martes, 22 de septiembre de 2009

Triangulo Amoroso


El eminiente escritor y conferenciante espírita Richard Simonetti responde a una entrevista, bajo la óptica espírita sobre el triangulo amoroso.


1 – Teniendo una relación amorosa con un hombre casado, que corresponde a mis sentimientos. ¿Habrá algún mal en darnos al amor, armonizándonos como marido y mujer?

Eso es invasión de cosecha ajena. La armonización debe ocurrir entre marido y mujer, en un hogar hoy perturbado, probablemente, por culpa de esa unión extraconyugal. La comunión afectiva que usted pretende se sitúa como desvío de compromiso para él. Sería conveniente buscar la armonía consigo misma, superando fantasías inspiradas por la pasión y explotadas por Espíritus mal intencionados.


2 – ¿Y la idea de que nada ocurre por casualidad? ¿No habría ahí una programación espiritual?Realmente, todo lo que ocurre tiene un origen, no es ocasional. Las experiencias extraconyugales, por ejemplo, son fruto de impulsos pasionales propios da animalidad humana. Pueden, si, atender a una programación espiritual, aquella elaborada por Espíritus obsesores que desean perturbar los hogares humanos.

3 – Fui informada por un médium de que tenemos una unión muy fuerte de vidas pasadas.¿Médium o embustero?

La experiencia acostumbra a demostrar que esas uniones muy fuertes guardan origen en la sensualidad del presente, sin ningún vínculo con compromisos del pasado.


4 – ¿Pero no tenemos todos el derecho de ser felices junto al ser amado?

Si, sin duda, desde que no atropellemos a nadie en ese propósito. Póngase en el lugar de la esposa. ¿Cómo se sentiría viendo a su marido dejándola por otra mujer?


5 – ¿Entonces nadie debería casarse en segundas nupcias?

Los ex-cónyuges pueden rehacer su vida en el terreno afectivo, buscando una nueva experiencia cuando acaba el casamiento en virtud de desentendimientos insuperables, nacidos, como enseñaba Jesús, de la dureza del corazón humano. Es diferente de la separación por influencia de alguien que se envolvió con uno de ellos.


6 – ¿Y cómo quedo, si él es todo lo que quiero en esta vida?

En favor de nuestra felicidad, no debemos reducir nuestros deseos y aspiraciones a la consumación de una unión afectiva. Hay asuntos mucho más importantes. Nuestra realización como hijos de Dios, por ejemplo, por el esfuerzo incesante de aprendizaje y, sobre todo, el perfeccionamiento moral, buscando hacer al prójimo el bien que deseamos para nosotros, como enseña Jesús. Eso implica no hacer al semejante lo que no queremos que hagan contra nosotros. Por ejemplo: destruir un hogar.


7 – ¿Debo renunciar?

Renuncia quiere decir desistir de un derecho. Su caso es diferente. Configura mero deber. El deber de respetar una familia, evitando ser responsable de su disolución, con lo que asumirá débitos kármicos que pesarán en su biografía espiritual, con penosas repercusiones en su futuro.


8 – ¿Y si forma parte del karma de la esposa ver a su marido dejarla por otra?¿Y usted seria el instrumento de Dios en ese propósito?

No se engañe. La justicia divina no necesita del concurso humano para cumplirse y nadie nace con el karma de ser traicionado. Por eso los que intentan situaciones de esa naturaleza, son instrumentos sí, pero del insidioso demonio que mora en el corazón humano: el egoísmo.

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