sábado, 10 de enero de 2009

Exorcismo 1°parte


Pregunta: ¿Qué nos podéis decir de la afirmación categórica hecha por el Papa Pablo VI, de que el Diablo existe, diciendo que esta entidad abominable vive e intenta atormentar a los hombres, en una obstinada lucha contra la evolución de los "hijos de Dios"?
Ramatís: A consecuencia del constante vaciamiento de la Iglesia Católica, empeñada en negar una verdad como es la de la Reencarnación y la posibilidad de comunicarse con los espíritus desencarnados —asunto este que se encuentra en la base de todas las doctrinas Orientales y en la Codificación Kardecista— se necesita algo nuevo e inusitado para revitalizar las desgastadas bases y amparar el edificio religioso secular, antes de que se transforme en ruinas. No obstante, si el Clero Católico hubiera admitido en sus postulados el proceso sensato y coherente de la Reencarnación —lo cual justifica todos los tipos de destinos humanos y evidencia el Amor, la Justicia y la Sabiduría de Dios— quedaría sólidamente fortificado y sería un fuerte competidor de la Umbanda (en Brasil), cuya doctrina mediúmnica hoy lidera cada vez más el sentimiento religioso del pueblo brasileño. Ya se han perdido los esfuerzos innovadores de la campaña con que se propició el "Cursillismo". Su técnica apelaba a los valores emocionales, sensibilizando a los participantes para vivir dentro de los principios divulgados hace dos mil años por el Cristo. No obstante, pasado el breve entusiasmo de las emociones liberadas, los "cursillistas" retomaban la misma y apática vida, despreocupándose de la realidad de la Vida Inmortal.
Por ese motivo, el Papa Pablo VI se decidió por la resurrección urgente del Diablo, el milenario adversario del Creador, infatigable perseguidor de la humanidad y paradójicamente, arrebatador de pecadores, es decir, los que "fallan en el mundo".

Pregunta: ¿Cuál es vuestra opinión sobre la existencia del Diablo?
Ramatís: Es evidente e indiscutible que el hombre aún es una entidad mucho más perversa y poderosa que el legendario Lucifer. Después que el terrícola lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, desintegrando más de 120.000 japoneses, con el simple apretar de un botón electrónico, proceso muy eficiente, sin duda, el Diablo debe haber tenido una crisis de frustración indescriptible y es muy posible que, aun hoy, esté echado en un diván de cualquier psicoanalista infernal, más confundido que nunca. Si existiera, creemos que no sería capaz de administrar el milenario infierno, profundamente humillado ante el uso de sus calderos anacrónicos de dos mil años de antigüedad, al verse superado en el campo de la barbarie. Además, deberá reconocer su ineficacia e inutilidad, ante el hecho de tener que lidiar con la peor fauna humana en los diversos departamentos del infierno, el cual está constituido por criminales irrecuperables y pecadores mortales. No cabe duda de que el Diablo es un producto de la imaginación humana, pues el modelo escogido para configurarlo es el propio hombre, con algunos arreglos que serían motivo de risa, como el de los célebres cuernos.
Teniendo en cuenta las atrocidades, crímenes e impiedades existentes en el seno de la humanidad terrícola, y que suceden tanto en tiempo de paz como de guerra, es muy difícil para el hombre pintar un diablo mucho más cruel que él mismo. El más sencillo análisis de la historia del mundo terrenal es suficiente para comprobar cuanta tortura, masacre, tiranía, perversidad y pillajes aparecen en el transcurso de la evolución, motivados por las ambiciones políticas la ira y las venganzas religiosas. Así sucedió en las cruzadas de la Edad Media, cuando remataban vivos a los "infieles" dirigidos por Saladino o en la famosa "Noche de San Bartolomé", en que millares de católicos apuñalaron a los protestantes, por orden de Catalina de Médicis o con la falta de piedad de los secuaces del dux veneciano cuyos adversarios políticos eran colocados en ataúdes de hierro que después se cerraban con tapas en cuyo interior había puntas aceradas. Las pirámides de cabezas

