Se denomina "ectoplasma" a la sustancia de color blanquecino y origen y composición desconocidos, que es segregada por un médium en estado de trance o alteración de conciencia.
Es un fenómeno que va unido irremisiblemente a las prácticas espiritistas, ya que las figuras y rostros formados por dicha sustancia pertenecen casi siempre a la representación física de personas fallecidas con anterioridad. Posiblemente el caso más sonado a este nivel fue el de la médium Marthe Beraud, quien, estando en estado de trance, materializaba en ectoplasma que brotaba de sus orejas, increíbles figuras planas de un realismo sorprendente.
El ectoplasma, por lo general, desaparece instantes después de finalizar el trance mediúmnico, por lo que resulta imposible analizarlo en laboratorio.
Algo parecido, pero mucho más espectacular por sus características de tamaño y movilidad, es el fenómeno de la fantasmogénesis. En estos casos, las imágenes gestadas por los médiums pueden llegar a ser de cuerpo entero y poder incluso moverse por el recinto en el que se da la experiencia. El caso más célebre de esta fenomenología fue, sin duda, la médium Florence Cook.
Estudiada concienzudamente por el investigador William Crookes, esta mujer lograba en estado de trance materializar el fantasma de Katie King; y lo hacía con todo lujo de detalles: el fantasma se presentaba de cuerpo entero y se paseaba por la habitación, en medio de los testigos presentes, sin ningún pudor por ser fotografiada mientras duraba la sesión.
Hubo entonces, con este caso, y habrá siempre con otros, hasta que no puedan ser sometidos a las leyes científicas, una gran polémica con estos dos fenómenos. Se ha tachado a sus practicantes y defensores de farsantes y embusteros, pero las fotos están ahí, al igual que los testimonios de prestigiosos investigadores de distintas épocas. Démosles al menos el beneficio de la duda y el respeto.
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