miércoles, 6 de enero de 2010

El segundo Rayo, amor y sabiduria.


El Segundo Rayo refleja el segundo aspecto de Dios, el aspecto de Amor Sabiduría, y se han tenido que juntar dos palabras, para poder incluir la suma total de los efectos que la cualidad de este Rayo, produce en la humanidad. Si bien, el Primer Rayo de la voluntad alinea las actividades de los reinos para hacerlos coincidir con la voluntad del Logos Solar, en este segundo aspecto de Amor Sabiduría, la energía del amor atrae y cohesiona todos aquellos aspectos de la manifestación de las diferentes vidas, alrededor de la semilla de la sabiduría. Así pues, siendo el núcleo la sabiduría, la fuerza del amor cohesiona, ya sea las conciencias de los hombres o las diferentes formas de vida, alrededor de esta sabiduría.
Hablando en símbolos, una vez que el Rayo destructor ha hecho caer las formas caducas y ha preparado el terreno para la nueva siembra, la semilla de la sabiduría se siembra y la fuerza del amor cohesiona los ingredientes que posteriormente darán forma a las nuevas creaciones, en los diferentes reinos de la naturaleza, incluyendo al humano. Estas nuevas formas llevarán un núcleo de sabiduría que garantizarán la permanencia y la manifestación armónica de estas formas, cuando sea llegado el momento de florecer.
Dentro de los misterios divinos, la fuerza del Rayo constituye un rosario de enigmas, que van llevando de la mano al iniciado, hasta plantarlo de frente, cara a cara, con su Padre.
El camino de los Rayos es, sin duda, un camino complicado, pero, aquellos que han logrado apreciar el tesoro oculto en estos misterios, no vacilan en enfrentar esta empresa.
Rayos de Atributo o Rayos Menores, comprendidos entre el Cuarto y el Séptimo, constituyen la primera escalera que el iniciado debe viajar, a fin de alcanzar los tres primeros Rayos de Aspecto.

Los Rayos Mayores y Menores.
Como una diferenciación básica de los Rayos Mayores y los Menores, podríamos decir lo siguiente:
Los tres primeros Rayos constituyen las tres caras del Padre, los tres aspectos de su personalidad, mientras que los cuatro menores, representan las múltiples formas en que los aspectos del Padre se manifiestan en los planos inferiores. Recuerden siempre que el UNO es triple en su naturaleza y cuádruple en su manifestación. Esa sencilla frase tiene el poder de despertar, en ustedes, un cúmulo de sabiduría que mantienen encerrada, por herencia de la humanidad. No creo que sea preciso recordarles que cada ser humano ha recibido, en herencia, todo lo que sus antecesores han logrado comprender de la sabiduría divina. Esa herencia se mantiene dentro de su memoria espiritual, misma que pueden alcanzar, gracias a los ejercicios de meditación y concentración que anteriormente han sido revelados a ustedes por otros de mis hermanos. Después de este breve paréntesis, regresemos nuevamente a la naturaleza del Segundo Rayo.

La naturaleza del Segundo Rayo.
El Segundo Rayo viene a ser, para la humanidad, el Rayo que la impulsa hacia nuevas fronteras de realización humana. La fuerza del amor es la fuerza que impulsa al mundo hacia la conquista de nuevas y más grandes realizaciones.

La sabiduría.
La sabiduría no debe entenderse como la revelación de ciertos secretos; la sabiduría es una palabra que queremos que signifique algo mucho más allá de simples conceptos. La sabiduría es el poder que se encierra en la facultad del hombre de alinearse con el propósito divino. La sabiduría es la fuerza que permite al hombre caminar, inequívocamente, por el sendero de la voluntad de Dios; no es la suma de conceptos, no es la capacidad de poder entender las ciencias de la tierra, tampoco es la facilidad de poder transformar en conceptos, asimilables por el hombre, los más altos misterios de Dios; la sabiduría no es una facultad mental, la sabiduría es una facultad espiritual, algo que permite al ser, como ser integral, ser un instrumento dócil de la voluntad divina.
El hombre sabio es aquél que manifiesta la voluntad del Logos, no únicamente en sus palabras, no únicamente en sus actos, sino en cada partícula de manifestación de su ser integral, incluyendo la manifestación de sus diferentes órganos de su cuerpo físico, la manifestación de sus diferentes cualidades mentales, la manifestación de cada una de sus más pequeñas emociones, la manifestación de cada partícula de intuición, la manifestación de todas aquellas funciones, cualidades y operaciones que se realicen dentro de cada uno de sus cuerpos. El hombre sabio es un símbolo de manifestación perfecta de Dios en la tierra.
Ahora bien, esta fuerza de amor sabiduría, cuando es llevada a la manifestación dentro de los diferentes reinos de la tierra, produce movimientos en el planeta que es interesante estudiar. Por ejemplo: Es debido a esa fuerza que la humanidad encuentra nuevas formas de expresión, tanto en la política como en la economía, como en el arte o en la ciencia, como en la filosofía o bien, en la literatura. Cada una de las actividades del hombre encuentra nuevas formas de expresión, a través de este Rayo de amor sabiduría.

