miércoles, 30 de septiembre de 2009

Bendiciones y Simpatías I


Pregunta: Las bendiciones tradicionales, ¿producen efectos positivos en los pacientes?
Ramatís: Si confiáis en el poder del bien, es natural que confiéis en la bendición, pues ésta, es un medio de practicarla. Están aquellos que maldicen, los que bendicen. Es tan funesto desear el mal, como es beneficioso desear y practicar el bien, por lo tanto, el que bendice es una persona, que por momentos, abdica de sus intereses y de sí mismo, a fin de movilizar fuerzas en favor de otros. Por lo expuesto, descreer sobre la eficacia de las bendiciones, es lo mismo que negar la positividad del bien.

Pregunta: ¿La bendición es un acto de magia?
Ramatís: Conforme dice el diccionario, "magia, es la ciencia o arte de emplear conscientemente los poderes invisibles para obtener efectos visibles". La voluntad, el amor y la imaginación son poderes mágicos que todos poseen y quien los desenvuelve conscientemente es un mago.En consecuencia, el que bendice o hace simpatías, responsos, exorcismos o pases, es la persona que pone en movimiento los poderes invisibles para conseguir resultados positivos en el mundo material. Y, como tales poderes los aplique para el bien, es una persona que practica magia blanca, y en la presente época, poco importa que no utilice los elementos de la magia tradicional. En realidad, es un mago popular que practica su magia por doquier para fines de menor importancia. La bendición, por "lo tanto, es un acto de magia teúrgica, porque es un arte para hacer milagros.

Pregunta: ¿Cómo se produce el efecto benéfico en las tradicionales bendiciones sobre el "quebranto" en las criaturas?
Ramatís: Las personas que curan por medio de bendiciones u oraciones son verdaderos transformadores vivos, pues disuelven los fluidos provocado por el "mal de ojo" o por la proyección mental a la distancia, que maléficamente se incrusta en el aura de los niños o personas adultas. Esas personas con ese "don" cura¬tivo se ajustan al concepto dinámico, recomendado por Jesús: "Quien tuviera fe como el tamaño de un grano de mostaza, transporta las montañas."En base a la maldad que aún predomina en el mundo primario de la fiera por causa del entrechoque de los sentimientos de rabia, odio, celos, perversidad y orgullo, él que bendice o cura por ese medio, es como un "oasis", en medio del candente desierto del sufrimiento humano. Esas personas, curan quebrantos, los bichos en los animales, alivian epilépticos, mal de ojo, aplacan la proliferación de los gusanos, rezan u oran para descubrir el paradero de aves y animales perdidos, defuman residencias hechizadas, limpian el aura de las personas contaminadas con los malos fluidos, reducen eczemas rebeldes, eliminan verrugas y apartan el mal que provoca la envidia. Más vale que abundaran sobre la tierra, las viejas negras con sus gajitos de ruda, plagadas de creencias y supersticiones, que invocan a "Nuestro Señor Jesús Cristo" para curar al prójimo y liberarlo de los fluidos dañinos, antes que un Alejandro, César, Gengis Khan, Napoleón, Hitler y todos los comandos militares y terroristas del mundo, masacrando cuerpos sanos y jóvenes. Es preferible, mil veces al inofensivo bendecidor o curandero, humilde y hasta analfabeto, que ayuda al desventurado a vivir, que preferir al científico, al líder político o al general que destruyen a las juventudes del mundo bajo el flagelo hediondo de la guerra. Felices de aquellos que se dedican al curanderismo o bendiciones supersticiosas que ayudan a los pobres atribulados, antes de subordinarse al genio científico, que con solo apretar un botón electrónico licúan a millares de personas bajo el fuego desintegrador de la bomba atómica.

