Todo en la reencarnación sucede bajo la supervisión de Dios, siendo esto programada los espíritus superiores actúan como constructores en el flujo de la vida, seleccionando el óvulo y el espermatozoide en la formación del huevo, que originará aprox. Los 70 trillones de células del cuerpo físico, siempre que sea posible el espíritu reencarnante colabora en acción conjunta en esa iniciativa. Por ejemplo si la determinación era un pianista o cirujano el cuerpo físico no deberá presentar defecto genético en las manos. Solicitada ya la naturaleza de las pruebas por el reencarnante, o establecidas las expiaciones, los Espíritus superiores en la ejecución del proyecto de recorporificación. Hasta en las reencarnaciones forzadas el Espíritu reencarnante, aun sin colaborar en el proceso, tiene conocimiento del programa establecido por mas reciente que sea, porque nadie penetra en un establecimiento, para la etapa más o menos larga, sin finalidad especifica y sin conocimiento de los estatutos que debe obedecer. El grado de comando de los Espíritus superiores, en este proceso reencarnatorio, es inversamente proporcional a la etapa evolutiva del Espíritu.
Quedará este conocimiento en posición del Espíritu archivando en su periespíritu por ocasión de la reencarnación parta ser utilizada como intuición. También se establecen fuertes compromisos, entre los padres y el espíritu reencarnante, y viceversa, cuyo cumplimiento es fundamental para que concretice la reencarnación, así ver los lazos preexistentes estableciéndose nuevos y reparando los antiguos. Sobre la ruptura de este protocolo tiene repercusiones muy importantes sobre los compromisos de los Espíritus envueltos en el proceso. Colaboran también los espíritus simpáticos y a veces buscan interferir negativamente los espíritus inferiores, de acuerdo con la posibilidad de sintonías en la reencarnación que se presenta redentora para su desafecto. En realidad nosotros somos los que fuimos, encontrándose grabados en nuestro periespíritu todas las vivencias y experiencias transcurridas, para transmitir a través del modelo organizador biológico al nuevo cuerpo físico, no como una fatalidad, pero como un punto de partida, pudiendo ser modificada, en el transcurso de que realizamos de positivo o negativo, en la edificación de nuestra propuesta reencarnatoria.
El Dr. Jorge Andréa llega a admitir que el espíritu pueda estar presente e influir en la selección del espermatozoide que va disparar el mecanismo de fecundación y consecuente gestación. Naturalmente que para eso es necesario que el espíritu tenga condiciones evolutivas y de conocimientos bastante satisfactorias, pues hay renacimientos regidos por leyes de emergencias, en cuyo proceso poco participa conscientemente el reencarnante. Existe un óvulo seleccionado que llega a un espermatozoide también marcado por la espiritualidad, que lo alcanzara. Si no fuera así y habría una selección para el espermatozoide y un acaso para el óvulo. De esta manera se da la fecundación, formándose el huevo o zigoto y el inicio de la vida física y de la ligación espiritual, cuando existe un Espíritu designado, y ya pues fijado por su cordón fluidito, caminando el huevo y el espíritu con su sueño reencarnatorio “dolorosamente conquistado e insistentemente solicitado” , en búsqueda de anidar en el útero materno, preparado “cariñosamente” para recibirlo en su majestad, intensificándose los lazos perispiriticos como el cuerpo físico casi completamente al nacimiento y finalizándose hasta los siete años de edad, aproximadamente. “La unión comienza en la concepción, pero solo se completa por ocasión del nacimiento”. “La diferencia es sutil, pero interesante de considerar: él no esta encarnado, pero ligado, de la concepción al nacimiento”. Concomitantemente los movimientos vibratorios del periespíritu van disminuyendo y restringiendo ocasionando la obnubilación de la memoria y “un velo cada vez más espeso envuelto al alma y le apaga la radiaciones interiores”.
Quedará este conocimiento en posición del Espíritu archivando en su periespíritu por ocasión de la reencarnación parta ser utilizada como intuición. También se establecen fuertes compromisos, entre los padres y el espíritu reencarnante, y viceversa, cuyo cumplimiento es fundamental para que concretice la reencarnación, así ver los lazos preexistentes estableciéndose nuevos y reparando los antiguos. Sobre la ruptura de este protocolo tiene repercusiones muy importantes sobre los compromisos de los Espíritus envueltos en el proceso. Colaboran también los espíritus simpáticos y a veces buscan interferir negativamente los espíritus inferiores, de acuerdo con la posibilidad de sintonías en la reencarnación que se presenta redentora para su desafecto. En realidad nosotros somos los que fuimos, encontrándose grabados en nuestro periespíritu todas las vivencias y experiencias transcurridas, para transmitir a través del modelo organizador biológico al nuevo cuerpo físico, no como una fatalidad, pero como un punto de partida, pudiendo ser modificada, en el transcurso de que realizamos de positivo o negativo, en la edificación de nuestra propuesta reencarnatoria.
El Dr. Jorge Andréa llega a admitir que el espíritu pueda estar presente e influir en la selección del espermatozoide que va disparar el mecanismo de fecundación y consecuente gestación. Naturalmente que para eso es necesario que el espíritu tenga condiciones evolutivas y de conocimientos bastante satisfactorias, pues hay renacimientos regidos por leyes de emergencias, en cuyo proceso poco participa conscientemente el reencarnante. Existe un óvulo seleccionado que llega a un espermatozoide también marcado por la espiritualidad, que lo alcanzara. Si no fuera así y habría una selección para el espermatozoide y un acaso para el óvulo. De esta manera se da la fecundación, formándose el huevo o zigoto y el inicio de la vida física y de la ligación espiritual, cuando existe un Espíritu designado, y ya pues fijado por su cordón fluidito, caminando el huevo y el espíritu con su sueño reencarnatorio “dolorosamente conquistado e insistentemente solicitado” , en búsqueda de anidar en el útero materno, preparado “cariñosamente” para recibirlo en su majestad, intensificándose los lazos perispiriticos como el cuerpo físico casi completamente al nacimiento y finalizándose hasta los siete años de edad, aproximadamente. “La unión comienza en la concepción, pero solo se completa por ocasión del nacimiento”. “La diferencia es sutil, pero interesante de considerar: él no esta encarnado, pero ligado, de la concepción al nacimiento”. Concomitantemente los movimientos vibratorios del periespíritu van disminuyendo y restringiendo ocasionando la obnubilación de la memoria y “un velo cada vez más espeso envuelto al alma y le apaga la radiaciones interiores”.
Teoría de la reencarnación y genética:
ResponderEliminarEn los genes esta toda la información necesaria para trasmitir la herencia a través de generaciones, es decir, cada individuo posee en su ADN los rasgos que nos hacen diferentes a unos de los otros, pero no tan diferentes de nuestros padre y abuelos, ya que en ellos al menos el 25 % de su ADN es idéntico al nuestro, por lo cual de ellos heredamos rasgos físicos y mentales y a la vez lo hacemos de nuestros antepasados mas remoto, por lo cual podemos ser muy parecidos de un antepasado que vivió hace más de mil años.