sábado, 9 de enero de 2010

El ejercicio para la captación del Etérico


El ejercicio más común para la captación del Etérico o Halo es la concentración en la llama de la Vela.

Ejercicio de la Vela

Esta práctica consiste en la fijación de la atención por espacio no mayor de un minuto en la llama de una vela encendida, ubicada a por lo menos un metro de distancia, en una habitación en penumbras. Después del minuto cerraremos los ojos procurando controlar la imagen que queda registrada en la retina, para que ésta se ubique en el entrecejo (nuestra frente) conservándose fija, procurando observarla del mismo color y tamaño como la veíamos con los ojos abiertos. Al cabo de tres o cuatro minutos, abriremos los ojos y trataremos de observar la vela nuevamente por espacio de medio minuto, volviéndolos a cerrar y repitiendo la observación anterior. Luego podemos hacer una última observación de la llama de la vela sin que nos lastime los ojos, proyectándonos mentalmente de forma imaginaria al Interior de la flama; sintiendo con ello una purificación en la que nos veremos envueltos de una luz vivificante
Este ejercicio lo haremos lo suficientemente espaciado en el tiempo (una vez cada quince días). De ninguna manera se permitirá de que se insista sobre este ejercicio si es que la vista se encontrara afectada.
El propósito del trabajo con la vela será focalizar nuestra atención y fortalecer la voluntad mediante la concentración de nuestra atención sobre un punto fijo, para conseguir el dominio paulatino de nuestra mente.
El ejercicio de la vela tiene su aplicación sobre el incremento de la sensibilidad en la percepción, ya que en el campo de las sensaciones visuales, la gama de frecuencias que abarca el espectro cubre desde los 428 hasta los 750 billones de ciclos por segundo. Ampliando el campo de frecuencias que pudiésemos apreciar (por educación del cerebro y de la mente, y no simplemente del ojo) se seguirá viendo el naranja, pero con otra intensidad y calidad, se vera un nuevo amarillo, un nuevo verde, etc. Todos y cada uno de los colores serán apreciados con sus distintos tonos y matices, pero cada uno de estos, más luminosos que el básico o inferior de la gama conocida.

Ejercicio de la Visión del Halo, Aura Mental, Aura Total, Aura de Salud y Formas de Pensamiento

La percepción extrasensorial conocida como clarividencia no es tanto el producto de una facultad superior a obtener por muy pocos, sino mas bien, la recuperación de una condición perdida por falta de una educación y motivación al respecto, ya sea por un olvido progresivo de su existencia o producto de una tenebrosa manipulación que se basa en mantener al ser humano sumido en la ignorancia de ciertos aspectos potenciales propios de su naturaleza, pudiendo fomentar de esa manera la falsedad y la mentira. Debe destacarse que en los niños existe una clarividencia natural que se olvida y se pierde casi invariablemente en cuanto comienzan a recibir una educación que mas bien desorienta, obligándolo a entrar en el proceso de socialización que en vez de integrarlo lo individualiza hasta aislarlo de sí mismo y de los demás.

Habíamos dicho que el Halo es el reflejo del cuerpo electromagnético del ser humano. Es la cantidad de la energía. Su existencia se fundamenta por principios físicos comunes y corrientes, como que el cuerpo humano es un circuito eléctrico que crea un campo magnético, percibible a simple vista. La observación del mismo se alcanza por la concentración visual, y se precisa por la percepción extrasensorial.

Debe destacarse como elemento de interés, que la capa más densa del cuerpo etérico humano, es más sutil que el tipo de éter ambiental por el que se propagan las radiaciones, luz, calor, etc. En otros términos: la energética etérica humana es en cualquier caso mas refinada que la energética etérica, que
es equivalente, utilizada en los procesos físicos. En cuanto al aspecto morfológico aproximadamente el espesor del halo de una persona adulta, de salud más o menos normal, es de unos dos a tres centímetros. Por supuesto la parte de la cabeza sobrepasa la medida o el grosor del resto del cuerpo.

La distribución de esta energética etérica es sustancialmente la misma en todas las zonas del cuerpo siguiendo su forma. Se forma así una especie de doble corporal, pero etérico; aunque como decíamos suele observarse siempre como más grueso e intenso a la altura de la cabeza.

Para efectuar la observación del Halo procuraremos sentarnos todos cómodamente, poniendo a alguien parado frente a nosotros a una distancia no mayor de 5 metros , de espaldas a un fondo claro y con una luz ambiental no muy fuerte, prefiriendo si se realiza el ejercicio en la penumbra. La idea al realizar la práctica como en el caso de la vela, consiste en retener la vista fija sobre el hombro o la cabeza del sujeto a observarse por espacio no mayor de un minuto sin parpadear, tratando de precisar el espesor de la luminosidad alrededor del cuerpo.
Todos los seres vivos ya sean seres humanos, animales o plantas cuentan con un Halo que suele ser fluctuante dependiendo de la hora del día en que se haga la observación, y dependiendo del grado de desgaste o cansancio. Los objetos también llegan a presentar una suerte de Halo que es más bien constante.
En cuanto al Aura, como decíamos antes, a diferencia del Halo que refleja el volumen, cantidad e intensidad de la energía vital, o sea el aspecto cuantitativo; la observación del aura nos expresa el aspecto cualitativo del ser, esto es, la calidad o su nivel de vibración en los planos físico, mental y espiritual.

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