El amor.
La fuerza del amor entendida como una fuerza de cohesión, debe ser intuida por los discípulos de luz, como esa fuerza que es capaz de atraer átomos de luz divina hacia planos más toscos de materialización, es decir, todos aquellos iniciados o aspirantes a las iniciación, que sean capaces de percibir esa fuerza, podrán entender que es, gracias a ella, que las grandes revelaciones, las grandes intuiciones, los grandes ideales, vienen a la luz, a la manifestación, en el mundo de las formas, todo, gracias a que este Rayo atrajo hacia sí, las partículas que provienen de las altas esferas cósmicas que, utilizando la mente de algún ser humano privilegiado, dio a luz nuevas formas de manifestación de verdades más altas.
El amor, en su más pura expresión, no puede ser entendido como la atracción egoísta entre dos seres, entre un ser y alguna cosa, o entre dos cosas; el amor es una fuerza atractiva que no distingue ni particulariza sus efectos, el amor es y será eternamente universal, la fuerza de atracción atrae por igual todas las cosas de la creación.
Cómo se manifiesta la energía del Segundo Rayo.
Cuando el discípulo atrae hacia sí ese Segundo Rayo y lo manifiesta, la energía atractiva impulsada por el mismo Logos Solar que es el principal emanador de esta energía, en este planeta, complementa su emanación con una multitud de átomos de luz que, una vez en el cerebro humano, son transformados en grandes ideales y conceptos, que seguramente aportan nuevas creaciones dentro del mundo de las formas.
La vibración de este sistema solar.
Tal como se mencionó en la Doctrina Secreta y posteriormente se reconfirmó a través de los escritos de nuestro Hermano El Tibetano, este sistema solar vibra con la fuerza del Segundo Rayo. De los Siete Rayos en los que fue hecha la creación, este segundo aspecto de Amor Sabiduría, corresponde a la creación de nuestro sistema solar; así pues, nuestro Logos Solar trabaja primordialmente bajo el influjo de este Segundo Rayo y por esta razón, es, a través de esta energía, que nuestro sistema solar alcanzará su total realización cuando sea llegado el momento.
Por analogía, aquellos seres humanos que hayan sido creados en el segundo aspecto, encontrarán cierto grado de facilidad en su evolución personal, puesto que su naturaleza vibra en analogía con la naturaleza del Logos Solar.
No quisiera que mis palabras fueran malinterpretadas y aun cuando esto es inevitable, dado los diferentes grados de evolución de las personas que se encuentran escuchando y leyendo esto, quisiera aclarar, posteriormente, a qué me refiero cuando digo, cierto grado de facilidad.
Entendamos, gracias a la ciencia de las analogías, que todo ser humano que vibre en el mismo aspecto que nuestro Logos Solar, encontrará menores dificultades en sus creaciones, de maya, espejismo e ilusión, para poder caminar en su sendero de retorno hacia el Logos Solar; sin embargo, encontrará mayores dificultades cuando trate de manifestar alguno de los otros Siete Rayos. El camino de todos los iniciados pasa, necesariamente, por cada uno de los Siete Rayos; así pues, las facilidades que tiene en el Segundo, se ve compensado por las dificultades adicionales que tendrá al recorrer el resto de los Rayos. Este concepto espero poder aclararlo posteriormente.

