como un hecho irrelevante. ¡Por el contrario! En realidad los antiguos calendarios romanos eran muy poco confiables, y Roma, a través de Julio César había recién presentado en el año 45 AC, un nuevo modelo, que incluía el mes de Julio, en su propio homenaje. Posteriormente el Emperador Augusto, que le sucedió, incluyó Agosto, también con 31 días, por considerarlo igualmente importante. Por eso hasta hoy Febrero, huérfano en el invierno europeo, tiene menos días que los demás meses del año. Los antiguos calendarios romanos tenían a veces, semanas de quince días y meses de diez días, de acuerdo con el humor del Emperador reinante. Los antiguos, no tenían el privilegio de saber las fechas de nacimiento, casamiento o fallecimiento, pues estas simplemente no estaban disponibles para los menos pudientes. Esos registros sólo fueron tratados de forma sistemática, por la Iglesia Católica, a partir de 1640. No existen registros históricos al respecto de ”Fiestas de Aniversario” en la Antigüedad. No es de suponer que existiesen. Por lo menos nada contribuyó para que así se piense.
Además de eso, el tiempo era tratado de forma cíclica y repetitiva, bajo la perspectiva lunar dirigida más hacia la agricultura, y la pequeña cría de animales domésticos. Bajo ese aspecto, los solsticios de la Primavera y del Invierno, eran reverenciados con cierto grado de importancia.
Los Celtas, descendientes probablemente de los Hititas y que inmigraron del Oriente Medio para el norte de Europa en dos etapas, entre 7.000 y 5.000 AC, trataban el Solsticio del Invierno, el 25 de diciembre, como un momento extremamente importante en sus vidas. El ingreso en el túnel largo y oscuro del invierno, no decía quien regresaría del viaje insólita. Largas noches de frío, por veces con pocos géneros alimenticios y raciones, para sí y para los animales con que convivían en un mismo acomodo, para mantener la temperatura más amena. Al gran banquete de despedida, el día 25 de diciembre, seguían 12 días de fiestas terminando en el día 6 de Enero. Esos rituales paganos recibieron, en el discurrir de los tiempos, otros nombres, en otras sociedades.
En Roma, el Solsticio del Invierno era celebrado, muchos siglos antes del nacimiento de Cristo. Los Romanos le llamaban de Saturnálias (Ferias de Invierno), en homenaje a Saturno, el Dios de la Agricultura, que permitía el descanso de la tierra. en 274, el Emperador (270-275) Aureliano (214-275), proclamó el día 25 de diciembre, como “Dies Natalis Invicti Solis” (El Día del Nacimiento del Sol Invicto). El Sol reinando con su calor en el espacio, muy por encima del frío invierno en la Tierra. El Papa (337-352) Julio I (280-352), decretó en 350, que el nacimiento de Cristo, debería ser conmemorado en el día 25 de Diciembre, pues el calor de su amor eterno, era más importante que cualquier otra forma de protección. San Agustín (354-430), hijo de Santa Mónica, y Obispo en Numídia, en el norte de África, fue el primer gran Teólogo de la Iglesia Católica, y que escribió “Ciudad de Dios” y “Confesiones”, fue el primer sacerdote de la Iglesia Católica en dedicarse al estudio del tiempo, bajo la perspectiva platónica. Sus analogías entre la “Ciudad de Dios” y la “Ciudad de los Hombres”, guiaron el pensamiento de la cristiandad hasta la Edad Media. Santo Tomás de Aquino, apenas lo reorientó, basado en la lógica aristotélica.
No obstante el Calendario Juliano, elaborado bajo la orientación del Cónsul Romano Julio César, tenía el defecto de perder un día a cada 128 años, haciendo el “Año Tropical” desplazarse cada vez más hacia atrás.
Posteriormente el Papa (1572-1585) Gregorio XIII (1502-1585) a través de la Bula Papal, "Inter Gravissimus", las firmadas el 24 de febrero de 1582 presentó un nuevo calendario, con un “Año Tropical”, de 365.2524 días (365 97/400), haciendo con que el error de un día fuese diluido por 3,300 años. La propuesta fue formulada por Aloysius Lilius, un físico napolitano, y aprobada en el Concilio de Trento (1545/1563). El error fue corregido, haciendo que al día 4 de octubre de 1582, sucediese inmediatamente el día 15 de octubre del mismo año.
¡Once días de errores acumulados, desaparecieron del mapa! En esos períodos de tiempo, nadie nació, se casó o falleció en las Penínsulas Itálica e Ibérica, incluyendo ahí las colonias portuguesas y españolas en las Américas. Otros países lo adoptaron posteriormente. Rumania en 1919 y Rusia en 1918, fueron los últimos.
Pero el hecho interesante de esta corrección, es que la distribución del error por el transcurrir del año, hizo que el Solsticio de Invierno, cambiase de fecha, pasando a acontecer, dependiendo del año, entre el día 21 y el día 23 de diciembre. Esta era la razón fundamental para la conmemoración del Nacimiento de Jesús, en el día 25 de Diciembre, la puerta de entrada de la estación del invierno en el Hemisferio Norte.
¡La Navidad continuó a ser conmemorada en el día 25 de Diciembre!
Otros problemas persisten aún sin solución. Inclusive el del año en que vivimos actualmente. Cuando Cristo nació, estábamos bajo el Calendario Juliano, que sólo comenzó a ser seguido fielmente a partir del año 8. Hoy en día, sabemos que hay por lo menos una diferencia de en el mínimo 6 años, en relación al año correcto del nacimiento de Cristo. Antiguamente los años eran contados a partir de la fundación de Roma. Pero la fecha de la fundación de Roma, no es correctamente conocida. La más comúnmente aceptada, es el 21 de Abril del tercer año, de la 6ª Olimpíada, que correspondería a 753 AC, según los cálculos de Varro (116-27 AC). En la era Varroniana, 753 AC es conocido como el año 1 AUC, “Ab Urbe Condita” (Desde la fundación de la ciudad).
Dionisio el Exiguo, que vivió en el 6º siglo DC, procuró establecer una sucesión secuencial de los gobernantes romanos, para fijar el año del nacimiento de Cristo. Cometió no obstante dos grandes errores conocidos;
a. no computó que César Augusto, sobrino-nieto de Julio César, gobernó cuatro años bajo el nombre de “Octaviano”, como parte de un triunvirato.
b. consideró como el año anterior al año 1 DC, el año 1 AC. con esto hay un año más, el “año cero”, dejó de ser incluido en el conteo. ¡Por tanto la Navidad no es conmemorada en el día del Solsticio de Invierno, como se pretendía, ni estamos en el año 2005! Consecuentemente Cristo nació, según se sabe hasta ahora, en el año 6 AC, lo que es una grave incoherencia. Mas lo que importa es que nuestros corazones estén dispuestos a ofrecer Amor. Esta es la verdadera lección que El nos legó.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Los siete principios Hermeticos


"Los principios de la verdad son siete: el que comprende esto perfectamente, posee la clave mágica ante la Cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par".(EL KYBALION)

Los siete principios sobre los que se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:
I. - El principio del Mentalismo
II. - El principio de Correspondencia
III.- El Principio de Vibración
IV. - El Principio de Polaridad
V. - El Principio del Ritmo
VI. - El Principio de Causa y Efecto
VII. - El Principio de Generación.


I. EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO
"El TODO es Mente; el universo es mental". (EL KYBALION).

Este principio encierra la verdad de que "todo es mente". Explica que el TODO, que es la realidad sustancial que se oculta detrás de todas las manifestaciones y apariencias que conocemos bajo los nombres de "universo material", "fenómenos de la vida", "materia", "energía", etc., y en una palabra, todo cuanto es sensible a nuestros sentidos materiales, es espíritu, quien en sí mismo es incognoscible e indefinible, pero que puede ser considerado como una mente infinita, universal y viviente. Explica también que todo el mundo fenomenal o universo es una creación mental del TODO en cuya mente vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Este principio, al establecer la naturaleza mental del universo, explica fácilmente los varios fenómenos mentales y psíquicos que tanto han preocupado la atención del público, y que sin tal explicación no son comprensibles y desafían toda hipótesis científica. La comprensión de este principio hermético de mentalismo habilita al individuo a realizar y conocer la ley que rige el universo mental, aplicándola a su bienestar y desarrollo. El estudiante de la Filosofía Hermética puede emplear conscientemente las grandes leyes mentales, en vez de usarlas por casualidad o ser usado por ellas. Con la clave maestra en su poder, el discípulo puede abrir las puertas del templo del conocimiento mental y psíquico y entrar en el mismo, libre e inteligentemente. Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, de la fuerza y de la materia, y el cómo y el porqué todas estas están subordinadas al dominio de la mente. Uno de los antiguos Maestros escribió largo tiempo ha: "El que comprenda la verdad de que el universo es mental, está muy avanzado en el sendero del adepto". Y estas palabras son tan verdad hoy en día como lo eran cuando fueron escritas. Sin esta clave maestra el adeptado es imposible, y el estudiante que no lo posea, en vano llamará a la puerta del Templo.


II. - EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA
"Como arriba es abajo, como abajo es arriba".(EL KYBALION)

Este principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquísimo axioma hermético se refiere precisamente a esto, y afirma: "Como arriba es abajo, como abajo es arriba", y la comprensión de este principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza. Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible se hace claro a nuestra conciencia. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, mental, material o espiritual del Kosmos: es una ley universal. Los antiguos hermetistas consideraban este principio como uno de los más importantes auxiliares de la mente, por cuyo intermedio se puede descorrer el velo que oculta lo desconocido a nuestra vida. Su aplicación puede desgarrar un tanto el Velo de Isis, de tal manera que nos permita ver, aunque más no sea, algunos de los rasgos de la diosa. De igual manera que el comprender los principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, mientras permanece sentado en su observatorio, así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita al hombre a razonar inteligentemente de lo conocido o lo desconocido; estudiando la mónada se llega a comprender al arcángel.

III. - EL PRINCIPIO DE VIBRACION
"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra". (EL KYBALION)

Este principio encierra la verdad de que todo está en movimiento, de que nada permanece inmóvil, cosas ambas que confirma por su parte la ciencia moderna, y cada nuevo descubrimiento lo verifica y comprueba. Y, a pesar de todo, este principio hermético fue enunciado cientos de años ha por los Maestros del antiguo Egipto. Este principio explica las diferencias entre
las diversas manifestaciones de la materia, de la fuerza, de la mente y aun del mismo espíritu, las que no son sino el resultado de los varios estados vibratorios. Desde el TODO, que es puro espíritu, hasta la más grosera forma de materia, todo está en vibración: cuanto más alta es esta, tanto más elevada es su posición en la escala. La vibración del espíritu es de una intensidad infinita; tanto, que prácticamente puede considerarse como si estuviera en reposo, de igual manera que una rueda que gira rapidísimamente parece que
está sin movimiento. Y en el otro extremo de la escala hay formas de materia densísima, cuya vibración es tan débil que parece también estar en reposo. Entre ambos polos hay millones de millones de grados de intensidad vibratoria. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula hasta el astro y los Universos, todo está en vibración. Y esto es igualmente cierto en lo que respecta a los estados o planos de la energía o fuerza (la que no es más que un determinado estado vibratorio), y a los planos mentales y espirituales. Una perfecta comprensión de este principio habilita al estudiante hermético a controlar sus propias vibraciones mentales, así como las de los demás. Los Maestros también emplean este principio para conquistar los fenómenos naturales. "El que comprenda el principio vibratorio ha alcanzado el cetro del poder", ha dicho uno de los más antiguos escritores.

IV. - EL PRINCIPIO DE LA POLARIDAD
"Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi verdades todas las paradojas pueden reconciliarse".(EL KYBALION)

Este principio encierra la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos, afirmaciones que son de otros tantos axiomas herméticos. Explica y dilucida las antiguas paradojas que han dejado perplejos a tantísimos investigadores, y que literalmente decían: "La tesis y la antítesis son idénticas en naturaleza, difiriendo solo en grado"; "los opuestos son idénticos en realidad, diferenciándose en su gradación"; "los pares de opuestos pueden conciliarse, los extremos se tocan"; "todo es y no es al mismo tiempo", "toda verdad no es sino media verdad"; "toda verdad es media falsa", etc. Este principio explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los "opuestos" no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados de aquella. Mirad un termómetro y tratad de averiguar donde empieza el calor y donde termina el frío. No hay nada que sea calor absoluto en realidad, indicando simplemente ambos términos, frío y calor, diversos grados de la misma cosa, y que ésta se manifiesta en esos opuestos no es más que los polos de eso que se llama Calor, o sea la manifestación del principio de polaridad que nos ocupa. El mismo principio se manifiesta en la "luz" y la "obscuridad", las que, en resumen, no son sino la misma cosa, siendo ocasionada la diferencia por la diversidad de grado entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde termina la obscuridad y dónde empieza la luz? ¿Cuál es la diferencia entre grande y pequeño? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre duro y blando? ¿Cuál entre blanco y negro? ¿Cuál entre alto y bajo? ¿Cuál entre positivo y negativo? El principio de polaridad explica esta paradoja. El mismo principio opera de idéntica manera en el plano mental. Tomemos, por ejemplo, el amor y el odio, dos estados mentales completamente distintos aparentemente, y notaremos que hay muchos grados entre ambos; tantos, que las palabras que nosotros usamos para designarlos, "agradable" y "desagradable", se esfuman una en la otra, hasta tal punto que muchas veces somos incapaces de afirmar si una cosa nos causa placer o disgusto. Todas no son más que gradaciones de una misma cosa, como lo comprenderéis claramente por poco que meditéis sobre ello. Y aun más que esto, es posible cambiar o transmutar las vibraciones de odio por vibraciones de amor, en la propia mente y en la mente de los demás, lo que es considerado como lo más importante por los hermetistas. Muchos de los que leéis estas páginas habréis tenido experiencias en vosotros mismos y en los demás de la rápida e involuntaria transición del amor en odio y recíprocamente. Y ahora comprenderéis la posibilidad de efectuar esto por medio del poder de la voluntad, de acuerdo con las fórmulas herméticas. El "Bien" y el "Mal" no son sino los polos de una misma y sola cosa, y el hermetista comprende y conoce perfectamente el arte de transmutar el mal en el bien aplicando inteligentemente el principio de polaridad. En una palabra, el "arte de polarizar se convierte en una fase de la alquimia mental, conocida y practicada por los antiguos y modernos Maestros herméticos. La perfecta comprensión de este principio capacita para cambiar la propia polaridad, así como la de los demás, si uno se toma el tiempo y estudia lo necesario para dominar este arte.

V. - EL PRINCIPIO DEL RITMO
"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación".(EL KYBALION).

Este principio encierra la verdad de que todo se manifiesta en un determinado movimiento de ida y vuelta; un flujo y reflujo, una oscilación de péndulo entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad, descripto un momento ha. Hay siempre una acción y una reacción, un avance y un retroceso, una ascensión y un descenso. Y esta ley rige para todo; soles, mundos, animales, mente, energía, materia. Esta ley lo mismo se manifiesta en la creación como en la destrucción de los mundos, en el progreso como en la decadencia de las naciones, en la vida, en las cosas todas, y, finalmente, en los estados mentales del hombre, y es con frecuencia a esto último que creen los hermetistas que este principio es el más importante. Los hermetistas han descubierto este principio, encontrándolo de aplicación universal, y han asimismo descubierto ciertos métodos para escapar a sus efectos, mediante el empleo de las fórmulas y métodos apropiados. Emplean para ello la ley mental de neutralización. No pueden anular el principio o impedir que opere, pero han aprendido a eludir sus efectos hasta un cierto grado, grado que depende del dominio que se tenga de dicho principio. Saben como usarlo, en vez de ser usados por él. En este y en otros parecidos métodos consiste la ciencia hermética. El Maestro se polariza a sí mismo en el punto donde desea quedarse, y entonces neutraliza la oscilación rítmica pendular que tendería a arrastrarlo hacia el otro polo. Todos los que han adquirido cierto grado de dominio sobre sí mismos ejecutan esto hasta cierto punto, consciente o inconscientemente, pero el Maestro lo efectúa conscientemente, y por el solo poder de su voluntad alcanza un grado tal de estabilidad y firmeza mental casi imposible de concebir por esa inmensa muchedumbre que va y viene en un continuado movimiento ondulatorio, impulsada por ese principio de ritmo. Este, así como el de la polaridad, ha sido cuidadosamente estudiado por los hermetistas, y los métodos de contrabalancearlos, neutralizarlos y emplearlos, forman una de las partes más importantes de la alquimia mental hermética.

