jueves, 5 de febrero de 2009

Reencarnación en el nuevo Testamento


1 – ¿La reencarnación aparece en el Nuevo Testamento?
Más que en el Viejo. Existen muchas referencias, bastante explícitas.

2 – Se evoca el célebre encuentro de Jesús con Nicodemos para demostrar que Jesús enseñaba la reencarnación. ¿Sería esa la mayor evidencia?
Es la más recordada. El problema es que Jesús empleaba un lenguaje simbólico, algo complicado. Favorece la fantasía y la especulación. La persona siempre la interpreta según las conveniencias de su religión.

3 – ¿En cuales textos, en el Evangelio, la reencarnación aparece de forma objetiva?
En las referencias de Jesús a Juan el Bautista. Según las tradiciones judaicas, el profeta Elías debería regresar a la Tierra en el adviento del Mesías. Sería el precursor, aquel que anunciaría su
llegada y lo presentaría. Sabemos que Elías reencarnó como Juan el Bautista. Jesús se refiere textualmente a eso cuando, instado por los discípulos, dice: “Yo, sin embargo, os digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron, antes hicieron con él todo cuanto quisieron. Así también, el hijo del hombre ha de padecer en las manos de ellos” (Mateo, 17:12). Juan fue decapitado por orden de Herodes. Es significativa la conclusión del evangelista, en el versículo siguiente: “Entonces los discípulos entendieron que les hablaba de Juan el Bautista”.

4 – Los teólogos ortodoxos dicen que Juan Bautista venía con el espíritu y el poder de Elías, refiriéndose a una identidad entre dos profetas, no al retorno del primero.
Se inspiran en Lucas, en la anunciación del nacimiento de Juan (1:17): “E irá delante de él en espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, convertir los desobedientes a la prudencia de los justos y habilitar para el Señor un pueblo preparado”. Es una afirmativa ambigua, ya que podemos también considerar ese “espíritu y poder de Elías” como la presencia del propio Malaquias (4:5), en quien Lucas se inspiró, es más objetivo, sin margen a doble interpretación: “Es que os enviaré el profeta Elías, antes que venga el grande, el terrible día del Señor. El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres”… El profeta enuncia claramente el retorno de Elías. Considerando su afirmación, no hay como sustentar la fantasía de que Juan Bautista sería su clon psicológico.

5 – ¿Aparece la reencarnación en otros pasajes evangélicos?
En Mateo (16:13-14), cuando Jesús pregunta: “¿Quien dice el pueblo que es el hijo del hombre?”, responden los discípulos: “Unos dicen Juan el Bautista, otros Elías y otros Jeremías o alguno de los profetas”. Es obvio que los discípulos y el pueblo estaban familiarizados con la idea de las vidas sucesivas o no tendría lugar aquella respuesta. Lo mismo ocurre con Juan (9:12), cuando, delante de un ciego de nacimiento, los discípulos preguntan: “Maestro, ¿Quién pecó, este hombre o sus padres para que naciese ciego?”. Jamás harían semejante pregunta si no admitiesen la reencarnación.

6 – Si la reencarnación aparece de forma tan evidente en el Nuevo Testamento, ¿por qué fue proscrita?
A partir del siglo IV, cuando, por influencia de los emperadores Constantino y Teodósio, se convirtió la religión oficial del Imperio Romano, el Cristianismo entró en el desvío. Se institucionalizó; surgió el profesionalismo religioso; fueron asimiladas prácticas externas del paganismo; se crearon ritos y rezos, oficios y oficiantes. Toda una estructura teológica fue montada para atender a las pretensiones absolutistas de la casta sacerdotal dominante, que se imponía a los creyentes con la draconiana afirmación: “Fuera de la Iglesia no hay salvación”. En ese cuadro de ambiciones y privilegios, no había lugar para una doctrina que exalta la responsabilidad individual, enseñando que nuestro futuro está condicionado al empeño de renovación, jamás a la simple adhesión a una iglesia.

7 – Sabemos que hubieron muchas interpolaciones y adulterios en los textos evangélicos a lo largo de los primeros siglos. ¿Por qué, si había interés en eliminar la idea de la reencarnación, no fueron suprimidos aquellos que le hacen referencia?
Jerónimo, a mando del papa Damaso, en el siglo IV, fijó los textos evangélicos definitivos, al elaborar la vulgata, una traducción de la Biblia al latín, a partir de textos griegos. Ocurre que en esa época la reencarnación era aceptada por una buena parcela del movimiento cristiano. Sólo en el siglo VI prevaleció la corriente contraria y ella fue oficialmente situada como herejía. A esa altura ya no era posible alterar la vulgata.

8 – Hay una versión según la cual la proscripción de la reencarnación habría ocurrido en virtud de la influencia de la emperatriz Teodora, esposa de Justiniano, que creía absurda la posibilidad de volver a la Tierra como una humilde trabajadora. Ella esperaba un cielo inmediato, conforme su posición. Influenciado por ella, Justiniano habría ejercido una fuerte presión para la eliminación del principio reencarnacionista, en un sínodo realizado en 543, en Constantinopla.
Tenemos ahí una autentica tontería. No existen documentos que comprueben esa versión. Es improbable que algo tan serio haya ocurrido por simple influencia de una mujer pretenciosa. Yo creo que hubo una fatalidad histórica. El concepto reencarnacionista era muy avanzado para la mentalidad medieval, lo que no es de admirar. Los teólogos no conseguían siquiera admitir la idea de que la Tierra se moviera y que no era el centro del Universo…

(R. Simonetti)

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