sábado, 9 de enero de 2010

Auras


El Aura es el reflejo de nuestra realidad interna. No podemos impedir que alguien que tiene la percepción necesaria nos observe tal como somos, ya que el Aura no puede ser disfrazada o arreglada; pero para una adecuada captación e interpretació n se deberá conocer las variaciones y combinaciones múltiples de los colores, su significado así como la existencia en el ser humano de aquellas tres Auras que llevamos con nosotros: El Aura Mental, El Aura Total y El Aura de Salud.

Aura Mental
Es el arco iris de colores que se observa por encima de la cabeza, con tonos definidos como medias lunas por encima del cráneo y los hombros. Esta aura es muy variable, debido a que está sujeta a los estados mentales, anímicos y emocionales de la persona, los cuales suelen ser cambiantes.
Se puede interpretar el aura mental, como el estado mental de la persona; un estado que resume sus actitudes, conceptos, y manera de ver la vida. Para percibirla se ubicará a la persona sujeta a observación, parada al frente nuestro, a no mas de 5 metros de distancia de espaldas a una pared o fondo
claro (la persona a observarse debe estar vestida con ropas claras), en un ambiente bien iluminado. Concentraremos entonces nuestra atención y la vista física ligeramente por encima de la cabeza del sujeto observado. En ese momento, con el dedo índice nos tocaremos suavemente el entrecejo. Esto lo haremos para concentrar nuestra atención en la frente y poder captar, ya sea con los ojos abiertos o cerrados, en nuestra mente, los colores del aura. Al cabo de veinte segundos, relajamos la mano y mantenemos la concentración a través de la sensación aún presente, de la yema del dedo en el entrecejo.
Después de un minuto –como en el ejercicio de la llama de la vela-, uno cierra los ojos y procura trasladar la silueta de la persona guardada en la retina, hacia el entrecejo, y allí procuramos “sentir” los colores alrededor de la persona. Porque la idea es «sentir» mas que ver. Y podemos continuar percibiendo y sintiendo con los ojos abiertos, entreabiertos o cerrados; como nos resulte más fácil, recordando que el color más cercano al cuerpo es el violeta, le sigue el azul, el celeste, el verde, el amarillo, el naranja y finalmente el rojo como el mas externo.

En una hoja en blanco, con lápices de colores dibujaremos la silueta de un cuerpo humano y alrededor le pintaremos los colores que captemos. No siempre se apreciaran los colores en el orden antes mencionado, por cuanto alguno suele destacarse mas que otro, o hay colores que están tan sutiles, o que son imperceptibles, pudiendo aparecer en la observación, sólo dos o tres como revueltos y en movimiento.

El Aura Total
Es la cúpula de protección natural que posee el ser humano. Su tamaño abarca lo que alcanzan nuestros brazos extendidos, pudiendo llegar a ser ésta en algunos casos mucho mayor, pues el tamaño del Aura Total es a la vez el del campo de influencia e irradiación de las energías que forman nuestra esencia integral, de cuerpo, mente y espíritu.

Como el Aura envuelve completamente la persona, suele destacarse en ella un color en particular, que es el llamado color “envolvente” o “predominante” , que suele definir nuestro actual estado interno. Nuestra Aura Total tiene la forma de un huevo (forma ovalada), ligeramente achatada en los pies y en la cabeza. Dentro del Aura los colores pueden aparecer horizontales, verticales, oblicuos o como manchas, cubriendo o girando por delante, encima y atrás de la persona dependiendo de su grado de equilibrio o desequilibrio.

Cuando los colores aparecen horizontales esto podría interpretarse como que la persona va a mantener constante su estado actual, ya que el lado derecho del cuerpo suele relacionarse con el momento actual de la persona, mientras que el izquierdo con su futuro inmediato. Mas bien, cuando los colores aparecen oblicuos, podría interpretarse esto como que hay una tendencia hacia el equilibrio o al desequilibrio de tal o cual color. Un Aura con manchas podría estar señalándonos caos personal.