* Afirmó el Papa Pablo VI: "El Demonio existe. Es el enemigo oculto, misterioso, que siembra desgracias y errores en la vida humana". decapitadas y amontonadas por Gengis Kan y Tamerlán; la matanza de los cristianos, en los circos romanos o en forma de antorchas vivas, iluminando los jardines de Nerón; las matanzas monstruosas en China; los enterrados vivos en Egipto, los degüellos en masa, en Turquía; los atroces estacados de los infelices parias de la India; los incendios de las ciudades pacíficas, por el flagelo de Atila. Y, aun, recientemente, los millones de judíos asesinados por los nazis, cuyos comandantes masculinos y femeninos de los campos de concentración, practicaban las más bárbaras atrocidades contra hombres y mujeres judías.
Los propios sacerdotes católicos, que tanto acusan al paranoico Belcebú y le atribuyen la culpa de todas las maldades del mundo, aun se vuelven peores, cuando el Papa Gregorio IX instituyó el "Santo Oficio" en el tiempo en que transcurrió la Inquisición. Ellos comenzaron la guerra de exterminio de los judíos, moros, protestantes, herejes y malos católicos, bajo el sofisma y principio de la "purificación", llegando a "orar" hipócritamente por los culpables.
Es evidente que las prácticas de esas perversidades —en nombre del manso y amoroso Jesús—, fruto del sadismo humano, comenzó a afectar a Satán, quien entre asombrado y acomplejado, lamentaba su falta de creatividad. Sus pobres calderos herrumbrados, sólo permitían una sola tortura y "además, estandarizada" y cada vez más ridiculizada por el hombre.
Entre las más perversas comandantes femeninas del campo de concentración, apresadas por los americanos, estuvo Irma Graeser, la peor de todas. Mandaba atar las piernas de las prisioneras judías, justo en la hora suprema del parto, sólo para verlas morir, en el más cruel tormento humano.

Pregunta: ¿Por qué el Diablo es una figura legendaria, sustentada desde tiempos remotos y que aún sigue actuando desde nuestra infancia? En verdad, son raras las personas que vivieron liberadas de esa idea atemorizante y diabólica. ¿A qué se debe?
Ramatís: Sucede que los antiguos magos y sacerdotes, en su interés por estimular entre sus fieles las prácticas del Bien, concibieron al Diablo como opuesto a Dios, en perjuicio de todo aquello que la criatura debería sufrir si practicaba el mal. De esa forma, el hombre terminó habituándose a esa dualidad, donde casi se diluían las fronteras del Bien y del Mal. La figura de Jehová, el Dios de los hebreos, tanto se podía aceptar como un "dios vengativo" o como la imagen de un "demonio justiciero". Jehová, el Dios judaico, mandaba exterminar los pueblos enemigos, producía epidemias, inundaciones, pestes y plagas de langostas contra los egipcios, y en ciertas ocasiones, como relata el Viejo Testamento, exigía la inmolación de los hijos y se satisfacía al ver correr sangre. Los dioses griegos eran productos generados a imagen y semejanza de los hombres, apreciaban el sexo, participaban de las bacanales y orgías, se embriagaban y se entregaban a los amores escandalosos, actuando de modo excéntrico con sus poderes divinos. Júpiter, conforme dice la leyenda, se disfrazó de cisne para dormir con Leda, y posteriormente, se transfiguró en un toro, a fin de raptar a Europa y conducirla a Creta. Bajo tal condición, no es difícil la mezcla entre lo demoníaco y lo divino, aportando profunda confusión psíquica al hombre, por no saber correctamente lo que es alegría y ventura, placer y vicio.

Pregunta: ¿Cuál fue el motivo o la intención que promovió la concepción del Cielo, para los elegidos de Dios?
Ramatís: Fue para estimular a sus fieles a la práctica del Bien. Los antiguos magos y sacerdotes concibieron un cielo con los máximos atributos concebibles en cuanto a placer, alegría y ventura. Por eso el cielo está poblado de ángeles, con el eterno manejo de violines y arpas, que eran en la época los instrumentos más perfeccionados para transmitir la "música divina", y la idea del "gozo" y la "ventura", resumidos en aquel entonces en la concepción infantil de "no hacer nada" o sea, "la dulce vida".

Pregunta: ¿Qué nos decís sobre la concepción del Infierno, cuyo escenario aún se mantiene sin modificación, después de dos mil años de su creación?
Ramatís: En la composición literaria del Infierno teológico —un producto innegable de la imaginación humana, de más de dos mil años de antigüedad—, también se propusieron las características de las torturas y de los castigos primitivos conocidos en aquella época. Con las intención de impresionar fuertemente a la humanidad, el sacerdocio hebreo trató de estimular a los hombres para huir de los pecados, bajo el temor de ser cocidos en calderos de agua, cera, aceite y plomo hirviendo, o asados entre carbones incandescentes y el azufre sofocante, cuyo móvil era impresionar al máximo, sobre lo más atroz que se concebía en aquella época, que era el culto de Baal y Moloch. Obviamente, si el Infierno fuese imaginado en vuestro siglo actual, los religiosos tendrían que describirlo de acuerdo con los recursos científicos y aparatos de tortura y castigos modernos. Sería necesario proveerlos de calderos eléctricos, bombas inyectando calor y asfixiantes cámaras electrónicas super calientes, lechos de chapas electrificadas, lluvias de agua hirviendo, etc. Por lo tanto, sería descartado el primitivo sistema obsoleto de la quema por el carbón y el azufre, que consume toneladas de combustible. Sin duda, el Diablo se sentiría eufórico en ese Infierno electrificado programado por el servicio de computación luciferina S.A., donde le bastaría apretar un botón para mover todo el aparato imaginable de tortura y castigo, muy al gusto sacerdotal antiguo.

