viernes, 24 de abril de 2009

Limites de la Encarnación


¿Cuáles son los límites de la encarnación?

Propiamente hablando, la encarnación no tiene límites bien marcados, si se entiende por eso la envoltura que constituye el cuerpo del Espíritu, ya que la materialidad de ese envoltorio disminuye a medida que el Espíritu se purifica. En ciertos mundos más avanzados que la Tierra, es ya menos compacto, menos pesado y menos grosero y por consiguiente, menos sujeto a las vicisitudes; en un grado más elevado y diáfano y casi fluídico; de grado engrado se desmaterializa y acaba por confundirse con el periespíritu.

Según el mundo al que es llamado el Espíritu a vivir, toma éste la envoltura apropiada a la naturaleza de aquel mundo.

El mismo periespíritu sufre transformaciones sucesivas; se hace cada vez más etéreo hasta la completa depuración, que constituyen los Espíritus puros. Si mundos especiales están destinados, como estaciones, a los Espíritus más avanzados, estos no están sujetos allí como en los mundos inferiores; el estado de libertad en que se encuentran les permite transportarse por todas partes a que les llaman las misiones que les son confiadas. Si se considera la encarnación bajo el punto de vista material, como ocurre en la Tierra, se puede decir que está limitada a los mundos inferiores; por consiguiente, depende del Espíritu librarse de ella, con mayor o menor rapidez, trabajando por su purificación.

Se debe considerar también que, en estado errante, es decir, en los intervalos de las existencias corporales, la situación del Espíritu está en relación con la naturaleza del mundo al que le liga su grado de adelanto; que, así, en la erraticidad, es más o menos feliz, libre e ilustrado, según esté más o menos desmaterializado.

(Espiritu San Luis, París)

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