domingo, 4 de julio de 2010

Los Angeles de la muerte


La filosofía positivista contemporánea se funda en la existencia de la materia (materialismo) y de la energía. Mucho es lo que se ha discutido sobre fuerza y materia, pero éstas continúan, a pesar de todas las especulaciones, siendo la X, Y, desconocidas. Los secuaces reaccionarios de la filosofía positivista, viven siempre tratando de definir la una por la otra; es ridículo, espantosamente ridículo, definir lo desconocido por lo desconocido. La filosofía materialista dice: "Materia es aquello en que se lleva a cabo los cambios llamados movimientos; y movimientos son aquellos cambios que se llevan a cabo en la materia". Esta es la identidad de lo desconocido: X=Y, Y=X, total, ignorancia, círculo vicioso, absurdo. Realmente, nadie ha visto la materia ni la energía. El ser humano sólo percibe fenómenos, cosas, formas, imágenes, etc., nunca hemos visto la sustancia de las cosas. La sustancia dada, no es precisamente materia, sino madera, cobre, estaño, piedra, etc., tampoco hemos visto jamás, la energía separada del movimiento. Jamás hemos visto la materia separada de las formas y de los objetos. Un puñado de tierra tiene una forma definida; una estatua tiene una forma definida; el planeta Tierra tiene una forma definida, etc., etc., etc. Realmente, la llamada Materia sólo es un concepto tan abstracto como la belleza, la bondad, el valor o el trabajo, etc., nadie es capaz de ver la sustancia de las cosas en sí misma. Nadie conoce la "COSA EN SÍ".

Vemos la imagen física de un hombre, pero no vemos la cosa en sí, el cuerpo en sí del hombre, sólo desarrollando el sentido espacial podemos ver el cuerpo en sí mismo, la cosa en sí. El espacio es el vehículo de la mente, y sólo con el sentido del espacio podremos aprehender la cosa en sí; ésta, es el Cuerpo Vital del hombre. ¿Cuál sería la cosa en sí de una planta? El Cuerpo Vital de ella; ¿Cuál la cosa en sí de un animal? El Cuerpo Vital del animal. ¿Cuál la cosa en sí de la Tierra? La Tierra Vital.
El Mundo Vital representa a la Tierra en sí misma. De esta Tierra Vital depende la vida de todos los organismos.
La Tierra Vital se halla en la cuarta dimensión.
El punto en movimiento deja una huella, ésta es la línea, la línea en movimiento deja una huella, esta es la superficie. La superficie en movimiento se convierte en sólido; y el sólido en movimiento se convierte en hiper-sólido. Realmente, el hiper-sólido es la cosa en sí; el hiper-sólido pertenece a la cuarta dimensión. Sólo podemos ver los hiper-sólidos con el sentido espacial; éste, es superior al sentido temporal. Realmente, el sentido temporal es sólo la superficie del sentido espacial. El punto, al salirse de sí mismo, se convierte en línea. La línea, al salirse de sí misma, se convierte en la superficie; la superficie, al salirse de sí misma, se convierte en sólido. El sólido, saliéndose de sí mismo, con un movimiento en el espacio, se convierte en hiper-sólido. Los hiper-sólidos están contenidos dentro de los cuerpos sólidos. Saliendo el Cuerpo Vital de dentro de un organismo, éste se desintegra inevitablemente. El Cuerpo Vital pertenece a la cuarta dimensión, y la esencia humana a la quinta dimensión. Los ángeles que rigen los procesos de la concepción, viven normalmente en la cuarta dimensión, y los que gobiernan la muerte en la quinta dimensión. Los primeros conectan al EGO con el ZOOSPERMO, los segundos rompen la conexión que existe entre el EGO y el cuerpo físico. Los Ángeles de la Muerte son, en sí mismos, hombres perfectos; es muy amarga la pérdida de un ser querido, y parecería como si los Ángeles de la Muerte fuesen demasiado crueles, pero ellos realmente no lo son, aún cuando parezca increíble. Los Ángeles de la Muerte trabajan de acuerdo con la Ley, con suprema sabiduría y muchísimo amor y caridad. Esto sólo lo podemos entender claramente cuando nos identificamos con ellos en el mundo molecular y en el mundo electrónico. Los Ángeles de la Vida le dan al ser humano un cuerpo Vital para que pueda vivir. Los Ángeles de la Muerte le quitan al ser humano la vida. Esto lo hacen cortando el Cordón de Plata; dicho cordón se corresponde con el cordón umbilical y es séptuple en su interna constitución íntima. Los Ángeles de la Vida conectan el cuerpo molecular de los desencarnados con el zoospermo. Así, éstos vuelven a tener un nuevo cuerpo. Realmente, el Cordón de Plata es el hilo de la vida que los Ángeles de la Muerte rompen en su día y en su hora de acuerdo con la ley del destino. Este hilo maravilloso pertenece a las dimensiones superiores del espacio, y sólo puede ser visto con el sentido espacial. Los moribundos suelen ver al Ángel de la Muerte como una figura esquelética espectral bastante horrible. Realmente, lo que sucede es que éste se revístese con el traje que corresponde a su oficio. En la vida práctica, el policía viste su uniforme, el médico su bata blanca, el juez su toga, el sacerdote su hábito religioso, etc. Las vestiduras funerales y la esquelética figura de los Ángeles de la Muerte, horrorizan a aquellos que todavía no han despertado la Conciencia. Los símbolos funerales de los ángeles de la muerte son: la hoz que siega vidas, la calavera de la muerte, el búho, la lechuza, etc. Fuera de su trabajo, la apariencia de los Ángeles de la Muerte es la de hermosos niños, sublimes doncellas, venerables maestros, etc., etc., etc.