Pregunta: Sin embargo, Dios creó el mundo y al hombre bajo el determinismo de perfecciones espiritualmente, ¿por qué entonces, la necesidad de incrementar los recursos de la medicina y de los curanderos, cuando se podría establecer un orden de vida humana, que podría prescindir de tales cosas?
Ramatís: Sin duda alguna, que Dios creó el mundo, al hombre y disciplinó las manifestaciones de la vida del espíritu en la carne a fin de consolidar las conciencias individuales y conducirlas a la felicidad eterna. Por eso, el hombre es una conciencia individual ligada por el hilo del espíritu a las diversas personalidades humanas, que constituyen una especie de collar o cadena viva que lo vincula a la vivencia del cielo.Pero, el hombre, en vez de seguir las inspiraciones superiores en su perfeccionamiento espiritual, para vivir existencias sanas y conforme a las leyes del Señor, se desvió del rumbo ascendente y caminó por los atajos, desperdiciando su precioso tiempo, equivo¬cando el camino principal. El hombre artificializó su existencia e intentó realizar prematuramente lo que todavía exigía un tiempo prudencial. El advenimiento de la razón humana lo transformó en un ser insaciable y refino las exigencias naturales del cuerpo hasta transformarlas en placeres, en especial, el proceso técnico de la continuidad de la especie y sobre los fenómenos comunes de la alimentación, impuso sus concepciones inoportunas.A medida que el hombre se artificializó o civilizó, también perdió el sentido sabio y recto que lo orientaba en el provechoso camino de la vida. Entonces, se perturba ante la incapacidad de sanar sus enfermedades, provocadas por las anomalías cotidianas. Llega a sobrepasar la inferioridad de los animales salvajes, sanos y de piel lúcida, que aun saben proveerse de sus necesidades orgánicas, buscando la planta medicinal para curar sus perturbaciones en su lucha por la sobrevivencia. Los elefantes, en África, viajan durante semanas enteras lejos de sus lugares familiares a fin de conseguir y masticar las hojas de los arbustos terapéuticos contra ciertas epidemias periódicas; las manadas de lobos se desvían de sus cursos normales para ingerir las hierbas que les cura los cólicos digestivos y los perros domésticos, a pesar de la influencia perturbadora del hombre, todavía saben distinguir ciertas gramíneas, curativas de sus males. Algunas aves de gran tamaño, en Oriente, practican periódicamente una especie de lavaje intestinal con el agua de los ríos, a fin de evitar las infecciones de los trópicos.Mientras tanto, ni bien esos animales y aves son apartados y comienzan a vivir en el ambiente viciado del hombre, se desarmonizan en su salud, debido a la alimentación caliente y funesta del civilizado, a base de sal y azúcar. De ahí en más pasan a perturbarse en su sentido instintivo para encontrar el remedio de sus dolores y malestares, en el cuidadoso veterinario. El perro de caza va perdiendo el sentido orientador de su especialidad, a medida que su especie se reproduce en el ambiente civilizado, por lo cual, los cazadores acostumbran periódicamente a entrenarlos en los campos, a fin de que nuevamente "electricen" o reorienten su faro psíquico.Los hombres de las cavernas, fuertes y taurinos, también sabían buscar instintivamente las hojas y raíces curativas para su males y perturbaciones físicas, provocadas por el medio agresivo de su hábitat. Pero, a medida que fueron conformándose en familias, tribus, pueblos y naciones, el desenvolvimiento y adquisición del intelecto buscado en la frialdad de sus raciocinios, les debilitó la índole natural del instinto animal. De esa forma fue desenvolviendo apetitos anómalos, conformando su vivir con exigencias y prácticas inadecuadas, a través de los fenómenos comunes de la procreación y nutrición, pervirtiendo el olfato y el paladar, al punto de ingerir alimentos repulsivos como si fueran manjares de los dioses. Los maestros en gastronomía, al igual que las modistas, se esmeran en la confección para presentar hermosos platos de bellos colores, en los cuales disfrazan los asados y los cocidos de las partículas orgánicas más nauseabundas del cerdo, buey, carnero, de las aves, de los reptiles y peces, embebidos en la salsa mórbida. Las hortalizas, las legumbres y los vegetales, saturados de vitaminas y minerales tan necesarios para el organismo humano, al igual que las sazonadas frutas, son subestimadas en los festines carnívoros, programados para satisfacer al intelecto refinado del hombre moderno.

