Pregunta: La mediumnidad mecánica, ¿es la denominada de incorporación?
Ramatís: Hay que distinguir lo siguiente: el médium mecánico y el semimecánico no abandonan su cuerpo físico en el momento de la escritura de los mensajes de las entidades espirituales, mientras que en el caso de la incorporación completa, el espíritu y el periespíritu del médium pueden apartarse a mucha distancia, dejando el cuerpo físico bajo la dirección de la entidad comunicante. El médium de incorporación completa, cuando abandona su cuerpo físico queda ligado únicamente por su cordón fluídico, espacio de tiempo ese en que el espíritu se manifiesta,, como sucede con el dueño de casa, que deja la habitación para que temporariamente la habite su amigo o amistad. Aunque continúe ligado al cuerpo carnal, por el lazo fluídico, en virtud a su desligamiento de los centros energéticos del doble etérico, le baja la temperatura y el trance mediúmnico pronunciase hacia el estado de catalepsia. El éxito de la comunicación mediúmnica de incorporación, en trance completo, depende muchísimo del conocimiento y posibilidad que manifieste la entidad espiritual para utilizarlo, pues en definitiva es el único dueño —en ese momento— de la propiedad ajena. La mediumnidad de incorporación, como la mecánica, es eficaz para las identificaciones correctas de los desencarnados, que pueden actuar sin interferencias del médium, revelando con seguridad su característica psicológica y otras particularidades íntimas de su vida terrena. Aunque los espíritus comunicantes deben someterse a las exigencias instintivas del cuerpo físico del médium de incorporación, el cual conserva los ascendientes biológicos y hábitos particulares y estigmatizados en su vida común, asimismo consigue manifestarse con cierta comodidad para exponer su verdadera identidad. La entidad, a pesar de encontrarse en casa ajena o disponiendo de otro instrumento vivo de manifestación en el medio del mundo material, no deja de verificar sus principales cualidades o defectos que eran conocidos por los vivos. La severidad, la malicia, el humorismo, la capciosidad, la ternura, la inteligencia o la humildad retrátanse perfectamente a través del médium de incorporación, porque goza de la facultad de poder plastificar en su rostro las expresiones personales de sus comunicantes. Nos recuerda el caso del inquilino, que debió mudarse a otra mansión amueblada, de gusto distinto, pero que poco a poco consiguió imponer su sello característico, logrando predominar definitivamente su preferencia emotiva. Sirviéndose del médium de incorporación, el espíritu comunicante encuentra ciertos hábitos biológicos y condicionamientos psicológicos que fueron de "su gusto", pero durante la comunicación consigue interferir en su intermediario dejándole entrever algo de su propia índole y temperamento espiritual. En virtud a que el espíritu del médium se aparta totalmente de su organismo físico, al igual que su periespíritu, la comunicación le fluye en forma inconsciente, despertando del trance mediúmnico sin recordar nada de aquello que fue transmitido por su cerebro físico durante su ausencia espiritual. Más tarde se sorprende cuando alguien le describe ciertos asuntos, conceptos filosóficos o argumentación científica, que le agradó, pues como es lógico, no tenía conocimiento personal de la exposición.
Pregunta: ¿Podemos considerar al médium intuitivo como el tipo exactamente opuesto al de incorporación? ¿Acaso no representan los dos tipos clásicos de médium "consciente" e "inconsciente" situados en extremos opuestos?