Los Ángeles de la Muerte están escalonados en forma de jerarquías. Entre ellos hay grados y grados, escalas y escalas, etc.
Los Ángeles de la Muerte tienen sus templos en el mundo molecular, también tienen sus Escuelas, Palacios y Bibliotecas. Allá, en la inmensidad del gran océano de la vida, existe un palacio funeral donde tiene su morada uno de los genios principales de la muerte; su rostro es como el de una doncella inefable, y su cuerpo como el de un varón terrible. Este SER MARAVILLOSO usa un cuerpo electrónico totalmente andrógino. Este Ser es un ANDRÓGINO DIVINO; bajo su dirección trabajan millares de Ángeles de la Muerte; en su biblioteca existen millares de volúmenes moleculares donde están escritos los nombres y datos kármicos de todos aquellos que deben morir, cada cual a su día y a su hora, de acuerdo con la ley del destino. La ciencia de la muerte es terriblemente divina. El animal intelectual falsamente llamado hombre, muere inconscientemente y nace inconscientemente, y así marcha ciego desde la cuna hasta el sepulcro sin saber de donde viene ni para donde va. Cuando fabricamos Alma despertamos Conciencia, y sólo entonces nos hacemos conscientes de los misterios de la vida y de la muerte. Todo hombre con Alma puede negociar con los Ángeles de la Muerte y desencarnar a voluntad, de acuerdo con sus necesidades. Esto significa poder alargar la vida, si así se considera necesario para realizar o terminar alguna labor en el mundo físico. Quienes se han transfigurado en el mundo electrónico, quienes ya poseen un cuerpo electrónico por haber fabricado un Espíritu, pueden mandar a los Ángeles de la Muerte y conservar cuerpo físico durante millones de años. Estos son los grandes salvadores de la humanidad, los grandes rectores del mundo. Recordemos el Rey del Mundo, citado por Ossendowski en su libro titulado «Bestias, hombres y dioses». Este gran Ser vive en Agharti, y posee un cuerpo de edad indescifrable. A éste gran Ser lo mencionan antiquísimas escrituras religiosas. Recordaremos a SANAT KUMARÁ, el anciano de los días, el gran inmolado, el fundador del Colegio de Iniciados de la Gran Logia Blanca. Dicho adepto vive en el desierto de Gobi, en un oasis solitario.

El cuerpo de este gran Ser tiene una edad de más de dieciocho millones de años. En su compañía residen, en el mismo oasis, un grupo de Adeptos con cuerpos lemures inmortales. Todos estos Adeptos viajan con su cuerpo físico por entre las dimensiones superiores del espacio. Ellos tienen el poder de tele-transportarse con su cuerpo físico por entre la cuarta o quinta dimensión. Todos ellos ejercen poder sobre los Ángeles de la Muerte. Ellos son Adeptos de los misterios de la vida y de la muerte. Todos ellos tuvieron que trabajar con el Gran Arcano.

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