miércoles, 14 de enero de 2009

La muerte no mata


! No! La muerte no mata, como hubiera dicho un Bernard Shau o un Tristan Bernard, en un arranque de humor. No, porque nuestros Eones saben TODO desde el confín de la odisea humana y sabrán todo hasta el fin de los tiempos, pues tienen asegurada la supervivencia.
Esté no, no nos causa alegría, ya que no somos para nada materialistas, lo que ya demostramos a través de nuestras obras, en las señalamos que las vidas sucesivas nos aparecen como un terrible castigo. La compresión del Karma, de las adversidades que debemos sufrir para volvernos más puros y elevar nuestro nivel espiritual, nos hace lamentar no creer en una sola vida, en una sola muerte que aspiraría a un solo juicio final.
En esté dédalo de Teologías, de Filosofías, de Símbolos, y de nuestra Ciencia en curso Parapsicología, intentamos aclarar el camino para aquellos que buscan comprender el único problema que nos concierne a todos, el problema de la Vida y de la Muerte. Hace ya tanto que nos sentimos atraídos por está inquietud metafísica, tanto que hemos acercado y transmitido la verdad directa en nuestra colección de Seres sin rostros, que pensamos poder ser útiles con está obra, que encontrará su lugar entre la inmensa documentación concerniente al gran misterio de la Muerte y a los enigmas de la Vida. Enigma de la finalidad de la Vida. Enigma del Pensamiento Humano, del Sueño, de la Memoria, de la Electrónica Humana, y de la pendiente ineluctable que nos lleva a la Muerte, a los límites del Conocimiento. Ahí, el hombre ya no está avalado por la ciencia oficial en sus investigaciones, y se asusta frente al enigma de lo misterioso desconocido que quisiera explorar.
Sería demasiado presuntuoso afirmar que hemos catalogado todas las fuerzas de la Naturaleza. La ciencia humana está en continuo devenir y la suma de conocimientos adquiridos es insignificante frente al conjunto de la que ni siquiera vislumbramos.
Tendemos a negar, a priori, la existencia de todo aquello que no pasa por nuestros sentidos. Sin embargo las fuerzas más potentes de entre las que nos rigen permanecen invisibles. Percibimos algunos de sus efectos pero no conocemos nada referente a su propia naturaleza. Hace mucho que domesticamos la Electricidad sin saber lo que es, nuestros cálculos de Astronomía demuestran ser de una real exactitud no desmentida, hacemos audaces vuelos interplanetarios, pero en nuestros laboratorios nunca fuimos capaces de dar vida a una modesta brizna de hierba. !El principio de vida se nos escapa! La Gnosis de Princeton nos dice ahora que vivimos un "Reverso", que nuestra Conciencia es Energía, que la materia que parece sólida en nuestras manos, es un inmenso remolino de electrones. Si la materia, que es él refugió supremo de los racionalistas, no aparece bajo su verdadera forma a nuestro entendimiento, la vemos compacta en su apariencia, inerte cuando la vida prodigiosa de sus electrones gira alrededor de un núcleo central en una loca carrera, ¿acaso no es está una prueba que tendría que hacernos reflexionar sobre nuestra limitación?
Nuestro concepto del Universo pronto cambiará. La bisagra está a punto de reventar, y sobre la hoja recién abatida leeremos una extraña palabra: "ALMA". De está "Alma", que es la certeza clave de tantos problemas, estudiaremos la existencia y sus efectos, en forma detallada, un poco más adelante. El problema del Conocimiento está ligado al de las dimensiones, y el hombre, encerrado en un sistema que comprende solo tres, se esfuerza denodadamente para acceder a las otras, pues presiente su existencia. ¿No es bastante audacia por parte de él afirmar que estos conceptos de la materia, del tiempo, del espacio, son puramente relativos, válidos únicamente para su medio, en una palabra a la escala misma de estructura orgánica? Si el estrecho cuadro de las dimensiones hace que la inteligencia se mantenga clavada a la célula animal impidiéndole escapar, por lo menos es posible, mediante un esfuerzo abstracto, iluminar un poco nuestra prisión carnal. Para empezar es necesario hablar de un fenómeno esencial, que es el soporte mismo de la vida, la esencia de la creación, el fenómeno físico del Campo Magnético Humano. Pues es giro. Desde lo infinitamente pequeño con el incansable vals de las partículas en el seno del átomo, hasta el vasto Campo Cósmico del Universo. Todo gira en circuito cerrado. Campo Electromagnético es la célula vegetal o animal o humana, Campo Electromagnético es nuestro hábitat terrestre con sus dos polos, Campo Electromagnético es también el aspecto curvo en el que gravitan los planetas, y sin lugar a dudas Campo Electromagnético es el alma, materia y energía reunidas. Es así como llegamos al dominio, aun tan mal explorado, de las radiaciones eléctricas y de la Energía. ¿Por qué, no obstante la gran cantidad de investigaciones realizadas a través de las edades, el problema de la vida no pudo avanzar? Con todos los aparatos de que disponemos no sabemos crear células vivas. Nuestros robots son bien poca cosa. La vida sigue siendo un fenómeno incomprensible. Es por que la célula vegetal, animal o humana es únicamente "vehículo de vida", es porque la vida necesita un aporte energético EXTERIOR, pues la vida es el resultado de la conjunción de las células con las radiaciones cósmicas apropiadas, que condensan y transforman. No percibimos esté problema porque solo vemos el reverso de las cosas, porque somos el reverso, el triángulo invertido del reverso invertido nos dice Hermes...