VI. - EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO
"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo a la ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley".)EL KYBALION)

Este principio encierra la verdad de que todo efecto tiene su causa, y toda causa su efecto. Afirma que nada ocurre casualmente y que todo ocurre conforme a la Ley. La suerte es una palabra vana, y si bien existen muchos planos de causas y efectos, dominando los superiores a los inferiores, aun así ninguno escapa totalmente a la Ley. Los hermetistas conocen los medios y los métodos por los cuales se pude ascender más allá del plano ordinario de causas y efectos, hasta cierto grado, y alcanzando mentalmente el plano superior se convierten en causas en vez de efectos. Las muchedumbres se dejan llevar, arrastradas por el medio ambiente que las envuelve o por los deseos y voluntades de los demás, si éstos son superiores a las de ellas. La herencia, las sugestiones y otras múltiples causas externas las empujan como autómatas en el gran escenario de la vida. Pero los Maestros, habiendo alcanzado el plano superior, dominan sus modalidades, sus caracteres, sus cualidades y poderes, así como el medio ambiente que los rodea, convirtiéndose de esta manera en dirigentes, en vez de ser los dirigidos.
Ayudan a las masas y a los individuos a divertirse en el juego de la vida, en vez de ser ellos los jugadores o los autómatas movidos por ajenas voluntades. Utilizan el principio, en vez de ser sus instrumentos. Los Maestros obedecen a la causación de los planos superiores en que se encuentran, pero prestan su colaboración para regular y regir en su propio plano. En lo dicho está condensado un valiosísimo conocimiento hermético: que el que sea capaz de leer entre líneas lo descubra, es nuestro deseo.

VII. - EL PRINCIPIO DE GENERACION
"La generación existe por doquier; todo tiene su principio masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos.".

Este principio encierra la verdad de que la generación se manifiesta en todo, estando siempre en acción los principios masculino y femenino. Esto es verdad, no solamente en el plano físico, sino también en el mental y en el espiritual. En el mundo físico este principio se manifiesta como "sexo", y en los planos superiores toma formas más elevadas, pero el principio subsiste siempre el mismo. Ninguna creación física, mental o espiritual, es posible sin este principio. La comprensión del mismo ilumina muchos de los problemas que tanto han confundido la mente de los hombres. Este principio creador obra siempre en el sentido de "generar", "regenerar" y "crear". Cada ser contiene en sí mismo los dos elementos de este principio. Si deseáis conocer la filosofía de la creación, generación y regeneración mental y espiritual, debéis estudiar este principio hermético, pues él contiene la solución de muchos de los misterios de la vida. Os advertimos que este principio nada tiene que ver con las perniciosas y degradantes teorías, enseñanzas y prácticas, que se anuncian con llamativos títulos, las que no son más que una prostitución del gran principio natural de generación. Tales teorías y prácticas no son más que la resurrección de las antiguas doctrinas fálicas, que solo pueden producir la ruina de la mente, del alma y del cuerpo, y la Filosofía Hermética siempre ha alcanzado su verbo de protesta contra esas licencias y perversiones de los principios naturales. Si lo que deseáis son tales enseñanzas, debéis irlas a buscar a otra parte: el hermetismo nada contiene sobre ellas. Para el puro todas las cosas son puras; para el ruin todas son ruines.

(Extractos de El Kybalion)

La flor de Loto


El loto es el símbolo del desarrollo espiritual, de lo Sagrado y de lo Puro. Los Buddhas en meditación son representados sentados sobre flores de loto y la madurez de la meditación (dhyâna) se simboliza por la flor de loto abierta, cuyo centro y pétalos llevan grabados símbolos de figuras de diferentes Buddhas y Bodhisattvas o de sus atributos, o bien figuras complementarias, según su carácter o sus funciones. Del mismo modo, los centros de consciencia en el cuerpo humano, están representados por flores de loto provistas, según sus funciones, de un número mayor o menor de pétalos y con diversos colores que se corresponden con su particular naturaleza..
El significado original del loto se extrae de la siguiente similitud: así como la flor de loto se abre paso desde el fondo de la oscuridad del estanque, sube a la superficie del agua y se abre después de haberse elevado por encima de su nivel, sin mantener contacto ni con la tierra ni con el agua, a pesar de haber nacido de ellas, así el espíritu, nacido de este mundo, abre sus pétalos, sus cualidades, después de haberse liberado de la corriente burbujeante de las pasiones y de la ignorancia y de haber transformado las fuerzas tenebrosas de las profundidades en la pureza clara del néctar de las flores, la consciencia iluminada (bodhi-citta), la incomparable gema (mani) en la flor de loto (padma).
Del mismo modo el Santo, por su altura espiritual, está por encima del universo. Sus raíces permanecen en las sombrías profundidades del mundo, pero su cabeza se eleva hacia la plenitud de la luz. Abarca los mismo las profundidades que las cimas, la oscuridad como la luz, lo material como lo inmaterial, la limitación de lo individual y lo universal sin límites, la forma y la no-forma, el samsarâ y el nirvâna, todo ello gracias a la síntesis viva de su identidad. Por eso se dice del que está totalmente despierto: « El Iluminado no es prisionero ni del ser ni del no ser, el Santo se escapa a todos los opuestos.» (Nâgârjuna).

"Si el empuje hacia la luz no estuviera ya latente en el germen escondido en la profunda oscuridad de la tierra, el loto jamás tendería hacia la luz..."
(Lama Anagarika Govinda)

Los Diquis, esferas de Costa Rica


Fue durante los años cuarenta, cuando una compañía bananera norteamericana comenzó su explotación en el delta del Diquis, al sur oeste de Costa Rica, cuando al iniciar las labores de limpieza del bosque, preparándolo para el cultivo, se descubrieron unas imponentes piedras rocosas de distintos tamaños y con forma esférica.

LOS TAMAÑOS
Son de tamaño variable. Las más pequeñas tienen sólo unos pocos centímetros de diámetro y las esferas más grandes llegan a tener un diámetro superior a los dos metros, llegando a pesar estas últimas hasta 16 toneladas. Están construidas en piedras de granito Andesita y roca sedimentaria. Se cree que las piedras fueron transportadas por el río, desde muchos kilómetros de distancia, hasta su localización actual, puesto que estos tipos de piedra no se han hallado en la zona del delta del Diquis. Aunque la mayoría de las esferas se encuentran en enclaves arqueológicos precolombinos, no hay forma de saber si fueron realizadas por estos o por alguna otra cultura anterior a esta.

LAS INVESTIGACIONES
Inmediatamente después de su descubrimiento, la arqueóloga Doris Stone, realizó una serie de investigaciones que resultaron vanas al no poder datar la antigüedad de las piedras, con qué herramientas fueron tan perfectamente realizadas y tampoco el origen de estas. Posteriormente, Samuel K. Lothrop, experto en civilizaciones indígenas y arqueólogo, se propuso desvelar el enigma de estas piedras esféricas, pero no pudo formular ninguna teoría concluyente. Más recientemente, grupos de arqueólogos han investigado con métodos más modernos las esferas de Diquis, llegando a la conclusión de que estas se comenzaron a realizar hace unos 3.000 años.