Para que tengamos un Aura Total sana y estable, los colores tendrían que aparecer en sus ubicaciones correctas que corresponden a los chakras, esto es: el color violeta a la altura de la coronilla en la cabeza; el color azul índigo a la altura de la frente o entrecejo; el celeste aguamarina a la altura de la
boca y la garganta; el verde cubriendo los hombros, el corazón y los pulmones; el amarillo ubicado en el plexo solar, a la altura del esternón y el ombligo; el naranja en la zona del bajo vientre y los órganos sexuales; y finalmente el rojo a la altura del cóxis y de las caderas hacia abajo. Para ser saludable y positiva el Aura Total, los colores tendrían que lucir claros y brillantes. Pero en la realidad normal y corriente son pocas las personas que poseen sus colores en las ubicaciones correctas y con la claridad y brillantez que denoten equilibrio y armonía.

Para observar el Aura Total habremos de ubicar nuevamente el dedo índice sobre nuestro entrecejo por veinte segundos, al cabo de lo cual, relajamos la mano y concentraremos nuestra vista física durante un minuto sin parpadear, calculando una cuarta o una mano sobre la cabeza de la persona que hayamos escogido como foco de nuestra atención. Al cabo de ese minuto cerramos los ojos y procuramos definir la silueta de la persona, ubicándola en el entrecejo, tratando desde ya de sentir el color que la envuelve o destaca. Después de un minuto, abrimos nuevamente los ojos y volvemos a concentrar la vista física en el mismo punto, procurando sentir y definir primero: el color envolvente, luego los colores al interior del Aura, y su ubicación; si son horizontales, oblicuos o verticales. Todo detalle del Aura lo plasmaremos en una hoja blanca con lápices de colores, llevados a propósito que nos permitirán después, cotejar y comparar las similitudes en las captaciones.

El Aura de Salud
Comprende los colores que pueden ser apreciados a través de la clarividencia en el cuerpo o fuera de él, y que se asocian con los estado de salud o enfermedad que afectan a la persona. Estos colores suelen asomar del cuerpo como manchas, las mismas que no serían otra cosa que las dolencias y enfermedades que ha tenido, tiene o tendrá en el cuerpo la persona. En otras palabras, los males que aquejan al individuo.

La ventaja de la percepción del aura de salud es que permite establecer la verdadera causa por encima de los efectos de las enfermedades, localizando el foco de concentración de los desequilibrios energéticos. Esto permitirá al facultativo establecer una atención precisa a la raíz del mal, sin tener que perder tiempo en especulativos diagnósticos. Y es que hoy sabemos que antes que se enferme el cuerpo, se enferma la mente, y antes de que se enferme la mente se enferma el alma.
Y las enfermedades del alma pueden haberse gestado en ésta vida o en otras por actitudes inadecuadas. El aura de salud nos permitirá captar y distinguir posibles orígenes en vidas anteriores de las enfermedades y hasta medir la gravedad de las mismas. La observación de esta aura se consigue con la práctica, la experiencia y el entrenamiento continuo, concentrando la visión física y luego la percepción mental en un punto determinado del cuerpo de la persona sujeta a investigación, pudiendo ser éste punto, el plexo solar (ligeramente por encima del ombligo) o cualquiera de los otros centros energéticos o chakras de la persona.

Al cabo de un momento de tener nuestra visión física concentrada sobre la persona, podemos cerrar los ojos, (esto es optativo) y procuraremos concentrar la imagen en nuestra mente, a la altura del entrecejo, percibiendo y detallando mentalmente lo que percibimos. Al rato podremos abrir nuevamente los ojos y seguir la observación con los ojos abiertos, pudiendo desplazar la vista física por distintos otros puntos del cuerpo de la persona observada.

Como en lo anterior, todo detalle observado lo plasmaremos en una hoja blanca, con lápices de colores, para cotejar luego entre todos. Las manchas blancas o amarillo brillantes suelen ser enfermedades ya superadas (como cicatrices energéticas); manchas de color verde señalan recuperación de enfermedades; las manchas de color naranja, las enfermedades que se están gestando y que en cualquier momento pueden manifestarse con fuerza; las manchas rojas son enfermedades ya presentes que podrían llegar a acabar con la persona; y finalmente las manchas color ladrillo, grisáceos, u oscuras pueden ser graves enfermedades de origen karmático (deudas de vidas anteriores). Muchas veces ocurre que con los ejercicios y las prácticas, basta con cerrar los ojos para que aparezcan delante nuestro un sin fin de colores, estos pertenecen a nuestra propia aura.