Es probable que desde el átomo infinitamente pequeño hasta el Universo del Microcosmo al Macrocosmo todo no sea más que vibración, remolino. El investigador avanza con dificultad y lentitud en esté campo tan mal explorado. Nuestros sentidos no nos permitieron nunca detectar esté mundo de vibraciones, sin embargo cuando sabemos inventar el aparato adecuado, esté si sabe registrarlas. Muchas veces habríamos permanecido ignorantes, si una feliz casualidad no hubiese hecho descubrir por casualidad o por "incertidumbre" el objeto que abra un nuevo camino. El hombre pasa por la vida como si estuviese inmerso en un submarino. Está desde su nacimiento sumergido en un medio al que se acostumbra. Adulto, comprende que sus instrumentos de a bordo son bien imperfectos, pero su ruta parece asegurada. Bien o mal, se acostumbro a los conceptos de la materia, del tiempo y del espacio. Se siente seguro en esté cuadro familiar. Esto permanece así mientras no razone. Que no intente investigar cual es su condición, pues en él se alzará un mecanismo mental inexorable y se habrá acabado su bella seguridad. Para quedarse más tranquilo tratará de reducir el problema. Mi YO consciente se dice está bajo la dependencia de mis sentidos. Mi representación del medio externo está por lo tanto ligada a la naturaleza y a la extensión de las informaciones que me son transmitidas. ¿Y cuales son? Movimientos vibratorios externos a mí, interpretados por mis cinco sentidos, y asimilados a mis conceptos. Prosigue entonces su razonamiento y la inquietud comienza a asomar. Porque sabe que las vibraciones luminosas percibidas por el ojo humano, bajo formas de sensaciones objetivas, están únicamente comprendidas entre 450 y 790 billones, por segundos, y que fuera de esos límites tan relativos, ya no hay para él sensaciones luminosas. ¿Estaría entonces casi ciego? También sabe que su oído solo es afectado por una escala de vibraciones de 30 a 32.000 por segundo, lo que es muy poco sin lugar a dudas. ¿Estaría, además relativamente sordo?
De cualquier manera, es necesario admitir que su YO consciente no representa más que un valor relativo, en función de la escala de movimientos radiantes que afectan su red nerviosa sensorial. Su inquietud va creciendo al pensar que el mundo concreto para él no es quizás más que una ínfima parte del mundo real. Es muy probable que su representación del Universo sufra algún cambio. Pero, por lo menos, esté Universo cambiado ¿será interpretado adecuadamente? ¿Lo siente tal cual es en realidad? Esta última pregunta transforma su inquietud en desconcierto, porque sabe por la ciencia oficial, que cuando coloca su mano sobre el papel, para escribir, es "la sombra de su mano que descansa sobre la sombra de la mesa", sabe que está mesa inerte, estas paredes opacas, este suelo inmóvil son en realidad conjuntos de partículas eléctricas en movimiento, que una prodigiosa energía está presente. También sabe que si se expulsará él vació de las partículas atómicas. La masa propiamente dicha de su cuerpo se vería reducida al tamaño de una cabeza de alfiler. En cuanto a su vida mental, nadie todavía supo enseñarle en que consiste realmente. Le explican las ciencias, pero el misterio del Pensamiento Humano permanece invisible. Ciertamente. Vemos a nuestro bien desamparado. Las paredes de su submarino le parecen frías, lo encierran, lo comprimen. Tiene a veces el atroz sentimiento de una carrera lúgubre hacia una nada abominable. Es este clima intelectual, lleno de una profunda inquietud, el que lleva hoy día a un numero creciente de investigadores a tomar en consideración ciertos fenómenos psíquicos y a interesarse por una nueva disciplina: la Parapsicología, la Psicotrónica. La investigación mediumnica en sus diversas formas podría ser una suerte de periscopio para poder llegar directamente a capas más nítidas de otro medio. En su Compendio de Psicología, pag. 277, William James decía: "Estoy convencido que la ausencia de estudios serios sobre los fenómenos meduimnicos es una de las grandes lagunas de la Psicología, y si me arriesgo a hacer esta confesión y a dar mi opinión personal, es con la esperanza de que ambos factores puedan orientar a mis lectores hacia un dominio que los llamados "hombres de ciencia" se niegan normalmente a explorar".
