jueves, 8 de enero de 2009

Conducta Mediumnica


¿Cuál es el verdadero sentido de la realización mediúmnica?
Si te candidatas a la mediumnidad, en el servicio con Jesús, renuncia a cualquier gloria o a los engañosos florilegios de la existencia, porque transitarás por la senda de espinos, pies sangrando y manos heridas, corazón fustigado, sin oídos que entiendan tus mudas llamadas…
Soledad y abandono muchas veces APRA que el ejercicio del deber haga florecer el amor en tu corazón a favor de los abandonados y solitarios. Apostolados de silencio, culto del deber, autoconocimiento – es el camino de la gloria mediúmnica…

¿Y cómo entender el servicio mediúmnico, creándose predisposiciones íntimas
favorables al éxito en su realización?
Mediumnidad no es tan sólo campo experimental como laboratorio de fórmulas mágicas. Es sólo de servicio edificante teniendo por base de trabajo el sacrificio y la renuncia personal.
Médiums prodigiosos siempre los hubo en la Humanidad. También pasarán inútiles como aves de bello plumaje que le tiempo destruyó y desconsideró.
Con el Espiritismo, que hizo renacer el Cristianismo puro, somos informados de la mediumnidad-servicio santificante y con esa bendición descubrimos la honra de ayudar.
No te ocupes tan sólo con las noticias de los Mundos Felices. Hay mucho dolor alrededor de ti, e incluso alcanzando las Esferas Sublimes hay mucho que hacer.
Almas enfermas en ambos planos se jambran alrededor de la mediumnidad. Dedicándote a la senda mediúmnica no olvides de que todos los comienzos son difíciles y de que la visión colorida y bella sólo surge en tuda su grandeza a los ojos que se acostumbran a los paisajes aflictivos donde el sufrimiento tuvo morada… Para que los Mentores Espirituales puedan utilizarte más firmemente es necesario conocer tu capacidad de servicio a favor de los semejantes. Antes de pretender ser instrumento de los desencarnados, acostúmbrate a ser portador de la luz clara de la esperanza donde estés y con quien estés…

¿Qué procedimientos y actitud adoptará el médium para conquistar la seguridad en
las pasividades?
Equilibrio – sin una perfecta armonía entre la mente y las emociones, difícilmente consiguen, los filtros psíquicos colar el mensaje que proviene del Mundo Mayor; Conducta – No fundamentada la vida en una conducta de austeridades morales, sólo para oír interiormente, y sentir el mensaje que fluye a través de sus facultades mediúmnicas, podrá conseguir, el trabajador, registrarla con fidelidad; Oración – No ejercitando el cultivo de la oración como clima de serenidad
interior, le será difícil abandonar el círculo vicioso de las comunicaciones vulgares, para ascender y alcanzar una perfecta identificación con los instructores de la Vida Mejor;
Disposición – No inclinándose a la valorización del servicio en plena sintonía con el ideal espírita, comprensiblemente, se torna improbable la cosecha de resultados satisfactorios en el intercambio mediúmnico; Humildad – Escaseando el autoconocimiento, de bien pocas posibilidades dispondrá el médium para una completa asimilación del mensaje espiritual, ya que , en los temperamentos rebeldes e irascibles, la supremacía de la voluntad del propio
instrumento anula la interferencia de las mentes nobles desencarnadas; Amor – No estando el Espíritu encarnado aclimatado a la comprensión de los deberes fraternos en nombre del amor que edifica, se torna, invariablemente, medianero de Entidades perniciosas con las cuales se complace.
(Intercambio Mediúmnico, Cap. 12, João Cleofás)

Los médiums principiantes, ¿qué providencias adoptarán para disciplinar sus
fuerzas medianímicas?
El aprendiz de la mediumnidad debe ser dócil a la voz y al comando de los Espíritus superiores, a través de cuya docilidad consigue vencerse, corrigiendo los desvíos de la voluntad viciada, adaptando sus deseos y aspiraciones a los intereses relevantes que promueven la criatura humana, domiciliada o no en el plano físico, meta principal del compromiso socorrista a que candidata la mediumnidad. El estudio renueva los clichés mentales ofreciendo visión feliz de los cuadros de la existencia que se señala de esperanza y optimismo. La buena lectura propone la empatía; al mismo tiempo colorea e ilumina las torpes situaciones con lucencias de amaneceres felices. Faculta la reflexión, donde se recogen proficientes resultados y estímulos radiantes para la tentativa feliz de la conciencia. El ejercicio del bien promueve el Espíritu, dilatándole la comprensión sobre la divina justicia a revelerse en las soberanas leyes que alcanzan todos aquellos que las ludibriaron, convocando cada uno al justo rehacer en la ocasión propia.
Si sois candidato a la labor noble de la mediumnidad y deseáis servir con abnegación, haced de la oración una acción constante y del trabajo edificante vuestra oración libertadora.
Cultivad la mansedumbre, por su uso conseguiréis generar simpatías alrededor de vuestros pasos. Evitad tanto el desaliento como la presunción, que son enemigos lívidos, que
corroen el metal del alma, desarticulando los engranajes psíquicos imprescindible a la labor a que deseáis ser fiel. Aprovechad siempre de cualquier circunstancia o comentario el lado mejor, la
parte buena, a fin de aprender a filtrar los buenos valores, incluso cuando ocultos o mezclados en la ganga de las pasiones disolventes.
Aprended la comedición, seleccionando lo que podéis y debéis decir, ya que el buen médium no es tan sólo aquel que recibe los comunicados con perfecta sintonía, y si, el que se abstrae, por selección automática y natural, a las cuestiones deprimentes y perniciosas como médium que se hace bueno para el bien general.

¿Qué otros atributos caracterizan al buen médium?
Buen médium es aquel que tiene conciencia de sus responsabilidades y de sus límites, haciéndolo todo por perfeccionarse a la luz del pensamiento cristiano, actuando en la acción de la caridad incesante, con que bien se arma para vencer las propias inclinaciones.
La humanidad siempre exhibió personas superdotadas en todos los campos, las cuales, por presuntuosas y precipitadas, sin disciplina ni respeto a los propios y a los ajenos valores, ¿cuántas veces no se cayeron a hondos abismos, donde no consiguieron levantarse? Por eso que la mediumnidad, para el desempeño de la relevante tarea espírita, requiere hombres que se deseen educar en el bien, disciplinarse y ofrecerse, en el anonimato, si es posible, o discretamente, cuando las oportunidades así lo exigen, al trabajo del amor y de la iluminación de la Tierra. Para tanto, el estudio consciente y sistemático, el trabajo metódico – en la vida social cumpliendo con sus deberes, sin transformarse en parásitos a pretexto de la misión que deben desempeñar, como en los servicios espirituales con puntualidades y asiduidad -, el cultivo de la oración y de la
vigilancia, a par de la práctica de la caridad en su sentido elevado, constituyen los Proyecto antídotos a la obsesión, al desequilibrio, en pro de la propia paz y de la felicidad entre
todos.
Nunca será de más que los médiums se centren en la reflexión, el silencio interior y la profundización mental en las lecciones del Evangelio del que extraerán inspiración y resistencia para las continuas luchas contra el mal que, al final, reina dentro de todos
nosotros. La mediumnidad no es miserabilidad espiritual, ni instrumento de jactancia y
orgullo. Concederle los recursos, descubriendo cada día nuevas sutilezas y nuevas posibilidades, y hacerse médium para el buen uso de la facultad, con excelentes resultados para él mismo y para la sociedad.

(Enfoques Espíritas, Cap. 21, Vianna de Carvalho/Divaldo P. Franco – LEAL)

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