Pregunta: ¿Cuáles serían las razones más convincentes en cuanto a que el Diablo no existe, a pesar de tantos siglos de creencias y temores de la humanidad terrena?
Ramatís: Es de lo más simple y sencillo que Dios, en Su Infinita Bondad, no crearía al Diablo, un ente absolutamente perverso, cuya finalidad sería atormentar a su hijos. Cualquiera que haya comprendido el mecanismo de la evolución, entiende la imposibilidad lógica, pues la criatura no fue creada para que se rebele contra su Creador, a punto de enfrentarlo y desafiarlo abiertamente.

Pregunta: Nos cuenta la historia religiosa, que Dios creó un ángel llamado Lucifer, quien más tarde se rebeló contra el Creador, causa por la cual fue arrojado a las profundidades del Infierno. Por eso se transformó en un ser diabólico y abominable, para tormento de la humanidad. ¿Qué hay de cierto?
Ramatís: La historia o más propiamente el simbolismo en aquellos tiempos, para nuestra cultura actual peca por la base, al desmentir la Infinita Sabiduría de Dios. El creó un ángel perfecto que, posteriormente, involucionó, envilecido eternamente, transformándose en una criatura teratológica, perversa y defectuosa que contraría plenamente la obra divina. Es evidente que el ángel Lucifer, como una parte de la Creación Divina, poseía y posee en sí las cualidades de su creador, lo cual le aseguraría la perfección suprema. Jamás podría retroceder hasta las conductas primitivas y egoístas, pues el rayo del Sol no se afecta por la polución de la atmósfera terráquea sino que calienta, ilumina y da vida al planeta. Si el "Ángel de Luz" existiera, sería una paradoja, además de la negación, a la Suprema Perfección Creadora, pues admitiría tamañas fallas en sus procesos creativos. Mientras tanto, en las fases primarias de evolución de los mundos siempre hay polaridades, como ley fundamental: claro y oscuro; bien y mal; amor y odio; sombra y luz; que se refiere a los espíritus imperfectos en su escala ascensional, de lo menor hacia lo mayor, infinito y eterno.

Pregunta: Aseguran otros entendidos, que Dios no puede dominar al Diablo, por eso se mueve con plena libertad en el Universo, luchando para alcanzar el gobierno universal sobre todos los seres.
Ramatís: Considerando esa posibilidad: que Dios no haya podido dominar al Diablo, en su intervención negativa y malhechora en la administración del Cosmos, se concluye que Dios no dispone de Poder Infinito, por lo tanto, al faltarle ese atributo esencial, dejaría de existir. En consecuencia, debe aumentar nuestra preocupación respecto de los destinos de ese ente espiritual, pues o el Creador no existe o es de la misma especie de Satán y no tendría sentido dentro del Universo, lo que contradice nuestra sensible experiencia; además, el Demonio es la proyección de los instintos animales humanos, en los campos trascendentales de la evolución anímica. Los hombres, durante milenios, practicaron más perversidades en el mundo, que cualquier Diablo malintencionado. No hay duda de que ese legendario y politiquero personaje de la "escatología" católica, sólo debe asustar a los religiosos infantilizados o bestializados por sus conciencias culpables.