Ramatís: La escala de la facultad mediúmnica es muy extensa y variada. El médium es un señor de reducido o extenso bagaje psíquico milenario y aporta sus condiciones en las comunicaciones de los desencarnados. Es dificilísimo encontrar dos médiums cuya moral, temperamento, cultura o poder mental coincidan rigurosamente entre sí, por eso se producen comunicaciones perfectamente semejantes, mas no iguales. Aunque se trate de médiums de incorporación completa e inconscientes, su bagaje psíquico y la contextura de su individualidad espiritual, influyen en las comunicaciones mediúmnicas, imponiendo cierta peculiaridad. Sólo en el caso de muerte física, cuando el espíritu se desliga completamente del cuerpo carnal, cuando realmente es un "cadáver", un cuerpo sin vida, en ese estado recién deja de recibir la influencia exterior, propiamente dicha. El periespíritu del médium, que es la matriz o molde original del cuerpo físico, prestado al espíritu desencarnado o manifestante, aunque se conserve a larga distancia, lo mismo influye, dejando traslucir en la comunicación sus características psíquicas acondicionadas del pretérito. El espíritu comunicante utiliza el cuerpo del médium, mas su temperamento, cultura o costumbres se podrán manifestar a través de las peculiaridades que ofrece, en cierta forma, por medio del comunicado. La facultad intuitiva y la de incorporación no pueden considerarse dos patrones exclusivos de mediumnidad, opuestas entre sí, porque tanto el médium intuitivo como el de incorporación pueden variar en su manifestación mediúmnica, revelando algunos matices opuestos e incomunes a su propia facultad habitual. El intuitivo, algunas veces, puede comunicar en trance sonambúlico parcial —aunque no sea muy frecuente— y el médium incorporación también está sujeto a intercalar en su manifestación algo de la facultad intuitiva. Durante el ejercicio mediúmnico pueden surgir factores o circunstancias que favorecen al médium, predominando ciertos matices mediúmnicos diferentes del acostumbrado; también debido a su progreso espiritual, alcanza nuevas aptitudes de mejoramiento psíquico en su tarea de comunicación con el mundo oculto. En general, los médiums intuitivos, a veces, son de incorporación, mientras que en los que predomina la facultad de incorporación, accidentalmente también pueden comunicar intuitivamente. La diferencia está en que el médium intuitivo recuerda todos los pensamientos que le fueron comunicados por las entidades, en cuanto al de incorporación es inconsciente, pues su periespíritu se aparta durante la manifestación. el propio médium de incorporación —que se vuelve nulo durante el trance— más tarde logra recordar algo de las ideas que se transmitieron por su intermedio.
Pregunta: ¿Por qué el médium de incorporación, no recuerda de inmediato aquello que los espíritus comunicaron por su intermedio?
Ramatís: Conforme manifestamos anteriormente, sólo en caso de muerte corporal el periespíritu abandona definitivamente el cuerpo físico. El médium inconsciente o de incorporación completa, algunos días después de su trabajo mediúmnico verifica la aparición de algunas frases, vocablos o ideas, que los desencarnados vertieron por su cerebro físico, cuando estaba alejado de su organismo. Aunque el cerebro periespiritual quede distanciado durante el trance, no elimina totalmente lo sucedido; por eso, las ideas comunicadas se retratan o reflejan aunque no posean la nitidez original con que las recibió por su cerebro. El médium se sorprende tiempo después al reconocer formas, vestimentas o fisonomías que tuvo la oportunidad de identificar en otros lugares, pero ignora que fueron lar entidades que utilizaron su cuerpo físico en trance. Ese reconocimiento posterior y mental, de algunos períodos, fragmentos o ideas que los desencarnados le fluyeron por el cerebro físico, le da la impresión de que el hecho sucedió en aquel momento. Así como sucede con el médium intuitivo y vidente, que "ve" a los espíritus a través de su mente sensibilizada, y en realidad el fenómeno ocurre porque "sienten" la presencia junto a su periespíritu, para surgirle después las imágenes o detalles que le aclaran o explican la visión intuitiva; el médium de incorporación, instintivamente evoca de la intimidad de su periespíritu aquello que sintió cuando cedía el cuerpo a la entidad manifestante. Su cerebro periespiritual insiste en evocar el acontecimiento incomún que observó a la distancia, pero que grabó en su memoria etérica. A través del fenómeno de repercusión vibratoria, poco a poco le transfiere hacia el cerebro físico las imágenes que mejor entrevió en su visión periespiritual. Algunos detalles nítidos pueden surgir posteriormente por el ajuste sincrónico