lunes, 22 de diciembre de 2008

Imagine una casa Espirita


Imagine una Casa para trabajar, donde la confianza fue sustituida por la Esperanza.
Donde todos creen que la Casa también es de ellos.
Donde controlamos la forma de hacer y no a las personas, ya que cada una de ellas se preocupa en vigilarse.
Donde encaramos los problemas como oportunidades, y los enfrentamos procurando descubrir lo que está errado, y no quién está errado, o quién es el culpable.
Donde medimos el resultado, en vez de las personas, y definimos procedimientos, en vez de autoridades.
Donde preguntamos: “¿Cómo puedo ayudarlo?”, en lugar de decir: “Esto no es parte de mi trabajo”.
Imagine una Casa donde trabajamos juntos, como un equipo, para que seamos cada vez mejores, no por el simple hecho de ser mejores que los otros, sino para servir mejor.
Donde buscamos una respuesta para cada problema, en vez de ver un problema en cada respuesta.
Donde el único error es repetir un error y la única verdadera falla es no intentar.
Imagine una Casa donde los dirigentes son compañeros, amigos, en vez de simples jefes.
Donde tenemos disciplina en los trabajos, en vez de disciplinar personas, ya que cada uno ya está preocupado con su propia disciplina.
Donde el significado de la palabra responsabilidad está vinculado a un deseo de contribuir, y no a una obligación impuesta por otra persona.
Al final de cuentas, el trabajo es de Jesús.
Imagine un ambiente construido sobre una base de confianza y respeto. Donde las ideas son bienvenidas, aunque no necesariamente implementadas, y las personas son valoradas por su contribución, preocupándose sobre su adelanto constante, atendiendo a la receta: “Amaos e instruíos”.
Imagine una Casa donde las personas dicen: “Puede ser difícil, pero es posible”, en lugar de: “Puede ser difícil, pero es mucho más difícil”.
Imagine una Casa donde el miedo de ser franco, leal y honesto fue sustituido por un ambiente de franqueza sin miedo, de sinceridad sin rudeza.
Imagine, imagine y ¡¡¡¡crea!!!!
¿Usted puede imaginar? Puede ayudar a construir una casa así.
Nosotros, creemos, y lo invitamos a materializar este sueño en su Casa Espírita.

(Texto anónimo, difundido por la Sociedad Espírita Joanna de Angelis de Lima, Perú.)

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