La alineación del hombre con el ser planetario.
El estudio de los Siete Rayos no es sencillo, ni pretendemos que sea únicamente asimilado desde un aspecto meramente mental; ésta, como todas las series de instrucciones anteriores, buscamos que sean transmitidas, de tal forma, que ustedes puedan percibirlas de una manera integral, total.
El uso de parábolas o ejemplos de analogías, es una de las herramientas más poderosas con que nosotros contamos, puesto que, al hacer uso de ellas, no únicamente conceptos son percibidos, sino una serie de asociaciones que engloban aspectos emocionales y que se encuentran archivados en su cerebro y pueden ser accesados con el objeto de comprender mejor, la idea que se busca transmitir. En ocasiones incluso, los nombres de las cualidades o de los mismos Rayos deben ser modificados, para que puedan percibir, en cierta forma, lo que nosotros estamos queriéndoles transmitir. Un ejemplo físico es el nombre de este Segundo Rayo, Amor Sabiduría. Aun cuando, para sus mentes, pudieran parecer conceptos totalmente diferentes, cada uno de ellos asociado a emociones totalmente diferentes, la suma de los dos da una ligera apreciación de lo que viene a ser la cualidad de este Segundo Rayo.
Amor Sabiduría pudiera, tal vez, comprenderse mejor, como una fuerza que une al hombre a los propósitos divinos. Por una parte, es la fuerza que da cohesión al hombre, que atrae por magnetismo y e encuentra encerrada la facultad del amor y, por la otra parte, escondido en el propósito divino, se encuentra la facultad de la sabiduría.

La fuerza amorosa gravitacional.
Los seres humanos, desde el principio de su manifestación, han manejado la fuerza del amor. La misma madre tierra que aporta los elementos constituyentes de sus cuerpos, mantiene bajo resguardo su preciado tesoro, a través de la atracción gravitacional, siendo ésta una de las manifestaciones del amor universal.
Los seres humanos, gracias a su cuerpo físico, no pierden el contacto con la tierra; su atención, entonces, se ve enfocada sobre el mismo campo físico sobre el que deben trabajar.
No ocurre lo mismo con los seres que se encuentran en manifestación en otros planos de la creación; los seres no encarnados ponen su atención, no únicamente en el plano físico, sino en las otras creaciones del Padre, así, su atención se ve desviada y su avance no es tan rápido como en el caso de los seres encarnados.

La función del cuerpo físico del hombre.
Existe un propósito en el hecho de que los seres humanos se manifiesten a través de un cuerpo físico.
La función de la raza humana en el planeta tierra, es, entre otras, de trabajar para elevar la vibración de este planeta. La madre tierra entiende perfectamente esto y los ha venido dotando de un cuerpo físico cada vez mejor capacitado, para el ejercicio de esta misión. Por otra parte, cada cuerpo físico que los seres humanos abandonan, dentro de su proceso normal de maduración y muerte, es un cuerpo físico que se reintegra nuevamente a la superficie del planeta, pero que, ahora, lleva una serie de cualidades heredadas de ese ser divino que lo habitó. Esas cualidades pasan a formar parte del patrimonio de la tierra, y, con el tiempo, se constituyen en los elementos integrantes de nuevos cuerpos físicos; de esta forma, el cuerpo de manifestación de la madre tierra se enriquece con las experiencias y las energías que, segundo a segundo, va acumulando la raza humana.
De la misma manera, el reino animal y el reino vegetal, contribuyen con su parte dentro de este continuo proceso de enriquecimiento. Siendo el ser humano un agente transformador de la superficie del planeta, representa, para la madre tierra, un aspecto de enriquecimiento particular; mientras que por una parte se enriquece de las experiencias que cada ser humano le aporta, por otra parte, se ve afectada por las imprudencias y la inconsciencia de algunos seres humanos, al modificar, de una manera negativa, las condiciones del medio ambiente. A niveles energéticos, esto constituye un desequilibrio que la madre tierra tiene que resolver.

Los desequilibrios energéticos del planeta responden a las acciones humanas.
Los desequilibrios energéticos son sentidos por los chakras del cuerpo planetario y producen reacciones que, tarde o temprano, se manifiestan en el mundo físico de los seres humanos. Estas reacciones de la madre tierra son las respuestas del ser planetario, ante las acciones de los seres humanos.