LAS TEORÍAS
Las antiguas leyendas decían, que en su interior se escondían piedras preciosas y oro, siendo esto el final de muchas de las piedras debido a que mucha gente se dedicó a buscarlas y destruirlas, no hallando ningún tesoro en su interior. Las teorías en torno a las esferas de piedra, al igual que otras que giran alrededor de otros antiguos enigmas de los que no se tiene conocimiento de sus orígenes, son muchas y variadas. Algunos arqueólogos piensan que las piedras fueron creadas por la antigua y bélica tribu de los CHIBCHA, utilizando prisioneros de guerra como esclavos para trabajar las piedras, utilizándolas como símbolo de poder entre grupos y que el tamaño de las esferas iba relacionado con el status de cada pueblo. También existe la teoría de la representación astronómica. En dicha hipótesis (divulgada por el investigador Michael O'Reilly) se identifica a las piedras como posibles cartas celestes con una finalidad ceremonial o a modo de calendario orientativo. En 1979 se encontró una de estas piedras en Guayabo de Turrialba (Provincia de Cartago), la cual pudo haber tenido la función de calendario de precisión y que junto al uso de objetos astronómicos de poca magnitud, daba detalles de fechas como los solsticios, el día más largo del año y la duración de la época de lluvias.
Esta teoría se basaba en fundamentos lógicos, fruto de un estudio serio, aunque carecía de contexto. Otra teoría nada convencional, realizada por el antropólogo estonio Iván Zapp en su libro: "La Atlántida en América", afirma que las piedras podían ser originarias de la Atlántida, isla continente desaparecida hace 12.000 años, y aunque las autoridades arqueológicas de Costa Rica no están muy de acuerdo con esta teoría, el International Biographical Centre, mencionó a Zapp, como uno de los científicos más connotados del siglo XX.
Iván Zapp descubrió con la ayuda de Carlos Araya (Comandante de las Líneas Aéreas de Costa Rica) y un atlas, normal al principio y de Mercator (Atlas que tiene en cuenta la curvatura de la Tierra) posteriormente, que las esferas tal y donde estaban situadas cuando se descubrieron, señalaban a distintas direcciones, igual que si fueran mapas a gran escala. Uno de los alineamientos desenterrados por los arqueólogos, mostraba el trayecto en línea recta que conduce hasta la Isla del Coco, después a las islas Galápagos y finalmente hasta la Isla de Pascua. Un segundo grupo de rocas, apuntaban a las islas de Jamaica, Cuba y Bermudas. Mientras que otras estaban orientadas hacia Giza, en Egipto y a Stonehenge en Inglaterra. Confirmando de este modo, que se trataba de rutas hacia otros lugares del planeta. Las teorías más extravagantes, hablan de la posibilidad de que las piedras esféricas fueran realizadas por seres provenientes de otros planetas y estas fueran el legado de su visita. Después de todos estos años, las mismas preguntas que se realizaron en su descubrimiento, siguen vigentes aun.
¿Quien creó estas esferas, Cómo realizaron de forma tan precisa la forma esférica a las piedras,Qué significado tenían.

¿Quienes eran los dogones?


El reciente descubrimiento de que Sirio es, en verdad, un sistema estelar triple, está levantando todo tipo de controversias. Y es que, lo que nuestra astronomía acaba de reconocer, era ya sabido por pueblos antiguos como los egipcios o la tribu de los dogones en Malí. Y lo sabían, al parecer, porque un día descendieron unos "dioses instructores" de ese sistema y se lo contaron. La noticia nos sobrecogió. Dos investigadores franceses, D. Benest y J.L.Duvent, hacían público hace escasas semanas el resultado de sus últimas investigaciones en torno a la estrella, la más brillante del firmamento y ubicada a unos 8,7 años luz de la Tierra.
Según sus conclusiones Sirio es, en verdad, un sistema estelar formado por tres estrellas y no por dos, como desde mediados del siglo pasado asegura nuestra astronomía; y lo pudieron averiguar al estudiar con detenimiento las variaciones en la órbita del sistema de Sirio desde 1862 hasta nuestros días, lo que les llevó a pensar que un tercer cuerpo estelar estaba influyendo en su recorrido. Benest y Duvent dedujeron, además, que la nueva Sirio C es una enana roja, una clase de estrella quinientas veces menos masiva que el Sol y muy poco brillante, para cuyo descubrimiento óptico - que todavía no se ha confirmado - será necesario utilizar los más potentes telescopios en un futuro inmediato. Pero lo que realmente nos sobrecogió de la noticia fue que la conclusión a la que han llegado estos dos investigadores galos recientemente, era ya de sobra conocida por algunos de los pueblos más antiguos de África, como los egipcios y los dogones. Estos últimos, que actualmente viven en la planicie de Bandiagara, en las montañas Hambori de Mali veneran desde tiempos inmemoriales a la estrella Sirio a la que parecen conocer hasta en sus detalles más íntimos.
En 1931 el antropólogo francés Marcel Griaule visitó por primera vez a esta tribu, descubriendo que en sus tradiciones más sagradas y secretas se hablaba de una estrella compañera de Sirio, a la que llamaban Po Tolo, y de la que sabían que tarda cincuenta años en completar una órbita en torno a ésta y que, además, es extraordinariamente densa, lo que es rigurosamente cierto. Por si esto fuera poco, los dogones sabían de la existencia una tercera estrella a la que llaman Emme Ya (y que corresponde a la recién descubierta Sirio C), de la que dicen es "cuatro veces más ligera que Po Tolo aunque que tarda el mismo tiempo que ésta en completar su órbita alrededor de Sirio A. Aquellos conocimientos, que Griaule completó quince años más tarde con otras investigaciones de campo que realizó junto a la etnóloga Cermaine Dieterlen, fueron considerados en principio pura mitología; pero aún con todo, en medios académicos, escépticos como E.C. Krupp, director del Observatorio Criffith de Los Ángeles y uno de los mas reconocidos especialistas mundiales en arqueoastronomía, reconocieron que - además de su conocimiento sobre Sirio - era difícil explicar cómo conocían también los anillos de Saturno o las cuatro lunas galileas de Júpiter, descubiertas por Galileo Galilei siglos después de que los dogones hablasen de ellas, gracias a su primer telescopio.

LOS ORIGENES DEL SABER
Además de los dogones, otros pueblos vecinos como los Bambara, los Bozo de Segu y los Miniaka de Kutiala, comparten desde tiempos inmemoriales idénticos conocimientos sobre Sirio, en torno a cuyo sistema gira buena parte de la vida ritual de estas gentes. Cada cincuenta años, por ejemplo, y cumpliendo estrictamente con el "ciclo u órbita de Sirio B alrededor de Sirio A, estas tribus celebran sus ritos de renovación a los que llaman Fiestas Sigui, en honor a Sigui Tolo que es como conocen a Sirio A. Es entonces cuando elaboran complejas máscaras de madera para celebrar la entrada del nuevo ciclo, que después almacenan en un lugar sagrado y donde los arqueólogos han podido encontrar piezas que datan, al menos, del siglo XV. Ahora bien, ¿de dónde obtuvieron los dogones en ‚ época tan remota sus precisos conocimientos astronómicos? Griaule y Dieterlen prefirieron limitarse a describir aquello que les fue transmitido por los dogon, o jefes de cada pueblo iniciados en el secreto de Sirio, sin hacer una valoración de sus hallazgos. Pero en 1970 Cenevieve Calame-Griaule publicó en un libro que tituló Génesis Negro, algunas de las notas que su padre Marcel no se atrevió a dar a la luz. En ellas se describía como los dogones creían en un dios hacedor del Universo al que llaman Amma, que mandó a nuestro planeta a un dios menor, al que conocen como Nommo, para que sembrara la vida aquí. Nommo descendió a la Tierra y trajo semillas de plantas - describe una de las tradiciones recogidas por Griaule de boca de un dogon llamado Ogotemmeli -, que habían ya crecido en campos celestes... Después de crear la Tierra, las plantas y los animales, Nommo creó a la primera pareja de humanos, de los que más tarde surgirían ocho ancestros humanos, que vivieron hasta edades increíbles.