del periespíritu al cerebro físico; podría decirse que las rememorizaciones y asociaciones de ideas que aparecen más tarde se las comunica el periespíritu al cerebro físico. Esto sucede también con los "sujetos" muy sensibles a la hipnosis, quienes más tarde recuerdan, con mayor o menor claridad, aquello que vivieron o transmitieron en trance hipnótico, a pesar de su completa inconsciencia cuando estaban bajo la dirección y voluntad del hipnotizador. Algunos "sujetos" recuerdan inmediatamente todo aquello de cuanto participaron, ni bien retoman del trance; otros lo van recordando lentamente, y a veces pasan algunos días para tomar conocimiento satisfactorio del fenómeno hipnótico. En el caso de los experimentos hipnológicos de regresión de la memoria reencarnatoria, algunos pacientes de la hipnosis llegan a evocar los contornos físicos, voces y acontecimientos que vivieron, o relatan en trance aquello que más les impresionó el cerebro en la evocación de sus vidas anteriores. La memoria etérica y periespiritual definitiva conserva totalmente los hechos de que participa con el ser, pudiendo ser desde un simple cabello, el vuelo y brillo fugaz de la luciérnaga, hasta las escenas tormentosas y catastróficas del mundo físico. A medida que se sensibiliza el espíritu, aviva su bagaje milenario y sideral y poco a poco toma posesión de su conciencia forjada en el tiempo y en el espacio por los elementos educativos del mundo planetario.
Ramatís: Hay que distinguir lo siguiente: el médium mecánico y el semimecánico no abandonan su cuerpo físico en el momento de la escritura de los mensajes de las entidades espirituales, mientras que en el caso de la incorporación completa, el espíritu y el periespíritu del médium pueden apartarse a mucha distancia, dejando el cuerpo físico bajo la dirección de la entidad comunicante. El médium de incorporación completa, cuando abandona su cuerpo físico queda ligado únicamente por su cordón fluídico, espacio de tiempo ese en que el espíritu se manifiesta,, como sucede con el dueño de casa, que deja la habitación para que temporariamente la habite su amigo o amistad. Aunque continúe ligado al cuerpo carnal, por el lazo fluídico, en virtud a su desligamiento de los centros energéticos del doble etérico, le baja la temperatura y el trance mediúmnico pronunciase hacia el estado de catalepsia. El éxito de la comunicación mediúmnica de incorporación, en trance completo, depende muchísimo del conocimiento y posibilidad que manifieste la entidad espiritual para utilizarlo, pues en definitiva es el único dueño —en ese momento— de la propiedad ajena. La mediumnidad de incorporación, como la mecánica, es eficaz para las identificaciones correctas de los desencarnados, que pueden actuar sin interferencias del médium, revelando con seguridad su característica psicológica y otras particularidades íntimas de su vida terrena. Aunque los espíritus comunicantes deben someterse a las exigencias instintivas del cuerpo físico del médium de incorporación, el cual conserva los ascendientes biológicos y hábitos particulares y estigmatizados en su vida común, asimismo consigue manifestarse con cierta comodidad para exponer su verdadera identidad. La entidad, a pesar de encontrarse en casa ajena o disponiendo de otro instrumento vivo de manifestación en el medio del mundo material, no deja de verificar sus principales cualidades o defectos que eran conocidos por los vivos. La severidad, la malicia, el humorismo, la capciosidad, la ternura, la inteligencia o la humildad retrátanse perfectamente a través del médium de incorporación, porque goza de la facultad de poder plastificar en su rostro las expresiones personales de sus comunicantes. Nos recuerda el caso del inquilino, que debió mudarse a otra mansión amueblada, de gusto distinto, pero que poco a poco consiguió imponer su sello característico, logrando predominar definitivamente su preferencia emotiva. Sirviéndose del médium de incorporación, el espíritu comunicante encuentra ciertos hábitos biológicos y condicionamientos psicológicos que fueron de "su gusto", pero durante la comunicación consigue interferir en su intermediario dejándole entrever algo de su propia índole y temperamento espiritual. En virtud a que el espíritu del médium se aparta totalmente de su organismo físico, al igual que su periespíritu, la comunicación le fluye en forma inconsciente, despertando del trance mediúmnico sin recordar nada de aquello que fue transmitido por su cerebro físico durante su ausencia espiritual. Más tarde se sorprende cuando alguien le describe ciertos asuntos, conceptos filosóficos o argumentación científica, que le agradó, pues como es lógico, no tenía conocimiento personal de la exposición.