Para la preparación de la observación de las distintas clases de Aura durante las prácticas deberá procurarse contar a mano con cartulinas de colores de un tamaño de unos 15 x 10 cm .: una de color violeta, otra azul, verde, amarillo, naranja y rojo. Un juego por cada miembros de familia o miembro del grupo con el que deseemos trabajar. Tienen que ser estas cartulinas del mismo material, y del mismo tamaño. La idea
es que cada uno vaya familiarizándose con la vibración de cada color, tocando cada cartoncito por espacio de un minuto con las yemas de los dedos y luego, colocándoselo en la frente procurando “sentir” la vibración del color. A continuación todos los presentes se separarán entre sí, en lo posible, un metro y medio colocándose uno frente a otro; esto, con la finalidad de que con los ojos cerrados cada uno trate de sentir su propia Aura y luego, la del vecino que tiene detrás o delante, o a los lados. El ejercicio se puede combinar con la visualización previa del túnel mental, al final del cual llegamos a una habitación amplia e iluminada, donde delante nuestro hay como un espejo de gran tamaño, con un marco de bronce , que está cubierto por una sábana blanca, y que nosotros al llegar a él, le retiramos la sábana, pudiendo vernos a nosotros mismos reflejados. Esto, como una forma de concentrarnos en nosotros mismos. Luego, la idea es sentir qué color es el que nos está envolviendo; cuál es el que está destacando en nuestra Aura. Este color, es el que caracteriza éste momento de nuestra vida.

Igualmente, cuando hayamos terminado de precisar el nuestro, procuraremos visualizar el de los compañeros mas cercanos presente. Al término del ejercicio compararemos nuestras observaciones.

FORMAS DE PENSAMIENTO

Dentro de la observación del aura se da frecuentemente la aparición de manchas móviles de color, pequeñas sombras, figuras geométricas o destellos alrededor y sobre el cuerpo. Todo esto no es otra cosa que las llamadas formas del pensamiento, ósea, que los pensamientos pueden adquirir colores y formas diversas, ya sean éstas, ideas positivas o negativas.
Colores claros y brillantes siempre suelen acompañar lo positivo, mientras que lo negativo vendría a englobar los colores sombríos y oscuros. Por ejemplo: una nubecita ploma a la altura de la cabeza , podría significar tensión o angustia familiar o problemas en el trabajo. Un destello brillante en el oído sería una inspiración musical o una idea positiva. Un cuadrado transparente, o un rombo naranja podría relacionarse con ideas limitadas a lo cotidiano, preocupaciones o proyectos en el trabajo, etc.

Para la práctica de éstas observaciones, se pedirá a la persona voluntaria que se ha colocado delante de los demás, que se concentre en una idea específica la cual anota previamente sin comunicárselo a nadie, y lo guarda dentro de un sobre. Lo que llegue a ser observado por el resto del grupo, será precisado por los participantes en la hoja blanca, donde previamente hemos dibujado una silueta humana. Si queremos tener la seguridad de que lo estamos observando o sintiendo es exacto o correcto, se recomienda la presencia en el lugar de por lo menos dos niños pequeños entre los cuatro y seis años, quienes también intentarán hacer cada una de las captaciones. Nosotros confrontaremos con ellos.

LAS AURAS, SUS COLORES, Y SUS CARACTERÍSTICAS Y PROPIEDADES

El aura viene a ser el resplandor, vibración luminosa o radiación surgida del cuerpo humano, cuya captación es posible por parte de una persona sensibilizada. En otras palabras, el Aura es la representació n en colores de los aspectos cualitativos de nuestro ser, en forma de emanación de un efluvio brillante, una envoltura vaporosa brillante, oviforme, que rodea el cuerpo y que está compuesto de siete partes fundamentales, siendo la parte más alta, más dilatada. Estas capas son los diferentes cuerpos o vehículos que se ha elaborado el ego, para expresarse en cada uno de los planos. Y reinos de la evolución del hombre; aquellas personas que no cesan en su preparación mental y espiritual alcanzan un día la clarividencia que les permite percibir, sino bien todas, algunas de las capas que más destacan en el huevo áurico. Reiterando la anteriormente expuesto cuando hablamos de auras no podemos dejar de lado el cuerpo vital o doble etérico, conformado por emanaciones que se ven como luminosa neblina muy suave bordeando el cuerpo, con la tonalidad del agua y que es lo primero que nosotros captamos en un ejercicio de visualización de aura. La neblina del cuerpo aparece brillante y clara cuando la persona está descansada y sana, mientras que se torna delgada y lechosa cuando es lo contrario. El doble etérico puede tener muy poco espesor, quizás menos de un centímetro o elevarse hasta dos o tres dedos de espesor.