Pregunta: ¿Por qué los bendecidores o comúnmente llamados "curanderos" son personas, casi siempre pobres, incultas, supersticiosas y algunos, analfabetos?
Ramatís: Ellos pueden ser incultos, analfabetos y supersticiosos con sus creencias exóticas, pero luchan con las fuerzas ocul¬tas en la misma igualdad de condiciones con que los radiólogos manejan los rayos de "Roentgen" para sacar las placas radiográficas o al médico especializado que estudia y aplica el ultrasonido, la electroterapia o el rayo ultravioleta. Mientras las energías proyectadas por los aparatos de la ciencia médica alcanzan la estructura física o atómica molecular, las fuerzas puestas en movimiento por los curanderos o bendecidores accionan íntimamente en el psiquismo del hombre.La cura practicada por el curandero es una proyección etéreo astral impregnada con la sustancia mental y emotiva de su persona, que activa el campo energético deteriorado o perturbado del paciente. Los médicos, o curanderos "oficiales", usan la electroterapia y proyectan ondas para desintegrar quistes, tumores o excrescencias virulentas, como así también, eliminan las sustancias enfermizas que forman la sinusitis y otras consecuencias anómalas. Sin embargo, ellos fracasan en lo que respecta a eliminar el "tóxico psíquico" adherido al periespíritu del enfermo, cuya faja vibratoria trasciende las ondas de interferencia proyectada por los aparatos materiales y que sólo es accesible a las personas dotadas de facultades mediúmnicas.Los bendecidores o curanderos, a pesar de ser incultos, accionan exclusivamente por el sentimiento caritativo de servir, encuadrándose en la simplicidad que es propia de las criaturas que siguen las enseñanzas del generoso Maestro Jesús. Su fe y buena voluntad los transforma en usinas de fuerzas catalizadas del mundo oculto, las que penetran en la zona psicofísica de los enfermos y desintegran los finidos dañinos que se adhieren al periespíritu por causa de los sentimientos de envidia, celos, venganza o maledicencia. Mientras los aparatos de electroterapia del mundo material accionan únicamente en el organismo físico, las cargas magnetovivas, que aporta el curador, penetran profundamente en la intimidad astralina del enfermo removiéndole la causa que provoca su enfermedad.Si los curanderos o bendecidores fueran personas eruditas o científicas no tardarían en fracasar, perturbados por la especulación académica y la frialdad del intelecto humano. Además, muchos científicos, se parecen al electricista obstinado, que juzga ser más importante la lamparilla, que la fuerza proveniente de la usina eléctrica. Como el éxito de la cura depende mucho de la fe y del sentimiento amoroso del curandero,.en vez de aplicar la especulación científica, lo hace mucho mejor siendo un inculto e ingenuo, que sirve al prójimo sin interponer academismos de ninguna especie. El intelecto del hombre actual, todavía es la resultante de un desenvolvimiento artificial plagado de equívocos y frustraciones; el científico moderno, sin lugar a dudas, es un incuestionable producto de laboratorio y presionado por el vicio de negar a priori los principios espirituales y superiores de la vida humana. Nos recuerda, por veces, al ciego que juzga estar caminando seguro por las calles del mundo, pero sólo ve las cosas por los ojos del animal que lo guía. Es un condicionado al aforismo de que el "espíritu no existe" y que son supersticiones tontas y "anticientíficas". En base a ese desenvolvimiento de "no creencia", el científico investiga lo imponderable a través de las fórmulas negativas y consagradas por los científicos que los precedieron, los que, a su vez, heredaron sus conocimientos de otros científicos excépticos.El curandero no puede ser un científico, pues si lo fuera, jamás aceptaría curar personas que dijeran temer el "mal de ojo", hechizamiento o cualquier mal provocado por la envidia y los celos. El poeta, que se extasía delante de un paisaje maravilloso, quedaría seriamente perturbado, si el científico le probara que ese hermoso paisaje, es el efecto de la reflexión solar, que incide sobre la colorida naturaleza. Entonces, ese poeta, también dejaría de componer sobre la belleza y fragancia de la rosa, ante la perfidia del profesional botánico, que puede demostrarle la matemática atómica de la flor, la composición química del color y la técnica constructiva de la nervadura vegetal, que nada tiene de poesía, pero sí mucho de ciencia.

Pregunta: ¿De qué forma la cura practicada por el curandero, acciona sobre las personas enfermas?
Ramatís: El curador proyecta sobre el paciente un haz de fuerzas en una frecuencia vibratoria dinamizada por su condición amorosa de curar. Todos nosotros, estamos impregnados de fuerzas curativas y podríamos realizar verdaderos milagros, así como las vertientes y cascadas son fuentes de energías, que sabiamente aprovechadas podrían iluminar al mundo. Desde que supiéramos accionar y disciplinar las energías que nos rodean, podríamos producir hechos, que el buen sentido tildaría de milagrosos. Los curanderos hacen convergir en un solo haz las energías que fluctúan en el ambiente donde ellos trabajan y luego, las proyectan sobre los enfermos, cuyo éxito de cura, depende de la mayor o menor receptividad psíquica de los mismos.