Pregunta: ¿Podemos considerar al médium intuitivo como el tipo exactamente opuesto al de incorporación? ¿Acaso no representan los dos tipos clásicos de médium "consciente" e "inconsciente" situados en extremos opuestos?
Ramatís: La escala de la facultad mediúmnica es muy extensa y variada. El médium es un señor de reducido o extenso bagaje psíquico milenario y aporta sus condiciones en las comunicaciones de los desencarnados. Es dificilísimo encontrar dos médiums cuya moral, temperamento, cultura o poder mental coincidan rigurosamente entre sí, por eso se producen comunicaciones perfectamente semejantes, mas no iguales. Aunque se trate de médiums de incorporación completa e inconscientes, su bagaje psíquico y la contextura de su individualidad espiritual, influyen en las comunicaciones mediúmnicas, imponiendo cierta peculiaridad. Sólo en el caso de muerte física, cuando el espíritu se desliga completamente del cuerpo carnal, cuando realmente es un "cadáver", un cuerpo sin vida, en ese estado recién deja de recibir la influencia exterior, propiamente dicha. El periespíritu del médium, que es la matriz o molde original del cuerpo físico, prestado al espíritu desencarnado o manifestante, aunque se conserve a larga distancia, lo mismo influye, dejando traslucir en la comunicación sus características psíquicas acondicionadas del pretérito. El espíritu comunicante utiliza el cuerpo del médium, mas su temperamento, cultura o costumbres se podrán manifestar a través de las peculiaridades que ofrece, en cierta forma, por medio del comunicado. La facultad intuitiva y la de incorporación no pueden considerarse dos patrones exclusivos de mediumnidad, opuestas entre sí, porque tanto el médium intuitivo como el de incorporación pueden variar en su manifestación mediúmnica, revelando algunos matices opuestos e incomunes a su propia facultad habitual. El intuitivo, algunas veces, puede comunicar en trance sonambúlico parcial —aunque no sea muy frecuente— y el médium incorporación también está sujeto a intercalar en su manifestación algo de la facultad intuitiva. Durante el ejercicio mediúmnico pueden surgir factores o circunstancias que favorecen al médium, predominando ciertos matices mediúmnicos diferentes del acostumbrado; también debido a su progreso espiritual, alcanza nuevas aptitudes de mejoramiento psíquico en su tarea de comunicación con el mundo oculto. En general, los médiums intuitivos, a veces, son de incorporación, mientras que en los que predomina la facultad de incorporación, accidentalmente también pueden comunicar intuitivamente. La diferencia está en que el médium intuitivo recuerda todos los pensamientos que le fueron comunicados por las entidades, en cuanto al de incorporación es inconsciente, pues su periespíritu se aparta durante la manifestación. el propio médium de incorporación —que se vuelve nulo durante el trance— más tarde logra recordar algo de las ideas que se transmitieron por su intermedio.
Pregunta: ¿Por qué el médium de incorporación, no recuerda de inmediato aquello que los espíritus comunicaron por su intermedio?