Cuando se ha desarrollado lo suficiente la voluntad y la capacidad de enfoque de nuestra mente, y por consiguiente, la visión astral o clarividente, es posible percibir fácilmente las vibraciones del cuerpo vital; para comprobarlo es igualmente necesario acercarse a una persona cuyo doble etéreo se observa sano. En comparación con percepciones anteriores, es descrito el movimiento vibratorio que vemos como el aire caliente; esto está íntimamente, relacionado con la curación por imposición de manos, donde uno siente y percibe la energía desprendida del cuerpo y lo reconoce como tal (cuerpo vital). En caso de existir alguna enfermedad o deficiencia del organismo uno lo reconocerá por emanación de una energía o calor diferente proveniente del área afectada.

Lógicamente, uno de los primeros pasos para lograr, la visualización del aura, como decíamos antes es la percepción del cuerpo vital. Esto es un inicio de la clarividencia, quienes perciben el cuerpo astral y vital, disfrutan de la llamada clarividencia sencilla, pero no alcanzan a percibir escenas distantes en el tiempo y espacio sino hasta lograr un adecuado entrenamiento con constancia y perseverancia. Los éteres del plano físico no son captados por la visión física, ellos son el resultado de muchas complicadas combinaciones de sustancias.

La infinita variedad de rasgos fisonómicos es precisamente uno de los resultados de la variabilidad plástica sin fin del doble etérico. El éter akásico, o estado gaseoso. La densidad del doble etérico disminuye a medida que se gana altura, que se aleja del cuerpo físico.
Luego del cuerpo vital tenemos al huevo áurico propiamente, poblado de colores y constituido de vibraciones astrales. Este conjunto multicolor es lo que se distingue como aura humana y a quienes son capaces de su lectura, les revela los sentimientos, las emociones y las pasiones, y algunas formas de pensamientos del individuo observado. Para poder precisar entre el Aura Mental, el Aura Total, el Aura de Salud y las Formas del Pensamiento, habremos de ejercitar nuestra capacidad de enfoque y nuestra voluntad, al decidirnos qué de todo lo que se manifiesta deseamos ver y precisar. Y es que en una primera observación, todo se nos podría estar manifestando junto y revuelto, llevándonos a confusión.

El cuerpo vital es el lugar donde se ubica la enfermedad, cumpliendo labor similar a la del aura de salud. Si la persona atraviesa un momento de tranquilidad su aura nos ofrecerá a la perfección la apariencia de sosegada fosforescencia; pero si en los instantes en que es analizado el individuo, éste se encuentra exaltado, sacudido o fuertemente conmovido por una violenta pasión, angustia o desaliento entonces llamea el aura, se percibe como tormentosa y la sustancia astral se turba en un remolino que se agiganta y chispea.

El huevo áurico envuelve totalmente a la persona y puede alcanzar en el caso de un gran desarrollo, algo más de dos metros de altura desde su extremo mas amplio que esta sobre la cabeza de la persona, hasta su extremo más afilado, que se extiende por debajo de los pies.
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Dentro del seno materno el feto está rodeado por una masa carnosa que es la placenta, que constituye algo así como una bolsa protectora de la nueva vida humana. Fuera del vientre de la madre, la persona posee otro tipo de envoltura, el aura: un capuchón policromo, que conocido debidamente nos advierte así mismo que es un manto protector. Así el aura total revela cualquier enfermedad que podamos padecer, incluso las que están en periodo inicial, lo que nos permite asignarle una oportuna intervención.

El aura total, está poblada de diversos colores y tonalidades, unos tenues y otros brillantes, estos colores cambian de intensidad según las variaciones de la persona. Ninguna persona puede engañar a otra en lo relativo a su aura, menos ocultarle su estado anímico; pero el aura no sólo denota los sentimientos, emociones, y algunos pensamientos interiores, sino que también evidencia así mismo aquello que es constante: el temperamento.

El color o los colores predominantes del aura expresan el grado de adelanto o atraso espiritual de la persona. La riqueza cromática del aura es precisamente ilimitada y en ella, el blanco evidencia el símbolo de la perfección.

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