miércoles, 17 de diciembre de 2008

Influencias Espirituales


La afirmación dada por los Espíritus a Allan Kardec demuestra que, en la mayoría de las ocasiones, todos nosotros -encarnados- podemos estar actuando bajo la influencia de entidades espirituales, que por afinidad se acercan de acuerdo con nuestro modo de pensar y de ser, o en cuyos niveles vibratorios respiramos. Esto no debe causarnos admiración, pues si analizamos el asunto bajo el aspecto puramente terrestre llegaremos a la conclusión de que vivimos en permanente sintonía con las personas que nos rodean, sean familiares o no, de las cuales recibimos influencias a través de las ideas que exteriorizan, de los ejemplos que nos dan y también la influencia que ejercemos con nuestra personalidad y puntos de vista. Sucede que cuando no conseguimos ejercer influencia sobre alguien que convive con nosotros y deseamos esté bajo nuestro esfera personal, intentamos por todos los medios convencerlo con argumentos persuasivos de variada intensidad, a fin de alcanzar nuestro propósito. Lo mismo ocurre con los habitantes del mundo espiritual, siendo ellos los seres humanos desencarnados, quienes, pese haber dejado su envoltura carnal, continúan conservando su manera de pensar y las características de su personalidad. Así, vamos a encontrar desde la actuación benéfica de Benefactores y Amigos Espirituales, que buscan encaminarnos para el bien, hasta, los familiares que, venciendo la otra vida o el más allá, desean continuar influenciando a los miembros de su clan familiar, sea con buenas o malas intensiones, o nos encontramos con aquellos otros a quienes perjudicamos con actos de mayor o menor gravedad, en esta o en anteriores reencarnaciones, y que nos procuran, en el tiempo y en el espacio, para cobrar la deuda que con ellos adquirimos. A su vez, los que están en el plano extrafísico también son objeto de las mismas influencias, que parten de la mente de encarnados que compartieron el mismo modo de pensar, o que provienen de los planos superiores, y, aunque se encuentren en mediana o inferior evolución, la acción por desafectos, hace que los seres se busquen intensamente por el pensamiento, en recíproca comunión de vibraciones y sentimientos constantes. Ese intercambio es continuo y corresponde a cada individuo escoger y optar por la onda mental con la que se sintonizará. Por consiguiente, la respuesta de los Espíritus a Kardec nos da una noción exacta del intercambio existente entre los seres humanos, sea él inconsciente o no, pero, de todas maneras, real y constante.

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