La evolución del planeta y su dimensión de tiempo.
Démonos cuenta, sin embargo, que el ser humano vive en una dimensión de tiempo diferente a la del planeta. Para la tierra, el tiempo transcurre más lentamente, por esta razón, muchas veces, los seres humanos no se dan cuenta de las repercusiones que, a la larga, tendrán sus acciones; sin embargo, una vez que se ha llegado hasta cierto punto, la reacción se hace inevitable y la madre tierra reaccionará a su manera, a fin de volver a nivelar las cargas energéticas que el ser humano ha venido desestabilizando. Menciono todo esto, porque, en el Segundo Rayo de Amor Sabiduría, la alineación del propósito humano con el propósito divino, implica necesariamente la alineación, igualmente, con el propósito planetario. Siendo la tierra un ser, el propósito divino se manifiesta en ella a través de un proceso de evolución continua y gradual; esa evolución acepta a todos los reinos que en ella se manifiestan y, por esta razón, los propósitos superiores imperan siempre sobre los propósitos de las razas inferiores. Así pues, los propósitos planetarios siempre estarán por encima de los propósitos humanos. El hombre, durante muchos años, ha pensado que tiene un cierto dominio sobre el planeta, pero ese dominio es temporal. Ante sus ojos, que no perciben la realidad en que el tiempo se mueve en la tierra, piensan que puede hacer ciertas cosas y controlar los efectos que sobre el planeta están ocasionando; sin embargo, la tierra tiene su tiempo para responder y no se guía bajo esas emociones humanas tan características y caprichosas, sino que lo hace, atendiendo a desequilibrios energéticos que nada tienen que ver con credos particulares, razas específicas o individuos; su propósito siempre ha sido alinearse a la voluntad divina y aun cuando los seres humanos se consideren reyes de la creación, no tienen ni la capacidad ni el poder para enfrentarse a la voluntad del Logos Planetario. De la misma manera como un ser humano puede ir, consultar un doctor, tomar alguna pastilla o algún remedio e inmediatamente borrar de su torrente sanguíneo a millones de microbios que estaban ocasionándole alguna infección, de la misma forma, la tierra, puede equilibrar sus fuerzas con una simple reacción de su cuerpo. Nada podrá perturbar el camino que el ser planetario ha decidido para sí mismo.

El planeta es un ser vivo.
El ser humano, como especie, ha caminado en la tierra sintiéndose dueño y señor. Las voces que actualmente se levantan en favor de la ecología de las leyes que gobiernan a la naturaleza, son las voces de los primeros seres conscientes de que su planeta tiene vida y de que ellos son habitantes dentro de otro ser vivo. No pasará mucho tiempo sin que los gobiernos tomen conciencia de este hecho y, entonces, la humanidad deberá cambiar y las prioridades que dictarán las decisiones en cada pueblo, deberán tener siempre presente este hecho. La tierra vive y tiene mecanismos de defensa que actuarán en contra de los seres humanos, si estos no se alinean a tiempo con el propósito divino. La fuerza del Primer Rayo es uno de los mecanismos de defensa que la tierra utiliza, para destruir todo aquello que le impide seguir manifestando los propósitos de Dios.
Construir sin destruir: la gran magia de los iniciados del Segundo Rayo.
La fuerza del Segundo Rayo, la fuerza de los constructores, actúa inmediatamente después del primero, aunque, en ocasiones, puede trabajar para evitar la respuesta drástica de una fuerza del Primer Rayo. Los grandes constructores del mundo tienen la facilidad de, incluso, retomar aquellas manifestaciones contrarias a la naturaleza divina y moldearlas, modificarlas, a fin de que estén acordes a los propósitos de evolución. La magia de estos grandes constructores, estriba en que perciben claramente el propósito de Dios dentro de ellos mismos. Construir sin destruir es la magia de los más grandes iniciados de este Segundo Rayo.
Por otra parte, la manifestación tosca de esta energía, en aquellos seres que aún son inconscientes de la verdad divina, podemos observarla en aquellas personas gobernadas por la pasión, gobernadas por deseos obsesivos, o bien, que son presas de sentimientos de amor egoísta, que incluso llegan a consumirles la vida, simplemente porque no entendieron que la verdadera naturaleza del amor es siempre universal.

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