Ramatís: Conforme manifestamos anteriormente, sólo en caso de muerte corporal el periespíritu abandona definitivamente el cuerpo físico. El médium inconsciente o de incorporación completa, algunos días después de su trabajo mediúmnico verifica la aparición de algunas frases, vocablos o ideas, que los desencarnados vertieron por su cerebro físico, cuando estaba alejado de su organismo. Aunque el cerebro periespiritual quede distanciado durante el trance, no elimina totalmente lo sucedido; por eso, las ideas comunicadas se retratan o reflejan aunque no posean la nitidez original con que las recibió por su cerebro. El médium se sorprende tiempo después al reconocer formas, vestimentas o fisonomías que tuvo la oportunidad de identificar en otros lugares, pero ignora que fueron lar entidades que utilizaron su cuerpo físico en trance. Ese reconocimiento posterior y mental, de algunos períodos, fragmentos o ideas que los desencarnados le fluyeron por el cerebro físico, le da la impresión de que el hecho sucedió en aquel momento. Así como sucede con el médium intuitivo y vidente, que "ve" a los espíritus a través de su mente sensibilizada, y en realidad el fenómeno ocurre porque "sienten" la presencia junto a su periespíritu, para surgirle después las imágenes o detalles que le aclaran o explican la visión intuitiva; el médium de incorporación, instintivamente evoca de la intimidad de su periespíritu aquello que sintió cuando cedía el cuerpo a la entidad manifestante. Su cerebro periespiritual insiste en evocar el acontecimiento incomún que observó a la distancia, pero que grabó en su memoria etérica. A través del fenómeno de repercusión vibratoria, poco a poco le transfiere hacia el cerebro físico las imágenes que mejor entrevió en su visión periespiritual. Algunos detalles nítidos pueden surgir posteriormente por el ajuste sincrónico del periespíritu al cerebro físico; podría decirse que las rememorizaciones y asociaciones de ideas que aparecen más tarde se las comunica el periespíritu al cerebro físico. Esto sucede también con los "sujetos" muy sensibles a la hipnosis, quienes más tarde recuerdan, con mayor o menor claridad, aquello que vivieron o transmitieron en trance hipnótico, a pesar de su completa inconsciencia cuando estaban bajo la dirección y voluntad del hipnotizador. Algunos "sujetos" recuerdan inmediatamente todo aquello de cuanto participaron, ni bien retoman del trance; otros lo van recordando lentamente, y a veces pasan algunos días para tomar conocimiento satisfactorio del fenómeno hipnótico. En el caso de los experimentos hipnológicos de regresión de la memoria reencarnatoria, algunos pacientes de la hipnosis llegan a evocar los contornos físicos, voces y acontecimientos que vivieron, o relatan en trance aquello que más les impresionó el cerebro en la evocación de sus vidas anteriores. La memoria etérica y periespiritual definitiva conserva totalmente los hechos de que participa con el ser, pudiendo ser desde un simple cabello, el vuelo y brillo fugaz de la luciérnaga, hasta las escenas tormentosas y catastróficas del mundo físico. A medida que se sensibiliza el espíritu, aviva su bagaje milenario y sideral y poco a poco toma posesión de su conciencia forjada en el tiempo y en el espacio por los elementos educativos del mundo planetario.
Me desanimaron, estaba comenzando en dejar mi cuerpo por unos momentos y visitar los alrededores, pero, si mas lo entendí, la probabilidad será poca q lo recuerde. También tendría q dejar mi cuerpo a alguien confiable, tal vez a alguien muy conocido. Además, eso de deajr a otro ser entrar en tí, lo hice a menudo, pero no tomaba mucha poseción, parecía mas chamanismo, dado q les enseñé a escribir y ver la hora, aunque no pasaron de mover un dedo.
ResponderEliminarno entiendo bien tu comentario, podrias especificar un poco mas claro, saludos.
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