martes, 9 de marzo de 2010

El poder cocreador del Espíritu


Los fundamentos del paradigma médico-espírita se podrían resumir de la siguiente manera: inmortalidad del alma y su acción prioritaria sobre el cuerpo físico y las envolturas sutiles (cuerpo mental, periespíritu); poder cocreador de la mente y los pensamientos, acción no local de la conciencia; comunicabilidad del Espíritu por medios extrasensoriales; reencarnación, ley biológica natural que favorece el perfeccionamiento espiritual continuado; Ley de la Acción y la Reacción que respeta el libre albedrío y confiere a cada quién según sus propias obras; salud: estado de perfecta armonía del alma; cura: es en verdad autocura; cuerpo físico: filtro de impurezas del alma y medio de evolución espiritual; Amor Universal: conquista máxima del ser, que le confiere la salud perfecta. La visión espiritista de la salud es, por ende, holística: todos los procesos mórbidos son esencialmente mentales, comandados por el Espíritu, y todos los fenómenos – físicos, biológicos, sociales, culturales y espirituales – ejercen influencia sobre él, que los metaboliza y los integra.
La supervivencia del alma no se sostiene sólo por sólidos argumentos filosóficos, sino principalmente, por fuertes evidencias científicas, obtenidas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo, y demás estudiosos de los siglos XIX y XX. El pensamiento es uno de los atributos del Espíritu. Nace de las profundidades de la reflexión mental, formado de átomos de materia aún desconocida, que se expresan también como ondas electromagnéticas de más de 300 mil kilómetros por segundo, obedeciendo a las leyes de la física cuántica.
Por su poder de mando, el Espíritu tiene tanto “las fuerzas equilibrantes y restauradoras para los billones de células del organismo físico”, como los rayos magnéticos de alto poder destructivo. Sin embargo, para actuar sobre la materia necesita al periespíritu, envoltura sutil formada de átomos, en otro estado vibratorio. De él forma parte el cuerpo vital, que corresponde al chi de los taoístas; prana, de los hindúes; fluido vital, de Hahnemann; libido, de Freud y Jung; bioenergía, de Reich; modelo organizador biológico, de Hernani Guimarães Andrade; campos mórficos, de Rupert Sheldrake.

Etiopatogenias X Ley de Acción y Reacción
Somos herederos de nuestras propias acciones, sean buenas o malas. El karma o “cuenta del destino creada por nosotros mismos” está impreso en el cuerpo causal, otro constituyente del periespíritu. En verdad, las enfermedades se derivan de los vicios de la mente, conocidos como egoísmo, orgullo, vanidad, tiranía, etc., porque son el móvil de nuestras acciones maléficas, que quedan almacenadas en nuestro cuerpo sutil. Esos registros explican uno de los mayores enigmas de la patología médica: las enfermedades congénitas.
Ian Stevenson, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, EE.UU., ha investigado algo de 2.600 casos de reencarnación. En su último libro Reincarnation and Biology, de 1997, trató ese asunto en dos volúmenes, “Marcas de Nacimiento” y “Defectos Congénitos”, un tratado importante que se debería estudiar en todas las escuelas médicas. Por eso en el futuro la anamnesis será mucho más amplia, pues tendrá la Ficha de Identificación completa del Paciente que abarca su Historia Actual, la Ficha Kármica y la Proyección Individual de Reminiscencias, así como la anotación de los Complejos de Culpa, el Análisis de los Miembros de la Familia y la Ficha Psicológica Detallada.

Terapias y Recursos Terapéuticos
En el ejercicio de la medicina, el médico espírita emplea todas las terapias que aprendió a lo largo de su formación universitaria, pero además de las cirugías, los medicamentos alópatas cuando correspondan, acude también a los recursos terapéuticos de la Homeopatía, a los fitoterapéuticos, a la Acupuntura, con la finalidad de restaurar la circulación y la armonía de la energía vital. Reconoce el valor de los diversos procedimientos analíticos, propuestos por las más diversas escuelas de psicología profunda, sin embargo valora más la contribución de la Psicología Transpersonal y la Terapia por Regresión de Memoria que consideran los contenidos psicológicos que salen a relucir en los estados alterados de conciencia, inclusive los de existencias anteriores. Cuando el paciente lo acepta, utiliza también la Terapia Complementaria Espírita: la Plegaria, la Meditación, la Desobsesión, la Fluidoterapia, con la donación de energía vital en los Pases y en el Agua Fluidificada. Estimula el autoconocimiento, con énfasis a la Reforma Interior, punto básico para el perfeccionamiento espiritual.
Hoy día, decenas de universidades en los EE.UU. discuten Medicina y Espiritualidad: Herbert Benson de Harvard Medical School, imparte clases de postgrado en esa materia; el psicogeriatra Harold Koenig, de la Universidad de Duke, además de trabajos científicos publicó Handbook of Religion and Health, un tratado completo sobre el asunto. También en la Universidad de Nuevo México, el dr. William R. Miller publicó Integrating Spirituality into Treatment, en que enfoca, entre otros temas, el Entrenamiento Profesional en Espiritualidad.

Caminos de la Solidaridad
El Paradigma Médico-Espírita incluye la solidaridad como una de las vigas maestras de su estructura. Y ese sentimiento, que nace del más puro amor fraterno, es el eslabón del médico con la colectividad. Con estos principios trabajan los médicos espíritas, con la expectativa de implantar la Medicina del Alma en su doble sentido: una Medicina que da prioridad al el Espíritu, y al mismo tiempo, a la bondad, la solidaridad, al calor humano.

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