W. James estaba en lo cierto. No es imprudencia el revelar que la experiencia mediumnica aporta, para aquel que sabe y quiere recurrir a ella, un incomparable método de investigación. Los resultados personales que ya obtuvimos al respecto nos han dado otra visión del mundo en el que vivimos.
Gracias a las facultades mediumnicas, logramos vernos desde afuera, fluyendo lentamente por el hilo inexorable de la vida. Esta vista "externa" nos reserva las más grandes sorpresas. Nos vemos bien diferentes de la idea que teníamos de nosotros mismos, y la estructura de nuestra nave nos aparece mucho más compleja y perfeccionada que lo que nos imaginábamos. También comprendemos que está nave no va a la deriva. Su marcha es regular hacia su meta, independientemente de nuestra voluntad consciente. ¿Cómo descubrir el extraño mecanismo que lo teleguía? Empujemos más alto nuestro periscopio. !Que sorpresa! Hemos perforado la superficie de nuestro elemento, de nuestro medio concreto y llegamos a un medio abstracto, totalmente diferente. Los primeros datos obtenidos a la ligera, febrilmente, parecen desconcertantes, enigmáticos. Nuestros ojos, nuestros oídos, son de poca ayuda en este nuevo universo. Necesita acostumbrarse poco a poco a interpretar "dimensiones" nuevas, fuera de la vida celular, en un medio físico gobernado por leyes aun desconocidas, con valores diferentes o invertidos. Hay que aprender a desembarazarse de los antiguos conceptos caducos y volcarse hacia una realidad distinta. Por lo tanto hay que realizar en primer lugar una obra de profunda destrucción sobre sí mismo, no tener piedad, echar abajo los ídolos y admitir un nuevo orden. Es largo y difícil despojarse de lo que constituían nuestros viejos hábitos espirituales, aprender que el cuerpo no es la vida, que el nacimiento es una forma de muerte, la muerte del cuerpo un renacimiento, que nuestras acciones no tienen un valor en si mismas, que son solo medios, cribas, que nuestro YO actual no es más que la resultante de una larga serie de metamorfosis, que es un juguete en manos de un destino actuante, que el tiempo no existe, que el futuro ya está creado, que el espacio real, que la materia que nos rodea y que nos constituye no es más que un gran Pensamiento, pues es pensada y repensada sin tregua, sin esto volvería a ser polvo.
No se piensa lo suficiente en el hecho de que cada segundo vivido es un milagro. Milagro siempre renovado... Un nuevo paisaje se va esbozando lentamente a nuestra vista, difícil de imaginar sin ciertas bases. Estábamos despavoridos, despistados. Pero este paisaje nuevo aparece impregnado de una gracia ideal. Cuanta armonía y también cuanta justicia. Los diferentes planos se definen, se colorean, está nueva naturaleza se engalana para una magia. Pronto, tenemos la impresión de reconocernos en este diorama, hasta nos parece haber vivido antes en estos tan bellos parajes, ¿nos habrán dejado, inconscientemente, un sentimiento de nostalgia? No es un real descubrimiento, no es un regreso, como un volver a casa, en un medio familiar donde nos sentimos vibrar con una pura alegría.
Por supuesto, ya estamos finalmente seguros de la felicidad. Es el Retorno eterno.

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