Pregunta: Todos los curanderos o personas que saben hacer exorcismos y responsos, ¿son espíritus primitivos y encarnados con esa función poco común?
Ramatís: Esos curadores, en general, son descendientes de familias modestas, sin grandes eventos ancestrales, puesto que es necesario que ejerzan esa función beneficiosa en el mundo, bajo el ilimitado espíritu de confraternización y sin preconceptos que deterioran. Por eso, generalmente, son humildes y desde muy niños se ajustan a los imperativos de la vida, que sólo les exige trabajo luchas y hasta desengaños, a fin de acondicionarlas a las tareas, que en el futuro ha de exigirles el máximo de buena voluntad, estoicismo y desprendimiento.Sin embargo, no todos los bendecidores o curanderos son primarios, pues algunos son oriundos de una elevada estirpe espiritual, mientras que otros fueron famosas personalidades del mundo.

Pregunta: ¿Podríais explicar mejor ese aspecto?
Ramatís: El espíritu se encarna en la tierra para corregir sus deficiencias espirituales, sucedidas en el pasado, como también debe desenvolver las virtudes que le compensen los equívocos de otrora. Por eso, el potentado de antes puede retornar a la carne para desempeñar la modesta función de recolector de residuos o vivir toda una existencia en condición de enfermos, por cuyo motivo, depende de la generosidad ajena, y que inevitablemente lo induce a meditar sobre el bendecido sentimiento de la fraternidad humana. El médico presuntuoso, que después de tener su diploma académico se vuelve frío y egoísta, algo parecido a un computador electrónico, que lucha con los números y no con seres humanos, entonces puede renacer en la figura de un mestizo analfabeto o como un pobre negro, a fin de recuperar el tiempo perdido por la antigua dureza de corazón, atendiendo en el presente, el servicio humilde y hasta ridículo de curandero. Siendo una especie de condensador vivo de los malos fluidos ajenos, como una especie de imán, que extrae las suciedades del .prójimo, el hombre orgulloso del pasado, tiene la oportunidad de purificar su vestidura periespiritual con la sencilla práctica de "curandero". Así como el filtro de piedra purifica la sucia agua, el curar, sublima y mejora la cualidad psíquica del ser.De ahí, que la persona, primero despierta en sí misma la fe, que subestimó en el pasado por exceso de cientificismo o vanidad, aceptando la posición de hombre humilde, que el destino inflexible le impone desde muy niño, desviándole las oportunidades de cultura y prestigio humano, a fin de atender a los enfermos del alma. Guando fue científico, confiaba únicamente en el academismo del mundo, y sólo sabía regirse por las "leyes de física"; curandero, después, desenvuelve provechosamente la fe por las curas que realiza, pasando a vivir, exclusivamente por las "leyes del corazón".

Pregunta: ¿Qué nos podéis decir del mal, como del bien efectuado por medio de palabras o especie de articulaciones mántricas?
Ramatís: Lo enunciado por vosotros, más bien se debe a una derivación de la magia aplicada, sin necesidad de ritos o conocimientos iniciáticos; es una especie de curanderismo mágico popular. La magia es el arte y la ciencia de emplear consciente¬mente los poderes invisibles para obtener efectos visibles. La voluntad, el amor y la imaginación son poderes mágicos que todo el mundo tiene, pues aquel que sabe desenvolverlos y emplearlos conscientemente, es un mago. Quien los aplica con fines benéficos practica la magia blanca y quien los utiliza para el mal, practica la magia negra. La Magia Alta pone en movimiento el poder supremo del espíritu, mientras que la hechicería y la baja magia emplean los poderes psíquicos o las fuerzas astrales del mundo inferior.En consecuencia, las personas que hacen ese tipo de curas, responsos, o quiebran los males de la brujería, practican la magia a su gusto. Esas personas pueden ser espíritus primitivos, cumpliendo una función terapéutica por fuerza de su vitalidad o tradición de familia, pero también pueden ser famosos esculapios o científicos, que abusaron de su capacidad y se entorpecieron en el orgullo de la exaltación personal.

(Ramatis)

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