LA CONEXION EGIPCIA
De Nommo, los dogones dicen también que era una criatura anfibia - probablemente muy parecida al dios babilónico Oannes -, y que regresó al cielo en un arca roja como el fuego después de cumplir con su tarea. Pues bien, con todos estos datos, en 1976 Robert K.C. Temple, un lingüista norteamericano miembro de la Royal Astronomical Society británica y afincado en Londres, publicó un osado libro que tituló El Misterio de Sirio, en el que aventuró que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre siete y diez mil años, toda clase de pistas sobre su origen estelar. "Cualquier otra interpretación de las citadas pruebas no tendría sentido, concluyó Temple. Y quizás no le faltase razón, pues sus argumentos, lejos de haber sido refutados con el tiempo, se ven reforzados por descubrimientos como el de Sirio C que ya anunció en su obra hace casi veinte años. Pero el conocimiento del sistema triple de Sirio no fue patrimonio exclusivo de los dogones y de los pueblos vecinos, lo cual nos obliga a abrir aún más el radio de esa supuesta influencia extraterrestre en el pasado. Los antiguos egipcios, por ejemplo, mostraban una gran veneración hacia la "estrella del Perro" o Sirio, que se encuentra en la constelación del Can Mayor. Fue sir Norman Lockyer, astrónomo británico fundador de la revista Nature, el primero en darse cuenta de que muchos templos egipcios estaban alineados hacia Sirio, cuya aparición y desaparición en los cielos sirvió como base a uno de los dos calendarios usados en Egipto. El primero de ellos era de uso popular y de escasa complejidad matemática estableciendo la duración del año en 365 días exactos, pero el basado en Sirio además de servir para fechar cuestiones sagradas y dinásticas, se fundamentaba en observaciones astronómicas extraordinariamente precisas y establecía la duración del año en 365,25 días. Se comprobó, por ejemplo, cómo muchos de los templos egipcios, orientados hacia el sol naciente (lo que dio pie a que los arqueólogos especulasen con la existencia de una religión solar), estaban flanqueados por dos obeliscos que, ubicados en un lugar previamente determinado, servían a los sacerdotes para ver sobre la línea del horizonte por donde salía el sol a lo largo del año, pudiendo marcar así el inicio de los solsticios de verano e invierno.
Aquel control del Sol sirvió a los egipcios para comprobar que había un día en el que Sirio y el Sol salían por el mismo punto. Comprobaron igualmente que cada cuatro años Sirio se retrasaba un día en acudir a su cita, lo que originó el ciclo de Sirio o sóthico en honor de la diosa Isis o Sothis que se cumplía cada 1460 años; es decir, pasado ese periodo de tiempo el calendario sóthico y el vulgar volvían a coincidir al inicio del año nuevo (1460 años X 0,25 días de error = 365 días). Este calendario sóthico ha permitido fechar con precisión acontecimientos que sucedieron 43 siglos antes de Cristo, lo cual demuestra que hace ya más de cuatro mil años los egipcios conocían estos ciclos. ¿Cuándo, pues, hicieron ‚ éstos sus observaciones de Sirio para establecer su calendario? ¿Acaso fue este un conocimiento llegado por los mismos dioses de los dogones y una nueva pista sobre su origen? La identificación de Sirio con la diosa Isis (la Señora de los Dos Fuegos), refiriéndose a sus dos estrellas más grandes, A y B, fue confirmada hace ya varias décadas por los estudiosos Otto Neugebauer y Richard Parker. Lo que nunca supieron interpretar fue el por qué‚ en la iconografía egipcia Isis iba a menudo acompañada de las diosas Anukis y Satis, que ahora, desde luego, pueden entenderse como Sirio B y Sirio C.
Otra clave simbólica puede tener que ver con Osiris, mitológicamente hermano y compañero de Isis y encarnación de la Tierra, cuyo nombre en jeroglífico es representado frecuentemente como un ojo sobre o bajo un trono, lo que podría dar lugar a pensar en la rotación de nuestro planeta (y, por ende, de todo el sistema solar) en torno a Sirio. No en vano Kant definió a Sirio como "el Sol de nuestro Sol", hipótesis que llevó a muchos astrónomos decimonónicos a establecer la distancia entre Sirio y nosotros como "unidad astronómica. Y lo chocante es que los dogones conocían a Sirio A también como la "estrella sentada". ¿Simple casualidad?
LAS PIRÁMIDES APUNTAN AL CIELO
A ella no puede, desde luego, recurrirse cuando se averigua - como hizo el astroarqueólogo ruso Vladimir Rubtsov - que el antiguo vocablo iranio que se usaba para referirse a Sirio era Tistrya, palabra que se origina en el vocablo sánscrito Tri-Stri, y que significa tres estrellas! Es decir, que el conocimiento de que Sirio es un sistema estelar triple fue casi universal en nuestro más remoto pasado. ¿Pero por qué? ¿Quién difundió semejante "secreto"? Los egipcios posiblemente hicieron evidente ese secreto en la meseta de Giza, junto a El Cairo, precisamente gracias a las tres monumentales pirámides que allí pueden contemplarse. No en vano cada día somos más quienes creemos que la Gran Pirámide fue en verdad un templo - y no una tumba - dedicado a Isis, la diosa que encarna a Sirio A, y en cuyas medidas y proporciones fundamentales se encuentran encerrados saberes relacionados con el monumento original de la pirámide de Micerinos, antaño cubierta por losas de granito de este color. Por la misma regla de tres, la ciencia algún día podría llegar a comprobar que las tres pequeñas pirámides satélite que hay junto a la de Keops representan tres planetas junto a Sirio A, al igual que las otras tres pirámides menores que flanquean a Micerinos (Sirio C). Curiosamente esta disposición no sitúa ninguna pirámide menor junto a Kefrén, quizá por lo que los astrónomos ya saben: el enorme peso gravitacional de Sirio B hace imposible que ningún planeta orbite en torno suyo sin ser fatalmente atraído hacia la estrella. Frente a esta hipótesis, en el último año se ha acuñado otra no menos interesante. En 1994 los investigadores Robert Bauval y Adrian Gilbert hacían público que tres de los cuatro canales de ventilación de la Gran Pirámide estuvieron orientados hacia estrellas concretas. Así el canal norte de la cámara del Rey miró hacia Alpha Draconis, el canal norte de la cámara de la Reina hacia la estrella más baja del cinturón de Orión (las tres estrellas centrales de la constelación) , y el canal sur de esta misma cámara hacia Sirio. Su particular "descubrimiento" les llevó a formular su aventurada "teoría de la correlación con Orión" de la que se desprende que las pirámides de Giza son una réplica exacta del cinturón de Orión y que el Nilo así como el resto de pirámides egipcias ocupan los lugares correlativos a la Vía Láctea y otras estrellas importantes. Pero hay más. La orientación de los canales de la Gran Pirámide corresponde - según Bauval y Gilbert - a la posición de las tres estrellas citadas en el 2450 a.C" aunque la ubicación de las pirámides marca el lugar del cénit donde estuvo Orión en el 10450 a.C.

UNA ESTRELLA FASCINANTE
Lo que proponen ambos investigadores para explicar esta diferencia cronológica es que, si bien la Gran Pirámide fue erigida en el 2450 a.C. (perpetuando así la falsa tesis arqueológica oficial de que fue construida por Keops), en cambio conmemoran un acontecimiento remoto que tuvo lugar en el 10450 a.C. Pero, ¿cual? Independientemente de cual de las dos hipótesis para la disposición de las pirámides de Giza est‚ más próxima a la verdad, lo cierto es que la vinculación de Sirio y Orión, al menos desde un punto de vista astronómico, es innegable, pues los egipcios sabían que Orión se perdía tras el horizonte una hora antes que Sirio, lo que sirvió de referencia también para el establecimiento del calendario sóthico. En definitiva, pese a toda la evidencia expuesta, los historiadores prefieren seguir ignorando el porqué de la fascinación que ejerció sobre los egipcios (y sobre otros pueblos tan alejados de ellos como chinos o dogones) la estrella Sirio, aunque todos ellos se esforzaron en aclararnos estas dudas en sus templos y mitos: sus "dioses instructores" descendieron un día lejano de aquel sistema triple y habitaron quizá entre nuestros antepasados.
Los Dogon son un pueblo que se localiza en la República de Malí (África Occidental). Sobre este pueblo cae un enigma realmente asombroso, posiblemente uno de los enigmas más extraordinarios con los que se ha topado la ciencia. Los Dogon son poseedores de una mitología tan rica como compleja. Sus leyendas contienen conocimientos astronómicos que de ninguna forma pudieron haber obtenido por sí mismos. Esto le plantea a la ciencia un enigma que es incapaz de explicar, y que escapa por completo a las soluciones convencionales. La sabiduría de este pueblo contiene datos precisos y detallados sobre el sistema solar, que en muchos casos solo han entrado a formar parte del acervo de la astronomía moderna muy recientemente: describen a la Luna como "seca y estéril", saben que el planeta Júpiter (al que llaman "Dana Tolo") tiene cuatro grandes satélites, conocen los anillos de Saturno, y que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol.
Esta noción de que los cuerpos celestes siguen órbitas elípticas alrededor de un astro principal que se ubica en uno de los focos sólo fue aceptada por la astronomía occidental a partir de Kepler, en el siglo XVII. También, describen a la Vía Láctea como una galaxia espiral formada por millones de estrellas. A parte de todo esto, incluso se refieren a la naturaleza del Sol. Ellos dicen que nuestro Sol y la estrella Sirio esa estrella de primera magnitud, la más brillante del hemisferio Sur, en realidad son dos soles hermanos que se desgajaron uno del otro y se formaron dos sistemas estelares diferentes pero que tienen un mismo origen, hay que decir que la estrella Sirio está a 8'7 años luz del Sistema Solar, una de las cinco estrellas más cercanas al sistema solar. Sin embargo, los conceptos fundamentales de los mitos Dogon no se refieren sólo al sistema solar. Los Dogon aseguraban conocer la existencia de una estrella (Sirio B) que es imposible de ver a simple vista. Para ellos es las más importante del firmamento y gira alrededor de Sirio A, la más brillante del cielo en la constelación del Can Mayor. Ambas estrellas, no ofrecen al ojo humano más que un solo y potente foco de luz en el firmamento, lo que hace imposible distinguir una estrella de otra. Existía pues, la circunstancia de que los dogones conocían Sirio B, siendo conscientes además de que era invisible. Los dibujos representativos que hacen de la órbita de Sirio B, alrededor de Sirio A, son exactamente idénticos a los del moderno diagrama astronómico. También aseguran que Sirio B, es una estrella muy pequeña. La llaman "Po Tolo". Continúan con la afirmación de que a pesar de ser muy pequeña, es muy pesada, la más pesada que existe, constituida en un material más brillante que el hierro al que denominan "Sagala". La astronomía oficial sabe que Sirio B es una "enana blanca", una estrella muy pequeña y muy pesada. De acuerdo a su mitología, "Po Tolo" da una vuelta alrededor de Sirio cada 50 años (según la ciencia oficial sus cálculos se estiman en la actualidad en 50,040 años), pero además los dogones dicen que aparte de "Po Tolo", la compañera de Sirio, existe otra estrella que es 4 veces mayor que "Po Tolo" pero sin embargo mucho más ligera en peso y que tiene una órbita más exterior y que dura también 50 años en dar la vuelta a Sirio, y los dogones denominan "Emme Ya" (por primera vez, en el año 1.862, el astrónomo americano Alvan Clark logró ver en la estrella de Sirio, que no era sólo una, sino dos estrellas. Con un objetivo de 47 cm. de diámetro pudo distinguir a la que fue conocida desde ese mismo momento como Sirio B. Posteriormente, en una época mucho más reciente, se detectó la existencia de una tercera estrella que completaba el sistema de Sirio, Sirio C, la "Emme Ya" de los dogones).
Hablan de esto y además no solamente de estás compañeras invisibles de Sirio sino que incluso dibujan las trayectorias de sus orbitas (se ha descubierto que la trayectoria que los dogones dibujan es exactamente la misma que han descubierto los astrónomos). Los dogones aseguran que todos sus conocimientos proceden de unos seres que llegaron a la Tierra procedentes de "Nyan Tolo", satélite de "Emme Ya", del sistema de Sirio, aproximadamente hacia el año 3000 A.C., y a los que denominan "Nommos" Los "Nommos" descendieron a la Tierra en un "arca" roja como el fuego inicialmente y volviéndose blanca cuando aterrizó. Al aterrizar parecía como si cuatro enormes rocas chocaran entre sí, levantando una gigantesca nube de polvo.

sábado, 10 de octubre de 2009

La gran esfinge y su Gran Secreto II


Los Tuneles de la esfinge

El redescubrimiento en los años ochenta de una galerías que discurrían bajo el cuerpo de la Esfinge de Gizeh parece dar la razón a los cronistas antiguos y modernos que defendieron su existencia. Ahora la Egiptología debe evaluar hasta qué punto son ciertas las leyendas que atribuyen al subsuelo de la meseta de Gizeh la posesión de un entramado de galerías con los tesoros materiales y psíquicos de civilizaciones legendarias. Aquella mañana de septiembre, muy temprano, desde la ventana del hotel, presencié cómo la niebla comenzaba a disiparse por la meseta de Gizeh. Ya se podía observar las cimas de las tres pirámides. Cogí el material que había amontonado sobre la cama y me dispuse a caminar hasta la meseta. El lugar, casi vacío después de los últimos atentados terroristas, daba pie a pensar que el trabajo iba a resultar tranquilo. Tras veinte minutos a pie, ante mis ojos se encontraba, majestuosa como siempre, la Esfinge de Gizeh. Auténtico logotipo de la cultura faraónica, Abu-el-Hol o Padre del terror tal y como la llaman los actuales egipcios, este león larguirucho mantiene en silencio uno de los secretos mejor guardados de la civilización egipcia. Aunque a ciencia cierta se desconozca la fecha de su construcción y a quien representa, suele vincularse más mal que bien con el faraón Kefrén de la IV dinastía (ca. 2550 a. C.).
La popularidad que siempre la rodeó ha motivado que tan ilustre monumento haya protagonizado las leyendas más bellas y a la vez, los espectáculos luminotécnicos de peor gusto a los que uno pueda asistir.

Tutmosis IV tenía razón
Entre los relatos más hermosos que acompañan la historia de esta figura milenaria, se encuentra el celebérrimo encuentro con el entonces príncipe y futuro faraón Tutmosis IV (ca. 1425 a. C.). cuando el príncipe tras una cacería se quedó dormido a la sombra de la Esfinge, el león se le apareció en sueños anunciándole que reinaría aunque, realmente Tutmosis por aquel entonces, no fuera más que un segundón. También le pidió que fuera clemente con su sufrimiento y que la liberara de la ardiente arena del desierto que la cubría. Tras ser coronado, Tutmosis mandó erigir una estela de granito entre las patas de la Esfinge para rememorar el encuentro divino.
Dejando de lado la veracidad o no de la historia descrita en la estela, son más interesantes y enigmáticos los relieves que aparecen grabados sobre la luneta. En ella se ha representado una escena duplicada, en donde aparece el faraón Tutmosis IV realizando una serie de ofrendas ante una esfinge. La estatua del león se presenta con todos los aditamentos decorativos que debió de tener en la antigüedad y, lo más curioso de todo, reposa sobre una construcción arquitectónica. La interpretación habitual que afirma que el palacio grabado en la estela no es más que el templo que tiene ante si la Esfinge, es del todo evasiva desde nuestro punto de vista si nos atenemos a las reglas de perspectiva utilizadas por los artistas egipcios. Dejando de lado el hecho de que la forma del edificio representado sobre la estela y la del que podemos ver en Gizeh es totalmente diferente, los egipcios habrían colocado el templo, según sus reglas, delante de la Esfinge y no bajo ella, ya que la ubicación de este edificio en la meseta se encuentra más adelantada que la de la propia Esfinge. La única solución que queda, por eliminación, es que ese edificio, palacete o lo que sea, se encuentre debajo del cuerpo de la estatua, hecho que todavía nadie ha podido confirmar aunque los indicios sobre su existencia son cada vez más abundantes y espectaculares.

Primeras menciones de los túneles
La sospecha de que bajo la Esfinge exista algún tipo de túnel que la pueda vincular con la Gran Pirámide o con una supuesta biblioteca milenaria que pudiera estar bajo el león, es tan antigua como el propio monumento. Ya en el siglo X de nuestra Era, los cronistas árabes mencionaban la existencia de puertas secretas que daban acceso a interminables galerías que a su vez llevaban a grandes cámaras llenas de tesoros. Con ocasión de una conferencia pública, el Dr. John Kinnaman (l877-1961), arqueólogo bíblico de renombrada fama durante la primera mitad de nuestro siglo, afirmó que, habiendo ido a excavar a la meseta de Gizeh en 1924 junto con el prestigioso egiptólogo Sir Flinders Petrie, célebre por sus estudios sobre dicha meseta, ambos investigadores descubrieron de forma casual un túnel al sur de la Gran Pirámide. Según Kinnaman, quien durante su exposición narró una historia al estilo de las célebres novelas de Lobsang Rampa, existía un corredor descendente que, sumergiéndose a gran profundidad, llegaba hasta una sala que albergaba un gran número de máquinas de extraño funcionamiento y, por supuesto, de origen desconocido. También mencionó la existencia de miles de prismas de cristal cuya función ignoraba, y una máquina antigravedad, entre otras muchas cosas que "usted no se creería", según las palabras textuales que Kinnaman pronunció en la mencionada conferencia. Curiosa o sospechosamente, el arqueólogo no recordaba la ubicación exacta de este túnel tan singular, por lo que no ha vuelto a ser encontrado jamás. Pero sin duda alguna, el episodio más simpático de la época moderna fue el vivido por el príncipe Faruk, el hijo del rey Fuad de Egipto, quien en 1945, emulando la gesta de su heroico antepasado Tutmosis IV no tuvo otra ocurrencia que ir de noche en su jeep a visitar la Esfinge "para tocar algo y empujar una enorme losa abierta, que hacía de puerta", según nos cuenta el propio Faruk. La narración del rey no tiene nada que envidiar a la anterior, pues tras aquella puerta encontró, en palabras textuales, "una gran habitación guardada por un autómata".
Desgraciadamente, Faruk no dice que‚ era aquello tan importante que merecía ser guardado por un autómata, y al igual que sucedió con Kinnaman, tampoco recordó el lugar exacto donde estaba dicha puerta. Sin embargo, haciendo bueno el refrán "cuando el río suena agula lleva", todas estas historias aunque narradas, que duda cabe, de una forma extravagante por sus protagonistas, no hacen más que respaldar los estudios que se han realizado sobre el monumento en el que se han apreciado varias concavidades en diferentes partes de la estatua. De esta manera, se ha podido descubrir que, para asombro de muchos y espanto de otros, tanto la meseta de Gizeh como la propia Esfinge son un auténtico queso de agujeros. Tengamos muy en cuenta que con los estudios realizados sobre la configuración geológica de la planicie, por encima de la cual se asientan las tres pirámides más importantes de Egipto, se ha llegado a la conclusión de que hace miles de años el agua debió correr a su gusto bajo la meseta, por lo que los egipcios pudieron haber utilizado estos túneles creados de forma natural, para comunicar subterráneamente unos monumentos con otros.

Un descubrimiento asombroso
En el año 1979, el estado de conservación de la Esfinge de Gizeh iba de mal en peor se necesitaba realizar con urgencia una campaña de salvación del monumento para que, literalmente, el león no perdiera la cabeza. Una precaria restauración realizada por los egipcios, y en la que no tuvieron otra ocurrencia que usar cemento para reconstruir la Esfinge, empeoró en pocos años el estado de la cabeza de la estatua. Para salvar a la Esfinge, un grupo egipcio-americano de arqueólogos diseñó el llamado Sphinx Project. Durante los años 1979 y 1983 el Proyecto de la Esfinge, evaluó los daños sufridos sobre el león y esbozó una especie de invernadero que algún día, esperemos que pronto, cubrirá la estatua en su totalidad, alejándola de los peligros de la contaminación de la zona. Tras las primeras campañas de la misión egipcio-americana, un viejo obrero fellah llamado Mohamed Abd al-Mawgud Fayed, que había trabajado cuando era niño en el último desenterramiento de la Esfinge en 1926 llevado a cabo por el ingeniero francés Emile Barazi, comunicó a los directores del equipo de restauración la existencia de una pequeña abertura junto a la cola del león, que había sido olvidada hasta hoy.
Según este anciano, el agujero daba acceso al interior del cuerpo de la estatua. Ante tan extraordinario descubrimiento, los miembros del ARCE (American Research Center in EGYPT) encabezados por los egiptólogos Zahi Hawass y Mark Lehner, no dudaron un instante en coger sus lámparas, olvidarse por unos días de la cabeza de la Esfinge e introducirse en su interior. Lo que descubrieron los arqueólogos no se parecía en nada a las legendarias galerías descritas por los cronistas árabes antiguos y modernos; galerías y pasillos que se introducían en el interior de la tierra hasta profundidades insospechadas, encontrando a su paso toda clase de tesoros maravillosos. Todo lo contrario. Descubrieron un túnel-pozo formado por dos grutas muy estrechas con poco más de 1 metro de anchura, cuya longitud total no superaba los 9 metros. Uno de los pozos asciende hacia el interior del cuerpo del león siguiendo la curva de sus cuartos traseros, mientras que el otro desciende introduciéndose en vertical en la roca de la meseta de Gizeh.
Ambas grutas forman un ángulo de 90 grados. Las paredes no han sido pulidas, por lo que su aspecto es muy tosco, similar a la traza que ofrecen las bodegas castellanas. Si se hace un seguimiento exhaustivo de las huellas de las herramientas utilizadas para su construcción, éstas parecen indicar que la labor en el labrado del túnel-pozo se realizó de arriba a abajo. A lo largo del mismo aparecen en la parte superior una especie de peldaños, a modo de agujerillos en la pared, excavados para ayudarse en la ascensión por el túnel. Tras obtener el permiso oportuno me introduje por un angosto hueco. El ambiente era húmedo y fresco comparado con el terrible calor de la superficie. Recientemente han colocado una pequeña escalera metálica que facilita de alguna manera el acceso al interior de la Esfinge. En lo más profundo del pozo se amontonan los desechos, improvisado basurero de los guías locales que "vigilan" el recinto de Gizeh. La estructura del túnel-pozo se haya dividida en cuatro partes. Según el esquema, la que lleva el número 1 puede ser considerada como la sala más grande de todas. Su altura es de 1,80 metros, pudiendo estar una persona de estatura media de pie, y su anchura de 1 metro.
Uno de los aspectos que más llamaron la atención fue el hallazgo de varios objetos en la cámara. En ella se encontraron dos zapatos viejos, una pequeña chapa metálica y restos de cemento convencional. Todos estos objetos, probablemente, fueran el fruto de la apertura del túnel en 1926 o quizás en una restauración moderna más antigua.

Las hipótesis de trabajo
El significado de este túnel-pozo, como reconocen Hawass y Lehner, se nos escapa de las manos. Las evidencias descubiertas por los arqueólogos, indican claramente que su realización se llevó a cabo durante una época faraónica, ignorada desde el punto de vista cronológico. La existencia de los peldaños antes mencionados, ha hecho pensar a los investigadores del Sphinx Project en la posibilidad de que los túneles pudieran tratarse de una tumba privada, ya que son varios los ejemplos que conservamos en donde aparece esta estructura arquitectónica. Por otra parte, que duda cabe que una hipótesis mucha más sugestiva, es que pudo tratarse del intento desesperado de buscar en el interior de la Esfinge las legendarias riquezas de las que la tradición la hacía poseedora. Finalmente, también puede tratarse del comienzo de una galería mucho más extensa que, quizás, diera lugar a una enrevesada red de galerías que pudieran transcurrir bajo la meseta de Gizeh, conectando las pirámide entre si, tal y como hemos señalado anteriormente. Dilucidar cual de estas opciones es la correcta será tarea de futuras expediciones.

Investigaciones futuras: lo que queda por descubri
No obstante quedan por estudiar otras muchas partes de la Esfinge en las que se conoce la existencia de varias concavidades. A raíz del descubrimiento del fellah al-Mawgud Fayed, los investigadores se han detenido a apreciar el momento vivido a comienzos de siglo con la apertura de otras cavidades. Para su estudio, según estas fotografías, se utilizaron niños de baja estatura y corpulencia. Por otra parte, el geofísico estadounidense Thomas Dobecki realizó a comienzos de los años 90 una serie de investigaciones conjuntas con el geólogo de la Universidad de Boston Robert Shoch -autor este último de las polémicas teorías que datan la Esfinge por su erosión entre el año 5000 y el 7000 a.C. En estas investigaciones se descubrieron "anomalías y cavidades en la roca madre entre las patas del león y a lo largo de los lados de la Esfinge La más sorprendente de las cuatro que se descubrieron, era una cuyas medidas de la base eran 9 por 12 metros, y con una profundidad de 5. Las dimensiones y la estructura de esta nueva cámara excluían totalmente la posibilidad de que se tratara de una cámara natural del suelo de Gizeh.
Por el contrario, daban a entender que Dobecki se encontraba ante una construcción artificial que alguien dejó allí hace no se sabe cuanto. Es decir, que aún quedan secretos escondidos en el oscuro vientre de la Esfinge.
¿Qué‚ es lo que esconden estas cavidades? ¿Contienen los archivos de antiquísimas civilizaciones que relacionan la mítica Atlántida con Egipto tal y como pronosticó el vidente norteamericano Edgar Cayce? ¿A qué‚ se debe la reticencia del gobierno egipcio a investigar este tipo de descubrimientos?
Y es que la Esfinge de Gizeh parece ser un auténtico queso de agujeros, del que todavía podemos extraer multitud de sorpresas. Una vez acabado el proyecto de restauración de la Esfinge comenzado hace más de una década, es hora de que los investigadores dediquen su tiempo a excavar e intentar explicar el significado de estas cámaras.Solamente, el tiempo que se dedique a estas investigaciones, podrá resolver el enigma de la Esfinge y descubrir si, finalmente, existe algo bajo esta figura milenaria cuya mirada parece desafiar a la moderna arqueología. En este caso, la verdad está ahí dentro.

La gran esfinge y su Gran Secreto I


Al igual que las pirámides que se encuentran en el mismo emplazamiento que La Esfinge de Giza, ésta tampoco tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor. Entre los años 1.816 y 1.818 el Capitán Giovanni Battista Caviglia se encargó de desenterrar La Esfinge y los templos que la rodean. Su proximidad a la Pirámide de Kefren fue inmediatamente razón más que suficiente para asociar su construcción a la figura de este faraón, defendiéndose incluso la idea de que el rostro de La Esfinge es la del propio Kefren (2.520-2.494 a.C.). Desde entonces esta teoría ha permanecido inamovible hasta nuestros tiempos, y es una de las piezas fundamentales de la cronología establecida de la historia de Egipto por parte de la egiptología oficial. Con sus 57 metros de longitud y casi 20 metros de altura, construidos en un sólo bloque de roca natural, ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los ejércitos de Napoleón a finales del Siglo XVIII, y en el 1.400 a.C. el Faraón Tutmosis IV, quien según cuenta la leyenda, un día, cuando aún era príncipe, se tumbó cansado a la sombra de la cabeza de La Esfinge que sobresalía de la arena y se durmió. De repente La Esfinge abrió la boca y le habló, diciéndole que era el Dios Harachte-Chepere-Ra-Atón, y que a cambio de desenterrarla le prometía entregarle la corona de Egipto, y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
Sin embargo personajes de la talla de Herodoto, que visitaron Giza y nos dejaron testimonio de la grandeza de sus pirámides, no hicieron referencia a la presencia de ninguna esfinge.

Otra vez la estela inventario
En el tema "Evolución e involución en las pirámides del Imperio Antiguo", ya hablábamos de la existencia de una estela mandada erigir por el Faraón Keops y descubierta por Auguste Mariette, en la que se relataba que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge, ya existían mucho antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía. Esta estela conocida con el nombre de la Estela Inventario, jamás fue tomada en serio por los egiptólogos, pues suponía el admitir que todos sus conocimientos y medallas académicas mantenidas durante un siglo, quedaban en papel mojado, teniendo que rescribir de nuevo toda la historia de Egipto desde el principio. Era más cómodo hacer oídos sordos e ignorar tan molesto y peligroso elemento desestabilizador de sus irrefutables "verdades" sobre la antigua historia de Egipto.

Nuevas y molestas evidencias
Sin embargo, "alucinados" jamás han faltado que molesten el plácido sueño en el que viven los "grandes maestros de la egiptología". Y es que con el termino de "alucinados" y aficionados, se refirió el prestigioso arqueólogo y Jefe de Excavaciones de Giza, el señor Zahi Hawass, cuando a comienzos de los años noventa distintos investigadores con el norteamericano John Anthony West a la cabeza cuestionaron la datación de La Esfinge basándose en las huellas de erosión que sobre el cuerpo del monumento se pueden apreciar, y que retrasaban su construcción como mínimo en 13.000 años. Una vez más y al igual que con las cronologías recogidas por distintos autores como Manetón, La Esfinge también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho tiempo atrás a la que se nos querían hacer creer. J.A.West en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el geólogo Robert Schoch de la Universidad de Boston, llevaron a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de La Esfinge, en el que se concluía que la erosión era producto de la lluvia. ¿Lluvia en Egipto?, pero ¿cuándo?. Este era el punto crucial, pues ésta misma lluvia existió antes del cambio climático que asoló al Desierto del Sahara al finalizar la Ultima Era Glacial. Pero todos estos datos hubiesen quedado en el olvido sino hubiesen contado con el apoyo de cientos de geólogos, tras la presentación de un informe muy detallado por parte de J.A.West a la Sociedad de Geología Norteamericana, la cual prometió fondos económicos y ayuda técnica para la continuación de los estudios en Giza. ¿Cuál fue entonces la reacción de la egiptología oficial?. Muy sencillo teniendo en cuenta lo que se jugaban, presionaron al Gobierno egipcio para que prohibiese la realización de pruebas geológicas cerca de La Esfinge, y trataron de desprestigiar este tipo de estudios geológicos que habían irrumpido en una parcela de "uso y disfrute exclusivo", de la egiptología oficial.
Nuevos datos e informes siguieron apareciendo, incluso a través de medios tan prestigiosos como el "New York Times", donde se cuestionaba a través de un informe forense otro de los axiomas de la egiptología clásica, que mantenía que la cara de La Esfinge era la del Faraón Kefren. Los resultados demostraban que en poco o nada se parecían. Del mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe de R. Schoch y T. Dobecki en el que se denunciaba la presencia en el subsuelo de La Esfinge, de numerosas cámaras y galerías secretas, incluso algunas conectadas con las pirámides.

Golpe a la razón
La ira y la rabia de la comunidad arqueológica oficialista terminó por hacer ceder al Gobierno de Egipto, que a partir del año 1.993 prohibió todo tipo de investigaciones a locos extranjeros que no constasen con la aprobación y el beneplácito del Sr. Zahi Hawass y sus colegas académicos. Posteriormente nuevos detalles han aparecido para tener en cuenta, como el propuesto por Robert Baubal y Graham Hancock, que hacen especial hincapié en la gran desproporción existente entre la cabeza y el resto del cuerpo de La Esfinge, con el detalle de que la cabeza apenas sufre de la misma erosión que se puede apreciar a simple vista en el cuerpo, además de ser diferente, dado que no parece que sea producto de la lluvia. Esta situación les ha hecho pensar que con casi total seguridad la cabeza original de La Esfinge se perdiese después de alguna remodelación sufrida con posteridad, ya en tiempos climatológicos más semejantes a los actuales. Son muchos los textos antiguos y leyendas que apoyan que el rostro de La Esfinge representaba a un dios, como así cuenta en la estela que mandó erigir el propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge, después de su experiencia personal a través del sueño en el que le habló La Esfinge y le prometió el trono de Egipto, a cambio de que la desenterrara. Tal vez un dios de los que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o Tiempo Primero, como lo denominan los antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas gobernaron durante miles de años a las orillas del Rio Nilo. La respuesta, como tantas otras, permanece perdida y en parte oculta por la intransigencia de aquellos que se creen en poder de la verdad absoluta. Sólo a ellos se les debe reprochar tan triste y lamentable actitud que en nada beneficia nuestro innegable derecho a conocer y saber nuestra historia, dejando a un lado banderas o credos, pobres lastres creados por la ignorancia y la arrogancia del ser humano.

(Continuará...)