Seguimos a vueltas con el tema del aborto. Parece ser que conseguir cada vez unas más amplias cuotas de plazos, es un logro social y necesario. Quisiera ser capaz de analizar esto con mente objetiva y racional, partiendo de un conocimiento espiritual que admito, por ser un conocimiento lógico que me aclara coherentemente, temas importantes o transcendentes respecto al por qué y al para qué de la vida, quienes somos, de donde venimos o a donde vamos. Al aborto, la sociedad materialista y atea, lo ha presentado como algo permisible de llevar a cabo, cuando los métodos anticonceptivos no se aplicaron a tiempo, o cuando estos fallaron. La idea es la de que lo que se aborta, no es un ser humano, sino una especie de tumor que aparece inoportunamente en el seno de la mujer, y que si se le destruye, este ni siente ni padece. Y a esto, se le da un plazo legal, por otra parte muy fácil de burlar, de modo que se establece que hasta los tres meses y medio de embarazo, la mujer puede abortar libremente, y a partir de ahí, ya no se puede. Yo me pregunto: Aunque esto se pudiese cumplir con exactitud, ¿ Supone el hecho de reconocer que lo que el primer día de plazo de esos tres meses y medio, si lo hacemos, matamos a un ser humano, y por tanto es ilegal, pero que el día anterior, aún se podía matar porque esto que a partir de hoy ya es reconocido como humano, ayer no lo era todavía?; ¿ Donde está la diferencia que otorga al no nacido el derecho de ser o no ser reconocido como humano de un día para otro , o el de nacer, o que alguien ajeno al mismo, como su propia madre, lo condene a muerte, queriendo creer que lo que se quita de encima es apenas un grano o un tumor?. Si así fuese , que esto fuese solo una excrecencia de su cuerpo, sería lógico en efecto, que la mujer tenga absoluta libertad para decidir si se lo quita o no, pero, ¿ un embrión o un feto, es equiparable a un grano o a un tumor? Creo que el problema reside precisamente en el concepto materialista de la vida, en el creer que el ser humano es solamente la materia de su cuerpo, esa materia que podemos considerar como la de cualquier otro animal, destinada a la putrefacción o a las cenizas de un crematorio tras su muerte. Si fuésemos solo esto, ¡ qué poca cosa seríamos!. Sin embargo, demostrado está por la psiquiatría, la psicología, la parapsicología, el espiritismo y por la ciencia en general,- aunque en este caso, ciencia ignorada o silenciada por los poderes fácticos hedonistas- , que estos atributos que poseemos los humanos, como son los sentimientos, la voluntad, la capacidad de amar, de sentir la belleza, el arte, o de desarrollar la ciencia, no son secreciones de nuestra materia animal, sino atributos del alma que anima a esa materia y que es independiente de ella, tal como ya está largamente demostrado, aunque- como digo- ignorado a propósito. Por tanto pensemos por un momento que hasta ahora, nos hemos considerado seres humanos, pensando solamente en el cuerpo humano que tenemos, en el cuerpo mortal. Por otra parte en el seno de las religiones se ha plasmado a las gentes religiosas, la idea de que somos seres humanos porque somos un cuerpo que tenemos un alma o espíritu. Pero si cambiamos ese concepto por el de que realmente somos almas o espíritus, que no procedemos o acompañamos a un cuerpo, sino que lo tenemos temporalmente, revistiendo con él, una personalidad humana, la perspectiva de lo que es o no es un ser humano, o cuando empieza o no empieza a serlo, cambia por completo.
La lógica nos dice que en cuanto al cuerpo físico se pueden establecer diferencias que por su grado de desarrollo puedan delimitar la línea de separación entre lo que todavía no es, y lo que a partir de cierto momento ya es, aunque la idea siga repugnando a la razón lógica, pero ahora, bajo esta nueva perspectiva de que somos un espíritu o alma con un cuerpo, y no al revés, la cosa cambia por completo, porque, ¿ a partir de que momento el embrión o el feto, está ligado a un espíritu o alma con el que va a emprender su aventura humana?. Esta es la clave de la cuestión, pues aun admitiendo la existencia del alma, cabría preguntar, que a partir de que momento esta unión de ambas realidades que conforman al ser humano, es un hecho. Aunque al Espiritismo, se le haya echado tanta basura encima, sobre todo por parte de las propias religiones que no lo han visto como un aliado, sino como un enemigo competidor, este se apoya en tres pilares: el de la ciencia de observación del fenómeno mediúmnico y parapsicológico, el de la filosofía codificada por Kardec a partir de las informaciones obtenidas desde el plano espiritual por Seres que se comunican a través del citado fenómeno mediúmnico, y que ellos mismos se identifican como espíritus, y de ahí, el fruto y consecuencia final de esta ciencia y esta filosofía: la moral. Una moral plenamente coincidente y adaptada a la de los Evangelios cristianos, a los que confirma, aclara y amplía en profundidad, sus aspectos y enseñanzas éticas, que cuando se adoptan en el transcurrir de la vida humana, ayudan a mejorar al ser humano, desarrollando y haciendo evolucionar su esencia o parte espiritual, lo cual constituye el verdadero sentido de la vida. Y estos comunicados mediúmnicos codificados por Kardec , nos señalan, entre otros muchísimos temas, que el embrión y el feto, ya tienen un Ser espiritual asignado y unido a ellos, y son los que facultan su desarrollo hasta el momento de nacer, en cuyo momento se integran totalmente a la materia que les va a acompañar como cuerpo en su vida humana. Por tanto, si se suprime este feto o este embrión, independientemente de la semana de desarrollo físico en que se encuentre, estamos suprimiendo una vida humana, estamos impidiendo que se lleve a cabo un proyecto de vida que ya esta en marcha, estamos cortando el proceso evolutivo de un Ser espiritual como nosotros, que no ha sido creado por nosotros, y que tiene exactamente el mismo derecho que nosotros a estar aquí, en este mundo. Creo que es muy importante divulgar el conocimiento espiritual a nivel popular, porque la realidad actual es la de que se está cometiendo en todo el mundo el mayor genocidio de la historia, y cada uno, en su grado de responsabilidad, tendrá que afrontar en el futuro el fruto de lo que ahora tan inconscientemente se está sembrando. Los hombres y mujeres que hoy en día abogan por suprimir tan irresponsable y alegremente estas vidas humanas no nacidas, también bajo el pretexto de malformaciones congénitas detectadas en el feto, con lo cual justifican su eliminación, ( parece que vamos a un mundo de físicos perfectos; el que no lo sea no tendrá derecho a nacer ni a vivir- ¡ horrible ! - ) ignoran que después de que suceda su propia muerte, ( que siempre se ve tan remota y lejana, como si eso sucediera a los demás pero a ellos no), seguirán viviendo como espíritus desencarnados, y tendrán que volver a renacer bajo la tutela de la Ley de Causa y Efecto, por la cual se cosecha obligadamente lo que antes se sembró voluntariamente.
Por tanto no será de extrañar que esa cosecha sea la de ser ellos mismos abortados, o tal vez la de volver a nacer como niños sanos y perfectos, para morir después de cualquier forma al poco de nacer, de modo que experimenten en si mismos lo que es una vida cortada desde su comienzo, como las que ellos mismos cortaron en su pasado. Por favor, no cometamos más errores. Divulguemos estos conceptos e impidamos en la medida que nos sea posible, que esta matanza de inocentes continúe. Que cada uno en la parcela de su responsabilidad individual, digamos siempre de corazón: ¡ Sí a la Vida ¡.
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