Pregunta: ¿Queréis decir que la presencia sistemática y legendaria del Diablo actuando en el mundo, no pasa de ser un mito superado por los pecados y perversidades de la misma humanidad?
Ramatís: Sin duda, Satanás se vuelve una figura cada vez más ridícula y anacrónica, al no sobrepasar el maquiavelismo del hombre, que lo venció largamente en maldad, hipocresía, codicia, venganza, lujuria, avaricia y deshonestidad. Examinando la historia de la humanidad, se comprueba que el Diablo fue derrotado por la falta de creatividad en la práctica de las crueldades inéditas, completamente incapaz de superar a los humanos en sus recursos de perversidad. Conforme hemos dicho en otros lugares, la vieja fórmula de cocinar a los pecadores en calderos de agua y aceite hirviendo, fuera de algunas variaciones primarias de asarlos en condiciones inimaginables, no sólo revela una tortura rutinaria, como lo demuestra su incapacidad diabólica, sino que es inoperante y en franca extinción en el futuro organigrama sideral.
Todo este aparato diabólico inventado, en nada ha impedido que la humanidad empleara tecnología científica en las guerras y las dictaduras, ni tampoco que religiosos impulsados por sus ambiciones, rindieran un verdadero culto al poder del César y sacrificaran la ventura armoniosa que les ofrece el mundo Divino.

Pregunta: Acepto vuestras consideraciones respecto de la inofensividad del Diablo, superado por las torpezas humanas, pero ¿por qué muchos intelectos desarrollados y hasta de mentalidad científica poco común, aprecian seriamente como veraz la leyenda satánica?
Ramatís: Los intelectos bien desarrollados de la tierra pueden ser criaturas analfabetas en cuanto al entendimiento de la vida espiritual superior. Aunque sean criaturas que dominan los conocimientos del mundo y cultivan una erudición volcada a los fenómenos de la existencia física, no obstante, son muy elementales respecto de la realidad en el trato con los valores de la Vida Inmortal. Hay criaturas que creen en la pluralidad de los mundos habitados, confiando tan sólo en la afirmación de Jesús, cuando aseguró en el Evangelio: "En la Casa de Mi Padre, hay muchas moradas". Grandes cerebros en el campo de la filosofía, psicología y ciencia en general, sin embargo, a pesar de su capacidad cultural y científica, no sólo no aceptan esa posibilidad lógica sino que incluso se oponen a las doctrinas místicas y ridiculizan a los creyentes de tal hipótesis, suponiéndolos ingenuos. De igual forma, los hombres aún creen en un paraíso de violines y arpas anacrónicas, en un cielo de nubes acolchadas y gases espumosos, bajo la regencia de un viejito bondadoso y sabio, según la leyenda generatriz de Adán y Eva, única pareja responsable por la población de la tierra, incluyendo negros, amarillos, rojos y blancos. En consecuencia, desprecian los principios inmutables de la genética, a pesar de sólo haber tenido tres hijos, Caín, Abel y Seth, como admite la leyenda. Elías, arrebatado hacia el cielo en un carro de fuego; o el profeta Habacuc, ascendiendo tomado de los cabellos. Dios hecho carne en Cristo, nacido por obra del "Espíritu Santo"; o el ascenso de Jesús y María, en cuerpo y alma, hacia el cielo."
Estas criaturas, en realidad, presentan sólo el brillo que les da el barniz de la cultura humana, pero en la intimidad son almas primarias movidas por el instinto perturbado en busca de los placeres inmediatos, que mal pueden esconder en las manipulaciones sociales indignas e hipócritas.

Pregunta: También es cierto que esos hombres cultos, paradójicamente, además de creer, le temen al Diablo. ¿Cuál es vuestra reflexión?
Ramatís: Reiteramos que, a pesar de esa creencia y temor infantil a Satán, que atormenta el alma de esos creyentes temerosos, pero apegados al inmediatismo de los placeres de la vida, se vengan de sus contrincantes políticos y religiosos, sobornan a los representantes de la Ley en las transacciones fraudulentas, arrojan anualmente en el mercado de la prostitución a jóvenes ingenuas e indefensas, ilusionadas con falsas promesas, consumen su salud en los líquidos corrosivos como el whisky y otros licores, se apoderan legalmente de las fortunas de los desprevenidos, invierten los valores sanos de la moral humana y se enriquecen con los bienes públicos, protegidos por las tontas inmunidades del mundo. Por eso, las criaturas que se asustan ante la posibilidad de que se les presente el Diablo, con aspecto siniestro, son personas que, durante las hecatombes bélicas, campaña de odios políticos o luchas fratricidas entre los descendientes de un mismo país, practican dolorosas torturas, ante las cuales, las empleadas por el hipotético Diablo serían un pálido reflejo. Bajo los ojos de un psiquiatra, esos seres son psicópatas, pero en la gran escala evolutiva son almas primarias o estacionadas en el epicureismo , inamovibles en su posición de sabiduría hipócrita. No es difícil de entender que esos hombres crean en la existencia del Diablo, pues transfieren a esa criatura diabólica, sus estados de ánimo y Satán les representa, en realidad, su propia alma con toda la hediondez primitiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario